Eurocopa 2020
“El gol de Van Basten marcó un antes y un después para toda una generación”
Miguel L. Pereira repasa en el libro «Sueños de la Euro» la historia del torneo, sus momentos icónicos, y ninguno lo es más que los goles de Panenka y de Van Basten
La volea de Van Basten en la final de la Eurocopa’88 marcó a toda una generación. «Es de los momentos más bonitos de la historia del fútbol en general, no de las Eurocopas, porque es algo que te reta a hacer lo imposible. Es el gesto que permite que la Eurocopa deje de ser una competición para ser algo más, para tener ese puntito especial de arte que la gente estaba acostumbrada a ver en los Mundiales con los regates de Pelé, de Garrincha, con los giros de Cruyff, con los eslálones de Maradona. A la Eurocopa todavía le quedaba ese momento del que puedes hacer una pintura y colgarla en un museo», explica Miguel L. Pereira (Oporto, 1984) el autor de «Sueños de la Euro» (Panenka), el primer libro que repasa la historia del torneo continental. «Ese momento ha marcado un antes y un después y toda mi generación, los nacidos en los 80, lo hemos intentado imitar en la calle, malamente por supuesto. A lo largo de los años se nos ha quedado en la memoria», añade.
Es el momento que hace que todo el mundo gire la cabeza hacia ese torneo que nació tarde y con problemas. «El gran problema que ha tenido la Eurocopa ha sido de imagen, porque hasta los años 80 era un torneo en el que participaban cuatro equipos, una final four. Era un torneo que incluso a los mismos jugadores no les generaba la misma ilusión que un Mundial. Era consecuencia de haber empezado tan tarde [la primera edición se disputó en 1960] y en una época en la que Europa estaba dividida y la logística lo hacía todo mucho más complicado de organizar de lo que se pudo hacer a partir de los 80», asegura Pereira, que además es historiador del fútbol.
En el comienzo fue un torneo muy marcado por la realidad política del continente. «La política siempre ha estado en el fútbol y el fútbol siempre ha estado en la política, ha sido una arma ideológica en muchos países, de validación de regímenes, de entidades que querían utilizar el juego para hacerse más populares de puertas adentro y de puertas afuera y las primeras ediciones han estado muy marcadas por eso», explica el autor de «Sueños de la Euro».
España lo sufrió cuando Franco impidió que fuera a jugar a Rusia. Y dejó a Di Stéfano sin la posibilidad de ser campeón de Europa de selecciones. «Podía haber sido su momento porque estaba en la cúspide».
A Di Stéfano le robaron su momento. Cruyff pudo haber tenido el suyo, pero lo dejó pasar. «Cruyff es el gran futbolista europeo que no está en la historia de la Eurocopa. Holanda no se clasifica para la del 72 cuando es favorita. El Ajax venía de ganar dos Copas de Europa y el Feyenoord también había ganado una ya. Y el hecho de que no llegue siquiera a la fase final ya nos dice mucho de cómo los holandeses gestionaban esa competición. Y en la Eurocopa del 76 llega ya el peor Cruyff, si es que se puede hablar de que haya un peor Cruyff. Es el de la etapa final del Barcelona, además venía de una lesión. Pero sobre todo el problema de Cruyff es estar en un país donde los vestuarios son un polvorín. El de Holanda en la Eurocopa del 76 estaba que ardía entre jugadores que apenas se hablaban, el seleccionador que estaba a punto de salir y había también un poco de soberbia», relata Miguel L. Pereira en un perfecto español. El mismo idioma en el que escribió el libro después de repasar todos los partidos de la historia de la Eurocopa. «Es hijo del confinamiento», asegura.
En él cuenta la transformación del torneo en 1996, cuando la política dejó paso al márketing. «Internet lo cambió todo», dice. Pero los momentos más icónicos del torneo vienen de antes. Como el gol de Van Basten en la final del 88, o como el de Panenka en la final del 76. «El momento de Panenka es mítico porque lo captan las imágenes. ¿Quién ha sido el primer gambeteador, quién ha sido el primero en hacer una chilena? De esas historias tan bonitas del fútbol de los años 10, 20, 30 incluso, no hay imágenes, solamente hay relatos en periódicos o en publicaciones, te puedes imaginar mil cosas, pero nunca vas a saber el origen. Lo bonito del penalti de Panenka es que nos permitió ver ese momento».
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