Boxeo

Enmanuel Reyes Pla, de refugiado a su primer KO en los Juegos

Huyó de Cuba buscando un futuro mejor en el boxeo. Vivió sin papeles en Rusia y pasó por centros de refugiados en Alemania y en Austria. Su primera víctima, el subcampeón olímpico

Enmanuel Reyes Pla, right, punches Kazakhstan's Vassiliy Levit during their men's heavyweight 91-kg boxing match at the 2020 Summer Olympics, Tuesday, July 27, 2021, in Tokyo, Japan. (AP Photo/Frank Franklin II)
Enmanuel Reyes Pla, right, punches Kazakhstan's Vassiliy Levit during their men's heavyweight 91-kg boxing match at the 2020 Summer Olympics, Tuesday, July 27, 2021, in Tokyo, Japan. (AP Photo/Frank Franklin II)Frank Franklin IIAgencia AP

Enmanuel Reyes Pla huyó de Cuba para buscar un futuro mejor a través del boxeo. Se quedó fuera de la selección olímpica para Río 2016 y pensó que en Europa podría encontrar su camino. En ello está después de noquear a Vasili Levitt, actual subcampeón olímpico y dos veces medalla de bronce en los Mundiales (2017 y 2019) en el segundo asalto. «Hemos venido a arrancar cabezas», dijo tras la victoria.

Reyes ahora compite bajo bandera española y está clasificado para los cuartos de final en la categoría de menos de 91 kilos. Pero el camino no fue sencillo para llegar hasta ahí.

La Coruña, el lugar donde vivían sus tíos, debía ser su destino. Pero primero se marchó a Rusia, el país más sencillo para llegar desde Cuba. Después de un breve paso por Bielorrusia, regresó a Moscú, donde vivió cuatro meses encerrado en un apartamento. No quería arriesgarse a salir porque no tenía papeles. Su tío fue su único apoyo. Estuvo con él esos cuatro meses y se ocupaba de hacer la compra para que Enmanuel no tuviera que arriesgarse. «En ese tiempo, no pude salir del piso. Si me paraba la policía me iban a pedir dinero y si no se lo daba me subirían al coche y me dejarían en una carretera a 20 grados bajo cero para que volviese andando. Ya les había sucedido a otros anteriormente», explicaba en «El Confidencial».

Aquel fue su primer encierro. Después pidió asilo político en Austria, donde se pasó dos meses encerrado en un centro de refugiados. Unas carreras en una pista y un poco de sombra eran el único ejercicio que se podía permitir. Estuvo mucho tiempo sin poder ponerse unos guantes.

Desde Austria pudo pasar a Alemania, pero fue detenido cuando intentaba cruzar a Francia. En Alemania volvió a ingresar en un centro de refugiados, pero en condiciones mucho más estrictas, mucho más parecido a una cárcel que a otra cosa. De nuevo las carreras y la sombra le servían para mantenerse en forma. Lo devolvieron a Austria después de otros dos meses de internamiento. Ya no esperó más para viajar a España. Llegó en avión a Barcelona y, una vez en La Coruña, se puso en contacto con la Federación Española.

Le ayudaron a conseguir la nacionalidad y la consiguió en enero de 2020 por carta de naturaleza, el mismo medio de urgencia por el que el Consejo de Ministros concedió la nacionalidad española a Aymeric Laporte para que pudiera disputar la Eurocopa.

Enmanuel no es ningún aprendiz, tiene ya 28 años, y «llegaba muy hecho de Cuba», dicen de él en los gimnasios de La Coruña. Tenía que haberse ganado su puesto en el preolímpico de Londres del año pasado, pero fue cancelado a la mitad cuando se endurecieron los procotolos contra el Covid en Reino Unido y tuvo que esperar hasta el mes pasado en París para confirmar su presencia en Tokio.

Allí vive un nuevo encierro, del que sólo sale para competir. «Era una parte bonita de los Juegos conocer Japón, pero estamos concentrados para competir», asume. Ahora ve que todo lo que ha pasado empieza a tener sentido. «Todo el mundo tiene su camino duro en la vida. Hemos llegado aquí con sacrificio y esfuerzo y ahora miro para atrás y veo que todo lo que pasé no fue en vano y el objetivo es la medalla de oro», asegura.