El día que Alonso y McLaren “hicieron” campeón a Max Verstappen

Corría septiembre de 2017 cuando McLaren y Fernando Alonso “vendieron” como un tremendo éxito “expulsar” a Honda del equipo inglés debido al pobre rendimiento de sus motores y, a la vez, anunciaron la asociación con Renault para usar sus unidades de potencia. La mejor de las soluciones a corto plazo. Fue una de las condiciones que impuso el piloto asturiano para continuar en el equipo inglés (anunció su retirada meses después) tras encadenar rotundos fracasos deportivos desde 2015. El español dejó Ferrari con la esperanza de que la suma de ambas compañías le diera un coche ganador…pero pronto se convirtió en una pesadilla. Honda y McLaren no se entendieron. El primero llegó con ideas revolucionarias y poca experiencia en la F1 actual y el segundo estaba en plena fase de descomposición, sobre todo, a nivel de ingeniería y finanzas. Aquella tarde, Alonso y McLaren parecían los triunfadores de la jornada por haber conseguido que Honda aceptara su salida del equipo y recayera en Toro Rosso, el equipo B de Red Bull (a priori un equipo inferior y la constatación del fracaso). Alguien en la escudería energética vio el potencial que podía tener Honda y decidió probar con el equipo satélite con la firme intención de escalar al equipo madre un solo año después. Ese era el plan. Y así fue.

En Red Bull supieron adaptarse a Honda, ofrecieron soluciones y, poco a poco, alcanzaron las prestaciones de su anterior suministrador de motores. Cuatro años después de aquello, Honda (y casi la misma gente que trabajó en McLaren) ganó el pasado domingo con Red Bull el título de pilotos de la mano de Max Verstappen. Alonso (ahora en Alpine) y McLaren (que ahora lleva motores Mercedes) siguen hundidos en la clasificación, aunque no tanto como aquellos años. En 2022, los japoneses dicen adiós a la F1 de manera oficial, aunque seguirán manteniendo la estructura con otra denominación y demostrando que, al final, llegaron los resultados.