Entrevista

Iñaki Peciña: “Me planteé seriamente dejarlo”

Con 33 años es novato en un gran torneo con España, pero no nuevo en el balonmano. Disputa la final del Europeo ante Suecia en busca de la tercera corona consecutiva

Iñaki Peciña defiende a Mathias Gidsel, al lado de Gedeón Guardiola, en la semifinal ante Dinamarca
Iñaki Peciña defiende a Mathias Gidsel, al lado de Gedeón Guardiola, en la semifinal ante DinamarcaZsolt SzigetvaryAgencia AP

La trayectoria de Iñaki Peciña (Irún, 33 años) es el resumen de lo que ha sido el balonmano en España en el siglo XXI: de los años «ricos» a la crisis, los impagos, el plantearse incluso el futuro, pero con la perseverancia para continuar, salir al extranjero y poder seguir allí su carrera. Es novato en un gran torneo con los Hispanos, pero no nuevo en esto del balonmano. Y a la primera, a la final del Campeonato de Europa ante Suecia (18:00, La1), a intentar hacer historia con un equipo infinito.

¿Cómo ha sido su recorrido por el balonmano?

Empecé jugando en Irún, di el salto de juveniles a Asobal en la temporada 2006/07, aunque no tuve muchos minutos porque el nivel era altísimo y yo no tenía el nivel ni físico ni de balonmano, con 18 años se me quedaba muy grande; el equipo bajó y estuve en Irún tres temporadas que me vinieron muy bien, porque la División de Honor B en aquel tiempo era una categoría muy fuerte, muy física, y cogí mucha experiencia para poder dar el salto a Asobal.

Y en Asobal...

Estuve en Torrevieja, pasé por San Antonio, en esa desaparición en pleno verano, me tuve que buscar un poco la vida tres días antes de la pretemporada yéndome a Valladolid y, bueno, las cosas no salen siempre como uno quiere por tema de impagos, rendimiento... Era una situación y una época complicadas, y después del segundo año en Valladolid me planteé seriamente no seguir jugando, porque las opciones que tenía tampoco eran una locura y dije, bueno, hasta aquí hemos llegado, igual priorizo los estudios, mi formación académica, cambio de tercio; pero, cosas de la vida, tuve la llamada de César Montes y me dio mucha confianza desde el primer momento, fui a Guadalajara y las cosas salieron bastante bien, éramos un club humilde, hicimos una buena campaña y de ahí pude dar el salto a Villa de Aranda, y luego, poquito a poco, fui otra vez subiendo escalones hasta llegar a Logroño.

Entonces, el gran salto.

A Francia [juega en el Pays d’Aix], que era el objetivo de los últimos años, pero lo veía muy lejos por lo que hemos hablado, la liga francesa iba creciendo y cada vez era más complicado, pero una vez que tuve la oportunidad de jugar en la primera división en Francia ni me lo pensé, yo siempre había querido ir allí, estar una temporada, dar todo, ver lo que pasaba y a pesar de tener 29 años no me hacía más preguntas que demostrar y demostrarme que tengo nivel. Las cosas a partir de ahí fueron muy bien. Me adapté, creo que el juego me beneficiaba porque es un juego más físico, un poco menos táctico, aunque últimamente se está enriqueciendo mucho por la llegada de entrenadores españoles y con jugadores cada vez de más calidad... En la Liga he ido cumpliendo etapas hasta tener la llamada de la selección hace cuatro o cinco temporadas, aunque nunca había disputado un gran torneo, y a partir de ahí ya lo que está pasando. He tenido la suerte de poder venir, estoy teniendo un rol bastante importante y me siento muy cómodo tanto dentro como fuera, y agradezco a todo el mundo que me ha ayudado a que se dé bien. De aquí en adelante no sé lo que va a pasar, nadie sabe, simplemente estar orgulloso de lo que se está consiguiendo.

¿Cuáles han sido las sensaciones desde que empezó el Europeo?

Muy buenas porque me han acogido muy bien, y tengo que estar agradecido a todo el grupo y a todo el cuerpo técnico, y luego muy bien dentro de la pista, me he integrado rápidamente y he estado muy a gusto. Y el punto fundamental para estar contento y que todo fluya es que estamos ganando. El deporte es así, justo e injusto a la vez, a veces con ganar, que es muy complicado, ayuda a todo. Y aquí estamos en la final, tratando de preparar el partido lo mejor posible y con esperanzas de poder llevárnoslo.

¿Haber jugado ya contra Suecia y haberla ganado [en la primera fase, 32-28], es una ventaja o una molestia?

No hay que pensar. Lo mismo que con Dinamarca. No va a ser el mismo partido que en la fase de grupos, ni mucho menos. Lo que sí ha quedado claro es que el grupo más complicado era el nuestro. República Checa nos puso un partido complicadísimo, y estuvo a un gol de eliminar a Suecia, que ahora es finalista con España. Va ser una final muy difícil de principio a fin. No hay que pensar lo que ha pasado antes. Es preparar el partido bien y salir a jugar.

¿Dio en el grupo algo de rabia que Dinamarca “eligió” a España como rival en semifinales?

Viendo el partido de Dinamarca contra Francia hay cosas que no entiendes y dices: “Tampoco es normal”; pero al final las cosas se dan como se dan, el partido contra Francia se les escapa en los últimos minutos, nos tocan a nosotros y sabíamos que iba a ser un partido complicado. Todo el mundo tenía ganas de ganar, no sólo por esto, es que es una semifinal y contra el equipo que te había ganado en el último Mundial y en los Juegos Olímpicos. El cúmulo de cosas hizo que hiciésemos un partido bastante serio.

Son partidos que se suelen decidir por detalles, pero esta vez España fue muy superior, salvo quizá al comienzo con algunos lanzamientos fallados.

No hay que olvidar que ellos tienen a los mejores de mundo en cada puesto. Se fallaron lanzamientos, pero es que estaba Landin, portero del Kiel que lleva diez años en la selección; ellos también tienen mucha efectividad con Hansen, con Gidsel, y lo que teníamos claro es que no teníamos que perder la cara al partido en ningún momento. Sí tuvimos un comienzo más dubitativo, pero en cuanto pusimos a punto la defensa y pudimos hacer goles de contraataque, eso nos hizo llegar al descanso uno abajo. No dejamos de creer, poco a poco fuimos comiendo terreno para llevarnos el partido

¿Cuál es la clave para ser buen defensor?

Una clave es injusto. Para empezar, el ser buen o mal defensor depende de todo el grupo. No hay buen defensor sin una buena defensa colectiva, y viceversa. Intento hacer lo que llevo haciendo estos años, preparar el partido con el equipo de la mejor manera; prepararlo de forma individual intentando analizar un poco qué va a hacer cada jugador en cada momento... Pero también hay jugadores enfrente que hacen lo mismo y preparan los partidos y ven cuáles son tus debilidades.

En defensa tiene buena sintonía con Gedeón, al que ya conocía...

Sí, pero fue hace ya diez años, en la temporada 2011/12. Muy bien, desde el primer momento he estado muy a gusto con él en la pista y fuera ya le conocía, un diez como persona y como jugador. Creo que nos compenetramos bien y tenemos la misma visión del balonmano, de preparar las cosas, del sacrificio, el esfuerzo, los dos estamos muy a gusto el uno con el otro.

¿Por qué se ha adaptado tan rápido al grupo?

Lo primero que hay que poner en valor es que este grupo acoge muy bien a todo el mundo, no ya a nivel humano, también en la pista, y eso ha facilitado mi integración. Es verdad que había venido varias veces, que tenía varios partidos, pero nunca una preparación de una gran cita ni un gran campeonato. Y, bueno, desde el primer día me he notado muy cómodo. Al final estoy un poco a caballo, con poca experiencia aquí, pero tengo 33 años y a la gran mayoría los conozco de categorías inferiores, como pueden ser Figueras, Maqueda o Ángel [Fernández]; con varios he jugado, Gedeón, Ángel, Gonzalo en la júnior; otros jóvenes con los que tengo amistad fuera del campo Kauldi [Odriozola]; con Ian Tarrafeta comparto club... Si te pones a sumar me quedaban dos o tres que apenas conocía de nada.

¿Cómo definiría al grupo?

El grupo es lo que se ve. Es un grupo muy llano, muy sano, muy humilde; a pesar de estar compuesto por los mejores del mundo en muchas posiciones no se lo tiene nada creído, creo que somos gente de perfil bajo y ésa es nuestra fuerza. Ha habido muchos cambios, no sólo de edad, también de puestos, de gente... Se decía: ¿qué va a pasar cuando se vayan los cuatro, cinco o seis grandes jugadores que estaban llevando el peso los últimos años? Hablamos de jugadores históricos que no sólo han marcado el balonmano, sino el deporte, como Julen Aginagalde, Raúl Entrerríos, Viran Morros... Gente que está a un nivel al que muy pocos van a poder llegar. Pero creo que la fuerza del grupo es ésa, que venga quien venga siempre saca rendimiento... Por decirlo así, la fuerza del equipo es la del grupo. Hemos tenido también nuestros más y nuestros menos con el covid y hemos logrado salir adelante. Tras el partido de Rusia vivimos una situación complicada: dos positivos; Antonio [García] que se acababa de lesionar; otros dos o tres tocados, lo normal, porque hay mucha exigencia por su club... Pero al final el equipo ha salido adelante. Nos ha hecho bien la llegada de Dani [Sarmiento] que la gente vuelva de los positivos, tanto Joan Cañellas como Ian Tarrafeta, y el resto ha sabido adaptar su responsabilidad en el campo.