Superación

Berta Tarrida y su forma de sentir el hockey patines

La discapacidad auditiva con la que nació «nunca ha sido un problema con las compañeras y entrenadores» ni para triunfar en el deporte de los patines, donde lo ha ganado todo

Berta Tarrida, durante un partido con su equipo, el Club Patí Voltregà / Foto: Luis Velasco
Berta Tarrida, durante un partido con su equipo, el Club Patí Voltregà / Foto: Luis Velascoiberdrolaiberdrola

No es que Berta Tarrida naciera con unos patines puestos, pero casi, casi. En su localidad, Sant Sadurní, se respira hockey por todos lados, es un deporte con mucha tradición y además su padre, Ton Tarrida, era uno de los protagonistas como jugador de varios equipos de la liga, de ahí que a ella no le costara demasiado seguir sus pasos. «Empecé a patinar a los 4 años de pequeña en el colegio Sant Josep de Sant Sadurní de Anoia. Tengo que darle las gracias a mi padre por darme la oportunidad de coger un stick y una pelota y ahí empezar a jugar a hockey y a disfrutarlo», explica. Lo que comenzó siendo una diversión nunca ha dejado de serlo, pero poco a poco se fue convirtiendo en algo más. En su colegio jugaba en equipos mixtos y con 12 años ya fichó por el Noia, para a los 13, muy precoz, debutar en la máxima categoría, que en ese momento era la liga catalana. «Fue increíble poder jugar contra mis referentes, contra chicas con un altísimo nivel, fue una sensación de miedo al principio por la diferencia de edad y porque no estaba acostumbrada a jugar sólo con chicas, pero tienes que afrontarlo. Cumplí uno de mis sueños al debutar y al seguir muchos más años en la liga donde cada día he aprendido muchas cosas», reconoce. Su deporte creció y se creó la OKLiga, se fue al Club Patí Vilanova, después al Reus y en 2013 fichó por el Club Patí Voltregà, donde sigue después de una trayectoria que le ha llevado a ganar todo lo posible tanto a nivel de clubes como de selecciones: Copas de Europa, Ligas, Copas de la Reina, Europeos, Mundiales... Y aunque «todos los títulos son especiales por la dificultad de conseguirlos», nombra con cariño la primera Copa de Europa, en la que llegaron «a penaltis contra el Manlleu», y el Mundial de Iquique (Chile) con la selección, porque llevaban «muchos años intentando ganar un Mundial» y siempre se quedaban «a las puertas». También recuerda el World Roller Games en Nanjing (China), que conquistó en la primera edición que se celebraban, en 2017.

Berta Tarrida se ha convertido en una referente por muchos motivos. Todo lo que ha conseguido ha sido sin que una discapacidad auditiva se lo impidiera. Simplemente ha sido un obstáculo más a superar, pero nunca tuvo «ningún problema con las compañeras y el entrenador». «Siempre estoy atenta a lo que dicen, si tengo una virtud podríamos decir que es la de tener la cabeza levantada y siempre estar atenta a todo lo que pasa. También es cierto que ellas lo hacen todo muy fácil para que yo pueda estar participando como una más dentro del vestuario, la pista e incluso fuera. Es una cosa de la que nunca he podido quejarme», desvela. Para entender al entrenador o a las compañeras les lee los labios y no quita ojo a lo que pasa. «En los partidos estoy concentrada con todo lo que sucede en la pista. Siempre tengo la cabeza levantada y sé en todo momento lo que ocurre; cuando me deben cambiar por ejemplo me avisan y lo hago rápido. Si el entrenador me debe dar alguna instrucción siempre avisa a la jugadora más cercana a mí y ella me avisa y así nos comunicamos. Todo es muy fácil», cuenta. Hablan el lenguaje del hockey patines.

En el deporte jamás ha «sentido ninguna discriminación» y en la vida ser sorda tampoco le ha «supuesto un problema». «Siempre me han ayudado, me han hecho las cosas muy fáciles y se han adaptado a mí como yo a ellos. Estamos avanzando cada día más y la sociedad también y considero que tiene muy asumido el tema de la deficiencia auditiva», opina. Eso sí, la pandemia, aparte del horror que ha supuesto para todos, para personas como ella ha tenido un añadido: con las mascarillas no podía leer los labios. «Por eso y por otras cosas he vivido uno de los peores años de mi vida», afirma.

Es simplemente una jugadora de hockey, y una de las mejores, para lo que es necesario ser una profesional en el amplio sentido de la palabra. «Hay que ser completa en muchos aspectos tanto físicos como técnicos y la mezcla de ellos es lo que te hace ser buena. Y no olvidar que el tema comida, cuidarse y trabajar mucho es primordial», analiza. A sus 30 años lleva toda una vida sobre ocho ruedas y ha visto como «cada vez se va contando más con el deporte femenino». «Estamos creciendo y nos enorgullece. Hay cosas en las que aún no podemos competir, pero paso a paso se llegará a ese momento», piensa Berta. Sobre todo con ayudas como la de Iberdrola, patrocinador principal de la OkLiga Iberdrola y de la Copa de la Reina Iberdrola de hockey patines y de muchos otros deportes y deportistas. «Las ayudas que ofrece Iberdrola son una buena noticia para visibilizar el deporte femenino, es un gran paso», asegura. Y así acercarse poco a poco a que las mujeres que practican el suyo puedan vivir de ello. «Hoy es imposible al cien por cien», admite Tarrida, que combina la pista con un trabajo a media jornada en un colegio.