Vela

SailGP: “Le ponen alas a un barco, y a volar a 100 kilómetros por hora”

Así es Sail GP, la Fórmula-1 del mar, con catamaranes a 100 kilómetros hora dos metros por encima del agua. La tercera temporada empieza en Bermudas y hay un barco español, el F50 Victoria

El F50 Victoria, barco español que compite en SailGP
El F50 Victoria, barco español que compite en SailGPRicardo Pinto for SailGPRicardo Pinto for SailGP

Los padres de Jordi Xammar venían del mundo de las motos y no querían que su hijo siguiera el camino de la velocidad... «Pero cuando me metieron en la vela los barcos iban a 10 por hora, lo que no se imaginaban es que iban a llegar volar e ir a 100 por hora. Ahora me ve mi padre y me dice que lo de las motos no le hubiera parecido tan mal», cuenta. No se ha equivocado: sí, son 100 km/h porque esto es SailGP. «Es vela, pero no es vela. Uno de sus eslogans es ‘’redefinir la vela’', y es lo que han hecho: han cogido los barcos, les han puesto alas, despegan, se ponen a volar, se ponen a 100 por hora y hacemos carreras con ellos», desvela el regatista español.

Empieza la tercera temporada de lo que se considera la Fórmula-1 del agua: esta vez serán 10 barcos F50, catamaranes de 18 metros de eslora y que pesan casi 3 toneladas impulsados únicamente por el viento. Las velas pueden ser de 18, 24 o 29 metros, en función del aire, y hacen falta unos 40 minutos para montar la embarcación, con la ayuda de una grúa. Por tanto, más que coches, los barcos parecen aviones: «La vela es como un ala de un avión. De tamaño, el formato, el sistema... No es el tejido que tenemos siempre», explica Paula Barceló, otra de las tripulantes. Porque para conseguir llevar el F50 hacen falta seis personas. «Realmente es un barco que va volando por encima del agua», afirma Xammar. «Hay un patrón que es el que conduce [en el caso de España, él mismo]; un trimmer de ala [Florian Trittel] que es el que tiene el mando del gas del barco con el ala; un controlador de vuelo [Diego Botín] que es el que controla las alas que van por debajo del barco; y los grinders [Joel Rodríguez y Joan Cardona, que además es táctico y ahora está lesionado y en la reserva está el australiano Jake Lilley], que son los que le dan la potencia. La sincronización debe ser perfecta, lo que hacemos es conducir un avión, pero uno lleva el volante, otro el gas, otro la altura de vuelo... y haces carreras contras diez aviones más», añade Xammar.

Desde el año pasado se ha añadido la figura obligada de una mujer, en el caso de España Paula Barceló. «Yo voy detrás de Jordi y me encargo de pasar información del campo. Los regatistas podemos leer un poco el viento en el agua, que es algo que suena como un poco extraño, pero es en lo que consiste, predecir un poco los cambios de la presión del viento. Sólo con ver el agua podemos saber si va a venir más de la izquierda, de la derecha, o más fuerte o más flojo, y también ayudar con los cruces de los barcos. Evitar una colisión es importantísimo. Soy como los ojos hacia fuera», describe Paula, y asegura que lo de «volar» no es una metáfora: «Entre uno o dos metros por encima del agua con unos foils. Al elevarte hace que pierdas un poco la sensación de velocidad, pero aún así sabes que cuando vas más arriba la castaña puede ser peor. Es mucha adrenalina, una sensación difícil de encontrar en otro sitio y muy guay». «Es muy extremo», coincide Xammar. «Realmente llega a dar miedo, vas en un bicho de dos toneladas y media a 100 por hora volando, en las maniobras tienes que cruzar con otros barcos, al final es como si llevas un camión por la autopista y hay que cruzar de un camino a otro; las fuerzas G cuando empiezas a hacer giros a 80 por hora son brutales y no puedes estar cruzando, si no sales disparado», prosigue.

La temporada empieza en Bermudas este fin de semana, con dos carreras, hoy y mañana, a las 19:00, hora española, que se pueden seguir en directo a través del Youtube de SailGP o de RTVE Play. Habrá diez citas, una de ellas en España (24 y 25 de septiembre en Cádiz), para concluir en San Francisco (6 y 7 de mayo de 2023), donde el equipo español tuvo un choque que le impidió pelear por todo en la pasada edición. «En Cádiz, la pasada temporada, tuvieron una gorda, tanto Flo como Diego saltaron unos dos o tres metros. Pero yo ahí no estaba, en la de San Francisco sí, pero sólo hubo un agujerillo en el barco. Daño personal, no. A mí a veces me dicen: ‘Paula, ¿no te agarras?’. Quizá soy un poco inconsciente”, narra Barceló, que además de deportista estudia medicina y aprovecha cada momento de respiro para hincar codos. El español es el equipo más joven y todos son olímpicos, algunos incluso medallistas, como Xammar y Cardona, que lograron dos bronces en Tokio. También miran a la próxima cita olímpica en París 2024, pero mientras la preparan y llega quieren volar con los F50, que tienen otra diferencia con la F-1: todos los barcos son iguales. «No hay diferencias en el material ni nada. Todos son idénticos y eso hace que lleguen a las boyas los diez a la vez y la igualdad es máxima», concluye el patrón del barco español llamado «Victoria».