Atletismo
España no marcha en el Mundial de Eugene: lejos de las medallas en 20 km
Álvaro Martín fue el mejor: séptimo en una prueba destrozada por los japoneses. En mujeres, María Pérez terminó descalificada
Por tradición, por ranking, cuando llega la marcha a un gran campeonato siempre se despierta una sonrisilla en el equipo español: 16 de las 39 medallas logradas en la historia de los Mundiales son en esta especialidad... Pero en este de 2022, que se celebra en Eugene, de momento, la cifra se va a quedar ahí porque en la prueba corta, los 20 kilómetros, el podio quedó lejos tanto en la carrera masculina como en la femenina. Quedan los 35, distancia que sustituye a los clásicos 50 kilómetros marcha, y que se estrena en este campeonato.
La primera decepción la tuvo María Pérez, la campeona de Europa y cuarta en los Juegos de Tokio. Llegaba en mejor forma que hace un año a Japón. “Y me encontraba lo más tranquila posible. Creo que es el primer Mundial en el que he salido sin nervios”, explicaba la granadina, de Orce, un municipio que supera por poco los 1.000 habitantes. Pero casi nada más empezar fue amonestada por los jueces y a partir de ahí todo empezó a ir mal. Primero, en la carrera se escapaban la china Qieyang y la peruana Kimberly García. Y entonces llegó una segunda sanción para la española y una tercera, que le obligó a parar dos minutos. “Iba reservando, pero cuando me han metido al ‘pit lane’ las opciones de medallas, que las teníamos controladas en ese grupito de detrás, han desaparecido. En ningún momento he tenido la cabeza en abandonar. He seguido intentando remontar puestos, pero es lo que tiene la marcha, que no depende todo de ti y hoy no he marchado bien para los jueces y hay que acatar la decisión”, se resignó María.
No pudo acabar una prueba en la que por delante se imponía Kimberly García para hacer historia para su país: es la primera medalla que logra Perú en un Mundial de Atletismo. Por detrás quedó la polaca Zdzieblo, que fue reservando y arrebató la plata en el último kilómetro a la china Qieyang.
Y de una exhibición a otro, porque el japonés Yamanishi fue el amo y señor de la prueba masculina, en la que retuvo el título que logró en 2019 en Doha. Desde el primer momento se hizo notar con un cambio de ritmo cuando apenas se acababa de dar la salida. Tomó unos metros y a los 4 kilómetros le atrapó el grupo que le perseguía, todavía numeroso, y con los tres españoles, Álvaro Martín, que siempre estaba en puestos de cabeza, y Diego García y Alberto Amezcua, algo más escondidos.
Parecía que el japonés podía pagar la osadía, pero nada de eso. Era el plan de Yamanishi: ir haciendo cambios de ritmo e ir reventando rivales. En el kilómetro 9 Alberto Amezcua perdió contacto con la cabeza, reservó energía y eso le sirvió para ir recuperando posiciones después y terminar noveno. Hacía calor, pero lejos de las condiciones extremas del Mundial de Doha o los Juegos, en los que la marcha se llevó a Sapporo para suavizar la situación, pero fue dura igual por la humedad. Esta vez se podía ir más rápido. Toallas mojadas al cuelo, hidratación y a tirar para adelante. Álvaro Martín parecía firme, controlando todo delante, poniéndose una gorra nueva cada vez que pasaba por el avituallamiento. Pasados los 10 kilómetros, el nuevo cambio de ritmo del nipón hace daño de verdad. Es letal. Diego García se empieza a descolgar, trata de aguantar el ritmo y lo paga con una pájara que le hace ya sufrir hasta el final, terminando en décimo sexta posición.
Quedaba Álvaro Martín, que seguía poderoso, o eso parecía, al lado del sueco Kallstrom, que perdía la gorra y pedía otra; y con el keniano Samuel Gathimba y su marchar extraño, como estirado: parece que baile en lugar de andar, pero avanza y avanza.
Yamanishi se queda en el grupo otro rato y vuelve a arrancar. En ese momento no parece humano, o al menos de la misma especie que el resto: ni una señal de fatiga. Los rompe a casi todos. Se queda con su compañero Ikeda y el africano.
Kallstrom acelera por detrás y Álvaro ya no puede más y mantiene un ritmo constante para acabar séptimo, puesto de finalista. “No está mal, pero creemos que es mejorable”, reflexiona el extremeño. “Los japoneses han estado al filo de la navaja, han acabado con dos tarjetas, pero si han llegado a meta es que han marchado bien, evidentemente. Hay que mejorar y analizar ahora, estamos en la pomada, son los últimos kilómetros, aguantar ese último tirón fuerte”, concluye Martín.
Los nipones se van solos con su andar animoso y suelto hasta que Yamanishi quiere, porque todavía tenía fuerzas para más y acaba la carrera con un último 1.000 a 3 minutos y 41 segundos. Ikeda llega después y Kallstrom y su cuerpo más pesado, más fuerte, consigue adelantar a Gathimba para quitarle el bronce y fastidiarle el baile.
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