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Entrevista
Álex Gordillo: "El perfeccionismo es una trampa que nos hace sentir incompetentes"
Como psicólogo deportivo asegura que "hay que conseguir entrenar como competimos y competir como entrenamos". Para ello es fundamental confeccionar un plan de competición

Álex Gordillo cuenta con una larga trayectoria docente en el INEFC de Lleida. Ha participado en el Plan de Tecnificación en Doma Clásica de la Real Federación Hípica Española, junto a Luis Lucio y Francesc Corbi, entre 2010 y 2020. Además ha colaborado en diferentes proyectos de formación y entrenamiento con jinetes, entrenadores y jueces.
¿Cómo define la frustración deportiva?
Es un estado emocional provocado por no conseguir un objetivo. La práctica deportiva es propensa a fomentar la frustración porque demasiadas veces el objetivo está centrado en el resultado y no en el rendimiento. El resultado siempre es una consecuencia de muchos factores y alguno fuera de nuestro control, lo que implica que es una fuente constante de frustración por no poder conseguirlo en la forma y momento que deseamos. El objetivo no es evitar la frustración, que es un estado necesario en cualquier proceso de aprendizaje, sino saberla gestionar.
¿Cuáles son las causas más comunes que la generan?
Son diversas: hay diferencias individuales sobre la tolerancia a la frustración, que pueden depender de la personalidad o experiencias anteriores. También la pueden provocar metodológicas incorrectas, ya sea por establecer objetivos inadecuados o por no estar orientados al proceso y la mejora. Hay que destacar que la frustración es necesaria y forma parte de cualquier proceso de aprendizaje y en la equitación se añade el comportamiento del caballo, qué, como ser vivo, tiene también su proceso de aprendizaje y adaptación, que hay que conocer y saber gestionar. La gestión de la frustración cuando el caballo no responde como queremos es una de las competencias más importantes en un jinete. Saber ayudar y guiar a nuestro binomio para conseguir nuestros objetivos es uno de los mayores retos de las disciplinas ecuestres.
¿Y qué papel juega la autoexigencia?
Es necesaria para no acomodarnos y evolucionar, pero en un alto grado es un factor muy limitante. El perfeccionismo es una trampa que nos hace sentir incompetentes, que nos lleva a fijarnos sólo en lo que nos falta y perdemos de vista todo lo conseguido. El resultado es un estado de infelicidad permanente. Hay que saber aplicar la tolerancia y capacidad de ayuda que podemos tener con los demás a nosotros mismos.
¿Cómo afecta al rendimiento deportivo a corto y largo plazo?
Tener una perspectiva de proceso es muy importante, especialmente cuando buscamos resultados inmediatos. Hay que saber orientarse a la mejora y valorar las aproximaciones al objetivo, aunque no se haya conseguido. Las prisas alimentan la frustración y nunca son un buen camino. Si el proceso es el adecuado, hay que ser paciente y seguir esforzándose. Si no lo es, es cuando hay que valorar hacer cambios. En los objetivos a largo plazo es fácil caer en el desánimo por ver muy lejos la meta y es de mucha utilidad establecer metas a corto y medio plazo para percibir que el proceso de aprendizaje es exitoso. Los indicadores de mejora son muy importantes para guiar el camino, como las señales que nos marcan un recorrido. En este proceso existen momentos muy delicados y en los que hay que estar preparados para gestionar la frustración como son los cambios de categoría, de caballo, de entrenador, de club... Son cambios de ciclo donde hay que adaptarse a nuevas situaciones y no esperar resultados inmediatos y orientarse más que nunca al proceso de mejora y adaptación.
¿Qué se puede hacer para gestionar la frustración en una competición?
El objetivo del entrenamiento es prepararnos para competir bien. Es muy común tener mejor rendimiento y resultados en los entrenamientos que en la competición. Hay que mejorar los entrenamientos en variabilidad y calidad para conseguir entrenar como competimos y competir como entrenamos. Un gran instrumento es confeccionar un plan de competición que contemple todos los aspectos a tener en cuenta en un concurso: descanso, alimentación, preparación del caballo, del material, preparación física y psicológica... El plan hay que entrenarlo mediante simulaciones e irlo ajustando a cada situación. La
evaluación posterior, en función de los resultados, nos ha de servir para establecer nuevos objetivos para la próxima competición. Los malos resultados generan siempre frustración, pero conviene no buscar excusas y convertir esta frustración en motivación para mejorar nuestro rendimiento en futuros concursos.
¿Hay señales para detectar que estamos acumulando frustración?
La frustración y el desánimo nos pueden llevar a estados emocionales como la ansiedad y la indefensión. Es como un vaso de agua que se va llenando de emociones negativas y al final un detalle desemboca en un ataque de ansiedad. Hay que aprender a reconducir las pequeñas frustraciones sabiendo aprender de los errores y establecer objetivos sobre todos los aspectos sobre los que tenemos control. La orientación a la mejora ante cualquier mal resultado es un buen camino para superarla.
¿Qué influencia tiene el entorno?
Los deportes ecuestres son un trabajo en equipo. El clima de relaciones en este equipo es fundamental para conseguir un buen ambiente en los entrenamientos y la competición. En edades de formación, los padres son imprescindibles por toda la logística que conllevan los desplazamientos. Ellos invierten mucho tiempo, dinero y esfuerzo y son un apoyo fundamental, y también los que más control emocional necesitan. Es duro ver las lágrimas y la frustración de los hijos por tener malos resultados, pero hay que saber acompañarlos en esos momentos, animándolos a seguir entrenandoy orientándoles a seguir mejorando y aprendiendo. Hay que ayudarles a que se levanten rápido y confiar en ellos y apoyar el trabajo de los entrenadores para conseguir un buen clima de aprendizaje. Los entrenadores son de vital importancia en los momentos de frustración. Ellos más que nadie saben que forma parte del proceso y que se supera con trabajo y esfuerzo desde la calma. Su papel en este equipo ha de ser balanza, poner más calma y tranquilidad en los momentos de más nervios y tensión, y también al revés cuando haya demasiada acomodación o poca implicación para conseguir mejorar el rendimiento. Es clave tener una comunicación eficaz para conseguir una buena cohesión en todo el equipo y fomentar cada vez más autonomía y confianza en sus alumnos. Aunque se trate de un deporte individual, la relación entre compañeros es muy importante y va a determinar los estados emocionales en los entrenamientos y la competición. En los deportes ecuestres tan importante es saber coordinarse y relacionarse con nuestro caballo como con las personas con las que colaboramos o competimos. Es conveniente evitar las comparaciones inadecuadas con jinetes que tienen más experiencia o mejores caballos, porque nos llevará a una pérdida de confianza y una frustración innecesaria.
¿Se puede transformar la frustración en motivación?
¡Seguro! Esta es la gran meta de la gestión emocional, saber transformar las emociones, en este caso pasar de la frustración a la motivación para seguir entrenando y compitiendo. Para ello primero hay que tener la capacidad de identificar las emociones y luego la competencia para saber regularlas. Introducir la preparación psicológica en los entrenamientos y la competición será de gran ayuda para conseguirlo.
¿Qué impacto puede tener una lesión en los deportistas?
Las lesiones son uno de los factores más difíciles de gestionar emocionalmente. Primero hay que intentar prevenirlas, con una buena planificación y control de cargas en los entrenamientos. El afrontar una lesión, ya sea del jinete o del caballo, ha de tener como prioridad recuperar la salud y asegurar la mejor rehabilitación posible pensando en su futuro. Las prisas o la presión para volver a conseguir resultados lo antes posible son los principales peligros para conseguir una recuperación eficaz. Superar una lesión es un buen ejemplo de cómo transformar los estados de rabia, tristeza y frustración en motivación y energía para conseguir una rehabilitación eficaz que nos permita no sólo recuperar el nivel de antes de la lesión, sino que el esfuerzo y el trabajo para superarla nos ha hecho más fuertes y resilientes para el futuro.
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