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Entrevista

Augusto Batalla, sobre su futuro en Vallecas: "Habrá que ver si el club realmente denota esas ganas de contar conmigo"

El portero del Rayo Vallecano atiende a LA RAZÓN antes de enfrentarse al FC Barcelona en un momento de forma especial para el argentino

Augusto Batalla, durante un encuentro con el Rayo Vallecano Reuters / Susana VeraReuters / Susana Vera

En el Estadio de Vallecas se ha vuelto a escuchar eso de “el año que viene, Rayo - Liverpool”. No se puede estar mejor a los cien años: el Rayo Vallecano ocupa actualmente la sexta posición que le daría una plaza para competir en Europa la próxima temporada. En una campaña que en su inicio pintaba un porvenir muy diferente, el equipo lleva nueve partidos consecutivos en liga sin perder.

Parte de esa ‘culpa’ la tiene Augusto Batalla (Hurlingham, 1996), quien está bajo palos de la portería vallecana. No toda, pasa un poco como en el barrio: sólo a partir de lo colectivo es cuando se logran grandes cosas. Pero fue a partir de un penalti en Leganés que el guardameta argentino tuvo que parar hasta en dos ocasiones, cuando el Rayo por primera vez en mucho tiempo se permitió soñar con jugar en el viejo continente.

Este lunes, a las 21 horas, Batalla estará bajo los palos del Estadio Olímpico Lluís Companys, donde el conjunto franjirrojo se enfrentará al FC Barcelona. El portero atiende a LA RAZÓN antes de jugar contra un rival que, de ganar, se colocaría líder de Primera División.

Vaya momento para enfrentarse al Barça.

Sin lugar a dudas, es de los mejores equipos de La Liga. Sus números lo marcan así y también la forma en la cual están llevando los partidos, no solamente en liga, sino en sus otras competiciones. Va a ser un partido muy complejo desde todo aspecto, sobre todo desde la concentración, porque por más que hagas un trabajo exhausto y de manera perfecta, ellos suelen salir de lugares por el talento que tienen. Trataremos de, con nuestras armas, hacer un partido más que competitivo, lucharlo y, en lo personal, poder ayudar en todo lo que se pueda. Esa es la mentalidad primaria de este grupo, poder ayudarnos entre nosotros para poder seguir logrando este presente, ojalá muchas más victorias y poder seguir con la ilusión de pelear ahí arriba hasta el final del campeonato.

Igual el Barça es un equipo que, por sus individualidades, depende menos de lo colectivo que el Rayo. ¿Cuál sería el jugador que te haría decir “uy, cuidado con este”?

Por su manera de jugar, las demarcaciones de Raphinha son muy importantes para ellos, el tiempo y la calidad con la cual maneja Pedri el balón, los desmarques de Lewandowski y su manera de definir, Lamine Yamal con toda su habilidad y todo su desparpajo... Definiéndolos a ellos individualmente también hace que colectivamente sean muy peligrosos. Además, tienen un sostén defensivo que juegan con la línea muy alta. Muchas cosas por analizar, por ver y, sin lugar a dudas, no va a ser para nada fácil contenerlos y poder sortear un partido tan complejo, pero con nuestras armas intentaremos hacerlo.

¿Puede llegar a ser perjudicial en el vestuario hablar de que el Rayo juegue en Europa el año que viene?

Nosotros lo vivimos con tranquilidad, con total naturalidad. Falta todavía mucho torneo por recorrer y ahora tenemos cinco fechas que son más que importantes antes del parón de selecciones. Y después, queremos seguir todavía con chances de poder seguir peleando ahí arriba. Obviamente que siempre nos pone contentos y uno sueña porque es así, hay que soñar, pero hay que mantenerlo con mucha calma y tranquilidad.

¿Cuánto influye en un equipo como el Rayo lo colectivo para que muchos jugadores encuentren su mejor versión, como así está siendo?

Yo creo que eso es fundamental. Nosotros entendemos el fútbol de esa manera. Para atacar, necesitamos un sostén de los jugadores del fondo para que nuestros atacantes puedan hacerlo de la mejor manera y tratar de hacerles llegar el balón de una manera más clara, más cómoda, más eficaz. Y a su vez, eso nos ayuda mucho en el tema de la presión. Somos uno de los equipos que más presiona de la liga. Entonces, eso corresponde mucho más a los jugadores de arriba que de abajo, es un trabajo en conjunto. Nosotros lo sentimos, lo vivimos así y lo entrenamos de esa manera. Por eso el equilibrio que tiene el equipo.

Uno de los jugadores que está encontrando su mejor versión eres tú. Muchos análisis concluyen que eres un portero que le está dando muchos puntos al Rayo.

La verdad que estoy contento por el presente, obviamente. Mucho trabajo de años hacen que hoy, a los 28 años, me encuentre en un gran momento. Pero también creo que hay muchísimas cosas por mejorar.

Dmitrovic, portero del Leganés, dijo en LA RAZÓN que hay un punto en el que los porteros a partir de los 30 llegáis a los mejores años de vuestra carrera porque no tenéis tanto desgaste físico como los jugadores de campo.

Sí, a mí me pasó que al debutar tan joven, se aceleró ese proceso dos o tres años. Generalmente, los porteros tardan en debutar, lo hacen a los 24 o 25 y a mí me tocó a los 19-20. Creo que, si Dios quiere, pueden llegar a venir los mejores cuatro, cinco o seis años de mi carrera, ya que la maduración del portero es distinta a la de los jugadores. Y como te decía, contento, trabajando y siguiendo la misma línea, no volviéndose loco cuando las cosas salen de buena manera ni cuando salen de una manera que a uno no le gusta tanto. Es trabajar, es seguir, creo que esa constancia y ese equilibrio hacen que con el tiempo vayas encontrando tu punto.

El Rayo es el sexto equipo de la liga que menos goles recibe, pero es el séptimo al que más disparan. ¿Cómo afrontas tú desde la portería saber que en un partido vas a tener que intervenir muchas veces?

La realidad es que también por nuestra forma de vivir y de sentir el juego, somos un equipo que presiona alto, que es en general muy agresivo, sabes que vas a tener todos los partidos trabajo. En lo personal, lo trabajo con mucha tranquilidad sabiendo que lo importante es poder ayudar a mis compañeros. Muchas veces estos datos reflejan la cantidad de paradas, pero también reflejan la ayuda que tengo de mis defensores con la dificultad que patean o no los atacantes rivales. Mucho de eso siempre digo que se debe a todo el trabajo que se hace defensivamente, no solamente es el portero el que marca esa estadística.

Contra el Leganés, paraste un penalti, realmente dos, que ponía al Rayo en Europa.

La verdad que pareció un partido supertranquilo, donde los últimos minutos, obviamente, ellos jugando en su campo y con una diferencia mínima, se nos vinieron. Tuvimos la desgracia de cometer el penal y después trabajarlo con tranquilidad. Obviamente uno estudia y después yo soy un convencido de que es mucho la sensación que tenga uno en el momento. La verdad que fue un golpe duro cuando atajé el penal y convirtieron. Por suerte, en el banco me decían convencidos que Rosier había ingresado en el área y que lo tenían que volver a ejecutar. Son momentos del fútbol donde a veces te toca a favor, a veces en contra. Esta me tocó a mí y estoy seguro que en lo que queda de mi carrera deportiva le tocará al delantero también. Entonces, como te digo, vivirlo con tranquilidad, con naturalidad. Esos momentos hay que disfrutarlos, porque pasa todo muy rápido. Pero en lo personal, lo vivo con mucha calma y creo que así se me nota.

¿Qué papel juega a favor la confianza en momentos así?

Es importantísima en cualquier jugador. También hay que entender con el correr de los años que esa confianza la va generando uno con sus sensaciones de entrenamiento. Muchas veces en el mundo del fútbol le echamos la culpa al técnico cuando no da confianza y la verdad que eso lo tiene que generar uno. Obviamente, el técnico tiene la decisión de ponerte o no y los rendimientos del fin de semana van llevándote también a elevar ese estado de plenitud, de confianza; pero la realidad es que yo lo baso más en mi trabajo, en mi semana, en vivirlo como lo vivo, dedicarme a esto todo el día, no solamente en los horarios de entrenamiento, sino en el post entrenamiento, antes, en el descanso, en la alimentación... Creo que es ahí donde uno va buscando esa tranquilidad de haber hecho el trabajo correspondiente para lograr sentirse en un estado de confianza.

En ese penalti todo tu equipo fue de forma unánime hacia ti, pero Dani Cárdenas fue el más cariñoso y el más insistente. ¿Cómo es el trabajo entre dos porteros que van a por lo mismo?

Nosotros lo vivimos con naturalidad. Yo creo que siempre digo lo mismo: te toca estar en la posición que te toque estar, trabaja con amenidad, con risa. Nosotros, la verdad, que la pasamos bien cada entrenamiento y después, el que tiene el poder de decisión de quién juega o no es el técnico. Muchas veces buscar la rivalidad en nuestro día a día, como hace a veces la prensa más amarillista, yo nunca lo viví así. De hecho, mis mejores amigos del fútbol y de la vida son porteros que hemos compartido y competido en un lugar. A veces me ha tocado estar arriba, a veces abajo. Yo lo veo con tranquilidad, con naturalidad. Dani también, tenemos una gran relación y queda demostrado en estos momentos donde las cosas no se fingen. Estos momentos de alta tensión demuestran realmente las relaciones humanas.

Él era titular cuando llegaste en agosto, a finales de mercado. ¿Cómo viste tú el proceso de asentarse como primera opción llegando más tarde?

Fue un mercado duro para mí, donde tuve que aguardar mucho por diversas cosas. Obviamente, sabía que iba a tener una competencia con Dani, que era el portero titular en ese momento. Luchamos por el lugar con total humanidad y trabajo. Íñigo me dio la oportunidad, traté de responder con rendimiento y la verdad que en lo personal, contento por haberme ganado mi lugar y ahora a ver qué deparará el futuro.

Augusto Batalla, después de detener un penalti con el Rayo VallecanoRayo Vallecano (X)

Llegas a un sitio tan particular en el fútbol español como es Vallecas.

Sabía lo que representaba, he hablado antes de venir con muchos conocidos y excompañeros que han estado acá. Este es un sitio particular que tiene muchísimas cosas hermosas en las cuales uno tiene que aprender a vivir y convivir. Creo que, con el tiempo, ellos se han sentido identificados en mí y yo con ellos. Eso es un paso adelante para poder afrontar los desafíos los fines de semana.

Imagino que el año que viene no te lo querrás perder aquí.

La verdad es que no lo sé. Con respecto a mis ganas, siempre lo dije, tengo ganas de seguir, me gusta el fútbol español, me gusta la vida en Madrid. Después ya es una cuestión de la dirigencia. Sé que están en conversaciones. Ojalá ellos hagan notar esa sensación de querer contar conmigo y eso va a ser lo que a mí más me mueva para tomar decisiones.

No has parado de tener cesiones a lo largo de tu carrera. A tus 28 años, como un padre de familia incluso, ¿has encontrado un sitio y un equipo donde echar raíces?

Me encantaría, me gustaría mucho, pero como te decía, esas no son decisiones que van por uno cuando hay muchas cosas en el medio. Mi pase pertenece a River, habrá que negociar, habrá que ver si el club realmente denota esas ganas, que por lo menos me dicen a mí, de contar conmigo, que lo muestren, que lo hagan real, que lo hagan tangible y en base a eso tomar decisiones. En cuanto a mí, no niego ni oculto que me encantaría seguir. Ojalá que las cosas se vayan encaminando para poder, como vos decías, echar raíces en un lugar donde me han recibido muy bien, donde estoy muy cómodo, donde mi familia es feliz. Pero bueno, esto del fútbol es muy vertiginoso día a día y ni hablar mercado a mercado.

¿Qué valoración haces de tu vida en River Plate? Te criaste ahí, muchas cesiones, sigues perteneciendo a ellos; te llega, además, la oportunidad muy joven, para lo bueno y para lo malo.

Fue una experiencia a lo largo de todos estos años rara, porque generalmente no se da en casos como el mío: debutar tan joven y después, estar tantos años cedido. Era una sensación en donde el cariño es mutuo y ni yo quería dejarme ir, ni ellos querían que me vaya. Pero también creo que ha llegado un momento de maduración en donde nuestros caminos pueden llegar a separarse y, como siempre digo, ¿por qué no en un futuro volver a juntarse? La realidad es que River a mí me crió, me dio valores, me dio muchas cosas de las cuales estoy agradecido como persona, no solamente como jugador. Mi cariño va a ser siempre al club, no solamente si tengo o no la oportunidad de volver. Yo siempre voy a respetar y voy a querer lo mejor para River y para todos los que integran el club en general, que me conocen desde los cinco años.

De nuevo, sobre la confianza del portero. En unos años que, a lo mejor, no fueron tan fáciles para ti, ¿cómo te forjó eso a ser el guardameta que eres hoy?

Es difícil, hay que pasar por un proceso en donde asimilar ese golpe y que las cosas no salieron como uno quería. Después viene un proceso, creo yo, de trabajo arduo, no solamente físico, sino mental, de volver a reponerse, de generar esa confianza que los momentos malos hacen que la pierdas un poco equivocadamente. No sos tan bueno cuando te va bien ni sos tan malo cuando te va mal. Creo que basarte en el trabajo, en la semana, en hacer las cosas correctamente es lo que te va generando esa sensación de comodidad, de confianza, de satisfacción. Yo lo he trabajado así a lo largo de los años. Creo que abocarse solamente al resultado deportivo y al fin de semana termina siendo muy vano cuando en realidad detrás de todo eso hay un trabajo, hay un cuidado, hay un montón de cosas que uno tiene que dejar de lado. Reconstruirse lleva un tiempo, pero gracias a Dios, lo he logrado. Todavía recuerdo cuando en el 2018 y 2019 me tocó irme a Chile y hoy estar en La Liga y tener este presente es de una alegría enorme.

¿Fue muy cambiante salir de Argentina para venir a España?

Yo venía de un equipo muy grande, de San Lorenzo, de dos años y medio, en donde habíamos logrado muchísimas cosas, no solamente deportivas, sino en el club. Venirme a España obviamente era un desafío. El semestre que estuve en Granada, la verdad que me sentí muy cómodo en un club maravilloso, en una ciudad increíble. Me sentí capacitado para poder seguir. Por eso también fue un mercado tan largo en donde yo sentía que tenía la posibilidad y me sentía competente para seguir en La Liga. Gracias a Dios, se me dio esta oportunidad, con esfuerzo y dedicación me gané un lugarcito y trataré de defenderlo con lo que se pueda.

En septiembre dijiste que afrontabas el reto de vestir la camiseta de la Selección Argentina con ilusión pero sabías y eras consciente de la competencia que había. Seis meses después, ¿crees que estás más cerca de ello?

A mi me encantaría, pero soy consciente de los arqueros que suelen ir en convocatoria están en un presente increíble. Veremos qué es lo que se viene, pero esa ilusión la mantengo hasta el último día. No sé si tengo la capacidad, nunca lo sabe uno hasta estar allí, pero respeto mucho todo el proceso de esta selección y a los arqueros que están yendo y lo bien que lo están haciendo. Me pone contento que a colegas argentinos les vaya de la manera que les está yendo porque realmente se lo merecen. No creo, como te decía antes, en la competencia desleal y a mí me pone feliz cuando veo a Rulli en el Marsella, que le va muy bien; cuando veo a Walter Benítez liderando un equipo como el PSV; el Dibu, ni hablar… con Juan (Musso), tengo una relación particular y cada vez que le veo en Copa del Rey me pone feliz que le vaya bien y todas las porterías a cero que está haciendo, toco madera para que siga siendo así. Son decisiones, ojalá que en algún momento me toque, me encantaría, aunque sea poder compartir una experiencia de ir a los entrenamientos, de estar citado. Creo que también sería una gran demostración para todos esos chicos que en algún momento lo están pasando mal y mostrarles que hay que seguir soñando, que trabajando se pueden lograr muchas cosas y que después la vida dirá.