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Bale ya es galáctico

Bale ya es galáctico
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En cuanto se cerró el fichaje de Gareth Bale, Adidas sacó una imagen: las manos del futbolista simulando un corazón (el gesto que hace cuando marca un gol) y dentro de ese corazón de dedos, el escudo del Real Madrid. Bale cumplió ayer su sueño, como él mismo reconoció, de jugar en el conjunto blanco. Lo hará por seis temporadas y cobrará unos seis millones de euros al año. Bale se une a una lista de futbolistas de categoría mundial que han jugado en el Real Madrid de Florentino Pérez. Empezó con Figo y Zidane, se unieron Beckham o Cristiano Ronaldo entre otros, hasta llegar a Bale, la última figura que completa una plantilla incomparable.

Cuando tenía 14 años, o sea, hace diez, Gareth Bale corría los 100 metros en 11,4 segundos. Y no han sido pocos los goles que ha logrado en el Tottenham exhibiendo esa punta de velocidad. Arranca en el centro del campo y va dejando atrás defensores. Le gusta correr, pero para llegar al Real Madrid no ha podido hacerlo. Quizá haya sido la carrera en la que más ha tardado en su vida y no por su culpa precisamente. El segundo traspaso más caro de la historia tras el de Cristiano Ronaldo, también ha sido uno de los más largos que se recuerdan. Ha parecido eterno, sin duda ha tenido su emoción y al final, muy al final, casi en el límite, como las buenas películas, ha terminado bien para todos. Para el Real Madrid, que ficha a uno de los grandes futbolistas del momento; para el galés, que jugará en el equipo al que soñaba ir y junto a su ídolo, Cristiano Ronaldo; y fenomenal también para el Tottenham, que se lleva 91 millones de euros, sin variables, sin más condiciones. El Madrid paga 78 millones de libras. No llega a los 100 ni a los 150 que pidió Levy ni a los 96 que se pagaron para fichar a Cristiano del United.

Bale, al fin, es futbolista del Madrid y hoy a las 13:00 será presentado en el Bernabéu como el gran fichaje de la Liga esta temporada. El más esperado, el que más rumores y portadas ha creado. El club blanco se interesó por él a principio de verano, pero no ha podido cerrar su contratación hasta un día antes del cierre del mercado de fichajes. En el Bernabéu sabían a lo que se enfrentaban al empezar la negociación con Daniel Levy, presidente del Tottenham. Ya lo vivieron la temporada pasada cuando lograron el traspaso de Modric, pero no esperaban que esta vez el fichaje se alargase tanto en el tiempo. Hubo alguna ocasión en que se creyó cerca, que estaba definitivamente hecho, pero Levy siempre tenía alguna excusa para no cerrarlo, para hacer esperar, para parecer el fuerte en la negociación, cuando la actitud de su futbolista le dejaba muy pocas salidas. Levy, o bien decía que antes de hacerlo oficial necesitaba reforzar a su equipo y fichar futbolistas para sustituir a su estrella, o bien, antes de firmar, con todos los datos esenciales ya acordados, se le ocurría algún fleco sin importancia o, por lo menos, no esencial. Desde el Madrid estaban convencidos de que había algo de malicia en la actitud del presidente del club inglés, pero se lo tomaron con paciencia. No quedaba otra. El club blanco ha hecho todo lo que está en su mano para lograr al futbolista galés, «la guinda que falta», decían, y la operación ha terminado con éxito, pero incluso la semana pasada, cuando todo parecía hecho y nunca se hacía, desde la capital de España dudaban de las últimas intenciones de Levy. Florentino Pérez tenía muy claro que si había alguna estrella mundial era Bale y no iba a descansar hasta hacerle jugar en el Madrid. Ha sido una negociación dura, tensa, excesivamente larga donde cada parte ha movido sus piezas según le interesaba. Como casi todas de los fichajes galácticos. Pero al final, los dos presidentes se dijeron que «seguirán siendo amigos».

Lo que estaba claro es que iba a llegar para ponerse este año a las órdenes de Ancelotti, porque él estaba convencido de su marcha. No juega con el Tottenham desde mediados de julio, debido a diversas molestias. Ha sido su forma de presionar para convencer a su club: él pretendía marcharse, quería que el club cumpliese su promesa de dejarle ir si llegaba una oferta buena y poder jugar la Liga de Campeones. Al final, el Tottenham ha cumplido, pero no sin hacerle sufrir. Los últimos días, Bale decidió no presentarse a los entrenamientos de su equipo. Si Levy ha sido un muro que al final ha conseguido vencer el Madrid; el futbolista ha sido igual de terco. Se iba a ir e iba a hacer todo lo que estuviera en su mano para conseguirlo. Igual que el Real Madrid. Y lo consiguieron.