Copa del Rey de Baloncesto

Carl English: «He llegado a tener siete defensores distintos en un partido»

El jugador del Asefa Estudiantes y máximo anotador de la ACB liderará hoy a Estudiantes en su partido de cuartos ante el Valencia Basket (19:00, La1)

Carl English
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Carl English (Canadá, 1981) es el mejor anotador de la Liga Endesa y uno de los principales culpables de que el Estudiantes esté en la Copa del Rey y se enfrente hoy al Valencia Basket por un puesto en semifinales. Los chicos del Ramiro están en un buen momento y esperan que los triples de su estrella les permitan soñar durante todo el fin de semana.

–¿Qué hace a la Copa un torneo tan especial y distinto al resto?

–Se crea un ambiente genial del que disfrutan los fans y también los jugadores. Necesitas hacer un gran trabajo para estar en ella y luego, mucho más para ganarla. Creo que tenemos una muy buena oportunidad. Para los jugadores es un escenario ideal para brillar, aunque también es mayor la presión, porque no hay lugar para el error.

–¿Cuál es la mejor forma de afrontar este fin de semana?

Partido a partido. No puedes pensar en la final, ya que puedes caer en la primera ronda. No son tres partidos. Es uno y es en el que te tienes que centrar. Sólo nos preocupa el Valencia. Cuando llegas aquí estás rodeado de Prensa, de seguidores, de agentes, de ojeadores de equipos de todo el mundo, pero sólo pienso en el partido, nada más.

–¿No partir como favorito es una ventaja para Estudiantes? ¿La presión es para otros?

–Presión siempre tienes, seas quien seas, te la pones tú mismo cuando quieres ganar.

–Su condición de máximo anotador de la ACB le convierte en el principal objetivo del trabajo defensivo rival...

–Sí, pocas veces puedo tirar libre en un partido. Los rivales me prestan toda la atención y para superarla necesitaré la ayuda de todo el equipo. He llegado a tener hasta siete defensores distintos en un partido, así que hay que estar concentrado. Es parte del baloncesto.

–¿Siente que está en su mayor momento de madurez como jugador?

–Sin duda, ahora entiendo mucho mejor el juego, la Liga, los árbitros, los rivales, las defensas... Todo esto junto hace que pueda tomar las decisiones acertadas y jugar mucho más tranquilo.

–¿Cuál es el secreto para ser un tirador tan letal?

–Todo el mundo me hace esta pregunta, y lo primero que me viene a la cabeza es la confianza. Hay tiradores capaces de meter todo en los entrenamientos y que luego en los partidos no pueden. Lo principal es creer que vas a anotar cada tiro. A veces ves a Navarro y piensas, «Dios mío, cómo va a encestar eso», y lo hace. Y así es como yo trato de jugar. Puedo fallar cinco tiros seguidos y pienso: «Muy bien, ahora voy a anotar los cinco siguientes».

-¿Es una cuestión de «feeling»?

–Lo principal es tener confianza en tu técnica y mecánica de tiro, además de trabajar mucho en ello. Yo no lanzo ahora como cuando tenía 20 años. La mecánica es la misma, pero el gesto es mucho más natural, menos forzado. El tirador mejora con el tiempo. También es importante creer en ti mismo en cada momento. A veces estoy en el aire y ni siquiera veo la canasta claramente, pero siento que la pelota va a entrar.

–¿Quién es el tirador más perfecto que ha visto?

–Ray Allen es en el que más me he fijado, por la forma en la que se entrena, y por su forma de ser como persona y tirador. Es de los pocos a los que les ves tirar y sabes que va a meterla.

–¿Y el mejor con el que ha compartido cancha en España?

–Juan Carlos Navarro. Nunca deja de sorprenderme, tengo mucho respecto por él, porque cada vez que hay un partido importante, él aparece para decidir.

Perdió a sus padres en un incendio con sólo 5 años

–¿El drama que vivió en su infancia le ha hecho mejor jugador?

–Pienso en mis padres a cada momento. Sólo los tuve durante los primeros cinco años de mi vida, que no es mucho, y cuando veo a mi hijo, que los cumplirá el próximo año, soy consciente de lo que perdí y de cómo se sentiría él si me perdiera. Por eso lo más importante para mí es ser un buen padre.

–¿Cómo se supera algo así?

–Lo más duro fue cumplir 15 años y ser realmente consciente de lo que había sucedido. Mi tío me ayudó mucho, pero nunca olvido a mis padres, están siempre en mi mente. En la cancha, cuando hago bien las cosas, no puedo dejar de imaginar que estarían orgullosos. Cuando tienes que afrontar estas cosas en la vida, te das cuenta de que el baloncesto sólo es un juego. Debes afrontar cosas feas mucho antes que los otros niños y es más duro que cualquier partido o situación de juego.

Relación de amor y odio con la NBA

–¿Siente que la NBA le debe algo?

–El «draft» fue muy duro para mí, principalmente porque yo acabé mi carrera antes de tiempo y me sentía listo para saltar a la NBA, pero no resulté elegido cuando todos me veían en una de las primeras posiciones. Pero la vida es así y todavía siento que puedo jugar allí. Quizá no como titular, pero seguro que podría ayudar a ganar a muchos equipos como tirador, como especialista.

–¿Le gustaría tener una oportunidad de demostrar que se equivocaron?

–Mi familia siempre me dice que la merezco, pero no es tan fácil. Aquí los contratos se firman en mayo o junio y no puedo arriesgar a perderlos esperando a un equipo NBA. Si un año rechazara las ofertas de Europa, quizá podría llegar alguna de Estados Unidos, pero corro el riego de perder mi hueco aquí.

–¿Lo ve como una etapa cerrada?

–No lo sé, es mi sueño, si hay posibilidades iré, pero nunca con un contrato temporal. Tengo mujer y dos hijos, así que sólo lo haría si me aseguraran uno garantizado.