Mundial de Balonmano

Joan Cañellas: «Somos la última bandera de visibilidad del balonmano»

El lateral habla de la ASOBAL, a la que ve «mejor» después de tocar fondo, de la dureza de la liga alemana y de las opciones de los Hispanos en el Mundial.

Joan Cañellas: «Somos la última bandera de visibilidad del balonmano»
Joan Cañellas: «Somos la última bandera de visibilidad del balonmano»larazon

El lateral habla de la ASOBAL, a la que ve «mejor» después de tocar fondo, de la dureza de la liga alemana y de las opciones de los Hispanos en el Mundial.

Joan Cañellas (30/9/86, Santa María de Palautordera) habla bien y claro. 2016 fue un año de cambios: nació Martina, su primera hija, a la que echará de menos durante el Mundial de Francia, y se fue del Kiel, el equipo más importante de la liga más importante, la alemana, para jugar en el Vardar de Macedonia. De todo ello, y de la crisis de su deporte en España a nivel de clubes, habla en esta entrevista. También de las opciones de los Hispanos: «Tras no ir a Río estamos con ganas». Ayer dieron el primer paso. España se estrenó en el Mundial y Cañellas hizo cuatro goles contra Islandia.

–¿Vio por televisión algún partido de los Juegos de Río?

–La verdad es que no. Fue bastante traumático no clasificarnos. Siempre me gustó ver todos los deportes en los Juegos Olímpicos, pero este año he intentado evitarlos al máximo. De balonmano sí seguía los resultados, pero no me apetecía ver partidos porque me ponía de mala leche.

Al Mundial de 2015 llegó cargado, al Europeo de 2016, tocado. ¿Cómo se encuentra?

–Este año para mí ha sido diferente, porque he podido estar desde el principio. Los últimos tres años jugando en Alemania no pude, porque teníamos competición. El pasado llegué lesionado. Tenía problemas de espalda. Si algo positivo tiene no haber estado en los Juegos es que he podido recuperar bien la espalda porque en verano he hecho tratamiento. Hace dos años llegué en un estado muy bueno, pero con muchos partidos, que se notaron en el tramo final. Este año, ni lesionado ni con muchos minutos. Tuve un problemilla que me hizo no jugar las dos últimas semanas en Macedonia y pierdes un poco el ritmo de competición, pero esas sensaciones se cogen rápido.

–¿La palabra líder va con usted?

–Poco a poco lo de líder va desapareciendo de mi vocabulario, entre otras cosas porque no me siento como tal y el equipo tampoco está hecho para que gire en torno a un jugador. Voy a intentar aportar lo máximo, y si eso supone que en un momento tengo que tirar del equipo, pues se tirará, y si no, pues animar a los compañeros y ayudarlos en lo que sea posible.

–¿Se buscan soluciones para cuando las defensas se cierren mucho sobre Julen?

–Eso no es nuevo. Tenemos a uno de los mejores pivotes del mundo y lo aprovechamos, sobre todo porque no tenemos esa capacidad exterior para lanzar. Cuando no se lanza tanto hay que buscar otros recursos, como más movilidad de la primera línea, más balones al extremo y también más balones a Julen. Eso lo que hace es que las defensas se cierren, y no ha surgido en los últimos años en España un gran lanzador para abrirlas. Ése es nuestro punto débil, y el fuerte, la capacidad técnica: jugamos tácticamente unos de los balonmanos más ricos. Y luego tenemos una de las mejores defensas, y portería, lo que nos permite correr. Y si corremos nos ahorramos los ataques posicionales.

–¿Qué tal en Macedonia?

–Estoy muy a gusto. Venía de una etapa muy bonita en Alemania, pero también dura. En el Kiel, el funcionamiento del equipo es de reclutamiento, de poco tiempo en familia y de mucho entrenamiento. Y bueno, pues ya consideraba que había llegado un punto que por mi edad y la situación familiar tenía que intentar cambiar esa dinámica. Y el poder ir a Macedonia, con un entrenador al que conozco, jugadores a los que conozco, el clima, una competición menos exigente... Eso hace que pueda disfrutar más del balonmano y de estar en casa.

–Entonces, ¿la Bundesliga tiene también un lado malo?

–A ver, es difícil compaginarla con la Champions en el formato actual. Si a eso le sumas que la mentalidad alemana es de trabajar y trabajar, y si estás cansado tienes que trabajar para recuperar... En Kiel, sobre todo, mi cuerpo ya no respondía, veía más lesiones ahí que en otro lado, y no quería estar lesionado. Pero la liga alemana es la más completa, cualquier partido es exigente y los pabellones están llenos. El marketing y la repercusión son más elevados, pero también el desgaste.

–¿Ve mejoría en la ASOBAL?

–Este año sí veo un punto mejor la liga, sobre todo a equipos como el León, el Logroño... La diferencia con el Barça se ha reducido un poco, pero todavía queda para que algún equipo pueda plantarle cara. Creo que el proceso de descenso de la liga se ha parado, pero aun así estamos a niveles muy bajos.

–¿Qué se hizo mal?

–El problema fue no invertir el dinero que había –aparte de que éste pudiera venir de un sitio u otro (del «ladrillo», de ayuntamientos...)– en estructuras para obtener beneficios a largo plazo, ya sea de marketing o para buscar patrocinadores, que aunque a corto plazo es una partida de dinero que no inviertes en balonmano, en el futuro tendrá más retorno. No se ha sido previsor, y eso lo sé yo porque en Alemania esas cosas sí se ven y se notan, aunque seas el peor de la liga.

–Pero la Selección, desde 2011, en semifinales...

–Son años espectaculares. Los éxitos del balonmano español de clubes han bajado, pero el Barça le sigue dando repercusión. Y nosotros somos la banderita que queda de visibilidad, y esperemos que siga siendo por muchos años porque de no ser por nosotros y por estos campeonatos no sé como estaría nuestro balonmano. Ahora tenemos dos semanas con mucha visibilidad y hay que aprovecharlas. Para nosotros es una motivación más.