Restringido
Cara a cara: ¿Podría ser Neymar el nuevo Figo?
El padre de Ney marca el camino; por Alfredo Duro
¿Nerviosa, querida Carme? ¿Ya te han empezado a entrar las dudas con respecto al profundo barcelonismo que profesa la familia Neymar desde su llegada a la Ciudad Condal? ¿Sientes el mismo cosquilleo que ya recorrió tu cuerpo durante el verano del año 2000 con la inolvidable salida de Figo? Sé que te cuesta responder con sinceridad a estas cuestiones y preguntas similares, y lo entiendo, porque sabes, igual que yo, que existen posibilidades reales de que Neymar, que ya fue blanco antes que azulgrana, pudiera decidir un buen día tomar la misma decisión que el ex jugador portugués. Cuestión de dinero y cuestión de estatus. Neymar Senior –el verdadero protagonista de toda esta historia– ya ha dado el primer aviso con respecto al futuro inmediato de su hijo. Los impuestos son una primera coartada, pero hay más motivos que invitan a pensar en un fichaje en blanco de la estrella brasileña.
«Familia feliz»
Supongo, Carme, que no pretenderás convencernos de esa trola que habéis montado en Barcelona con respecto a la «familia feliz» que parecen formar Messi, Luis Suárez y Neymar. Si crees que en el entorno del futbolista brasileño están convencidos del papel secundario que deben seguir representando en el firmamento futbolístico, siempre a la sombra del intocable Messi, es que estás en Babia. No me hables de desestabilización porque el primero que ha enseñado el camino de la fuga ha sido el padre del jugador. Un personaje que sólo es feliz cuando el contrato y la imagen de su hijo no están por debajo de ninguna otra estrella. Justo lo que ahora se plantea si el Real Madrid decide poner en marcha toda su maquinaria para hacer realidad un fichaje que ya ha sido capaz de materializar en otras ocasiones anteriores.
Una opción real
Florentino Pérez tuvo fichado a Neymar para el Real Madrid mucho antes de que el Barcelona vendiese su alma financiera al diablo para aceptar todas las condiciones que imponía su padre. Las condiciones reales de aquel fichaje y las cifras multimillonarias que se trataron de encubrir no tardaron en aparecer. El ideario futbolístico del jugador brasileño lo contemplaba con la camiseta del Real Madrid, y justamente ahora, cuando en la casa blanca se plantea muy en serio la necesidad de una gigantesca operación que pueda sacar al club de esta inercia perdedora, el nombre de Neymar y sus circunstancias se presentan en bandeja de plata. El padre del jugador marca el camino y el Real es el destino de un jugador que quizá también ha nacido para jugar en el Madrid.
A Florentino, cuando no le funciona el fax, da brillo al teléfono. Y cuando no le chuta el equipo, le toca lo que no suena al eterno rival. Ya tú sabes, apreciado Duro. En esas estamos cuando nos enteramos de que el Ser Superior no para de llamar al padre de Neymar con la insana intención de hacerle un traje de oro al brasileño y, de este modo, volver a congratularse con los que le sacan el pañuelo en el Santiago Bernabéu. A estas alturas del desastre merengue, FP sabe que la única manera de devolver la ilusión al madridismo es asestando un golpe de efecto al barcelonismo tentando a su estrella de futuro. Pero los actores de esta supuesta segunda parte de la película son muy distintos y el contexto, absolutamente diferente. El único que repite es Florentino. Pero ni Bartomeu es Gaspart, ni el entorno empresarial el mismo ni Neymar, el portugués. Y el escenario, con cinco títulos de seis posibles y los mejores compañeros que uno puede imaginar, tampoco. Porque, hablando de imposibles, soñar es gratis. Y, aunque pienses que todo se puede tener tirando de talonario, a veces te acabas ahogando en el agujero de la cartera. La fidelidad emocional y deportiva del brasileño es absoluta. Le duela a quien le duela. Que son muchos.
Cuatro veces ya ha dicho no al Madrid; por Carme Barceló
Obsesiones blancas
La Navidad no es blanca, querido Alfredo, y Benítez se come los turrones con sal de frutas. El Real Madrid cierra 2015 con un vestuario revolucionado, un entrenador cuestionado, un presidente abucheado, una estrella mosqueada y un saldo de títulos a cero. Florentino, en uno de sus momentos más bajos de popularidad, sigue obsesionado con el Barça y sabe que la debilidad económica del club catalán es una de las pocas cartas que le quedan. Cree el presidente madridista que podrá comprar el cariño, pero, hoy por hoy, es imposible en el caso de Neymar. Porque el brasileño no sólo no quiere irse sino que apuntala su estructura familiar cada vez más en Barcelona.
El presente, ese dolor
Cuatro veces, cuatro, le ha dicho Neymar «no» al Madrid. La primera, en 2011. Pero FP no acepta esa respuesta porque ni contempla ni está acostumbrado a las negativas. Le recomendaría que se ocupara y preocupara de solucionar su triste presente antes de pensar en el futuro. Aunque pueda pagar los 190 millones de la claúsula de Neymar, antes tiene que finiquitar a media plantilla, al entrenador, al encargado del fax, al inductor de las pañoladas, al de las cenas de madridistas ilustres en asadores de Madrid y al de revisar las sanciones. No quiera tapar el sol con un dedo, señor Pérez.
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