Baloncesto

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A rueda: Laso y Llull no se tocan

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Desde su zona, dando pequeños pasos y con la mirada fija en el vuelo del balón, Pablo Laso observó cómo Sergio Llull no conseguía esta vez obrar el milagro y llevar el partido ante el CSKA a la prórroga para, quién sabe, jugar y ganar otra final de la Euroliga. Laso, resignado, se llevó inmediatamente las manos a la cabeza. Era muy consciente de que su Madrid había dejado escapar un partido que tenía encarrilado. También, veterano en estas lides, que las críticas ya estaban de camino para él y para el autor de ese lanzamiento desesperado. El caso del entrenador es curioso: a pesar de su extraordinario palmarés y de que ha llevado al equipo de nuevo a una Final Four tras perder al mejor jugador de Europa (Doncic), algunos le siguen teniendo entre ceja y ceja, afeando sus decisiones hasta límites ridículos. Que se olviden, Laso es el mejor entrenador que puede tener el Real Madrid por resultados, espectáculo y cultura de trabajo. Casi nada.

Llull necesita (más) tiempo

Su partido fue malo y aun así tomó la decisión de jugarse el triple decisivo. Un error evidente, pero que demuestra el tipo de jugador del que estamos hablando. Ni en su peor momento le gira la cara al encuentro. Llull es el corazón de este equipo, la extensión de Laso en la cancha. El calvario de lesiones en el que lleva inmerso dos años ha mermado su rendimiento, pero no le ha doblegado. Llull sólo necesita estar un tiempo sano para volver a ser el de antes, ya lo verán.

¿Victoria inútil?

El Real Madrid, por cierto, se hizo con el tercer puesto tras apalizar al Fenerbahce en el llamado partido de la basura. Nadie quiere jugarlo, lo dicen los propios jugadores, pero siempre es mejor ganar al mito Obradovic que perder ante él. Y más si es por casi veinte puntos. La mejor manera de encarar el próximo objetivo: la liga ACB.