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Atlético de Madrid

Ahora le toca a la sangre del Niño

La Razón
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Comencemos por el final. Fue enternecedora esa imagen del Calderón con los aficionados sin abandonar su localidad y puestos en pie gritando «¡Cholo sácalos!».

Comencemos por el final. Fue enternecedora esa imagen del Calderón con los aficionados sin abandonar su localidad y puestos en pie gritando «¡Cholo sácalos!». Y los jugadores salieron para agradecer su apoyo a una hinchada que sabe que su equipo está ante una misión imposible (a mí me lo parece), pero a la que no se le puede hurtar que se agarre a su particular clavo ardiendo, a Luis Aragonés, al último partido europeo en un estadio histórico. Y al corazón rojiblanco del Niño, que salió en el segundo tiempo y elevó el espíritu de la grada.

El ímpetu de Torres

En efecto, el Niño metió sangre, el ímpetu de un juvenil rojiblanco que se quiere agarrar al sueño. Si antes del Bernabéu aposté porque era partido para la velocidad de Gameiro (fracasó el francés y el sábado no jugó), ahora lo del miércoles debería ser para Torres, el Niño titular esta vez, Cholo... Veremos. Al final, Simeone mandó también un mensaje de fe, con un matiz: «Nos enfrentamos al mejor equipo del mundo que hace goles en todos los partidos y aunque para muchos es imposible, para nosotros no». El matiz: Cholo decía hasta ahora que el mejor equipo del mundo era el Barça y ahora... el Madrid.

Esa puntería

Lo cierto es que ante el Eibar, el Atlético arrancó frío, golpeado aún por su horroroso partido del Bernabéu contra un Madrid que lo sacó a golpes de fútbol, esa es la realidad (tozuda). Hasta que poco a poco los del Cholo se fueron arriba. Pero si lo del sábado fue un ensayo para el milagro (inicialmente sin «9» porque Gameiro y Torres se quedaron en el banquillo y decidió Saúl), la verdad es que falló lo que no puede fallar, la puntería. Así que al Aleti le queda agarrarse al Calderón y a su... Niño.