Doce años maravillosos ¡volveremos!

Han sido doce maravillosos años en Primera. Sin ayudas y con muy poca comprensión por parte de aquellos que le han tildado de ser un equipo sin afición. Pero en este día tremendo para los que hemos sabido querer a este club azulón, quiero decir muy alto que el tiempo dará valor a lo que supone luchar contra la falta de historia y siempre a la sombra de los dos gigantes, el Madrid y el Atlético. Casi nada....

El llanto de España

Muchas veces me he preguntado por el secreto del Getafe para mantenerse tanto tiempo en Primera: no era otro que su empeño por crecer sin olvidar su carácter de club familiar y solidario. Jugar (y trabajar) en este club ha sido y era un desafío permanente, un acto de rebeldía. En el recuerdo quedan momentos que otros, con muchos más años, no han sido capaces de conquistar: dos finales de Copa y aquellos históricos, memorables, sublimes cuartos contra el Bayern de Munich que provocaron una oleada de cariño con el popular «Geta». Fueron días en los que la inmensa mayoría de aficionados españoles, de todos los equipos y colores, se sintieron por unos días «azulones» de corazón y lloraron con la injusticia de aquella inmerecida derrota ante los alemanes.

Grandiosa minoría

El descenso se consumó ayer en el Benito Villamarín, con un Betis que «sí» salió a ganar el partido, empujado por esa corriente de simpatía que se generó hace un año entre los hinchas béticos y sportinguistas cuando los asturianos subieron a Primera allí. Y la tragedia del club azulón es producto, no podemos maquillar la realidad, de una temporada muy mal gestionada: entrenador y vestuario. Esnáider llegó tarde. Lo ha intentado, pero al final no pudo ser. Toca estar ahora al lado de los que han caído y decir que estoy orgulloso de formar parte de una grandiosa minoría.