Atlético de Madrid
Saúl salva, Griezmann se ha ido
Cuando un equipo en evidente crisis de juego se va a los vestuarios con la victoria en la mochila se alimenta el debate entre los optimistas recalcitrantes y los escépticos incurables: ¿está la botella medio llena o medio vacía? Pues cuarto y mitad, supongo. Porque el Atlético sacó adelante su partido del sábado ante un equipo técnico como Las Palmas muy bien dirigido por Quique Setién, pero lo hizo gracias a un golazo de Saúl, el chico que lleva el «8» (el de ¡Luis Aragonés, Luis Aragonés!, sí señor). Y también por una estupenda actuación de Miguel Ángel Moyá, un magnífico guardameta con el que los rojiblancos pueden respirar tranquilos pese a la baja del gran Oblak.
- Sequía alarmante
Hasta aquí la visión del optimista. Eso y los primeros 20 minutos. Pero... No. Sigue el Atlético donde estaba, convertido en un equipo irregular, de altibajos, que ha perdido chispa y al que le cuesta un mundo hacer gol. Ha perdido el «punto G» (¿qué demonios le pasa a Griezmann?, alguien debe calmar la ansiedad de Gameiro). La estrella ha desaparecido y su sequía es ya alarmante: suma Antoine sólo seis goles en Liga, donde no marca desde el 2 de octubre en Mestalla, y tres en Champions. Y el ariete anda voluntarioso, pero atropellado: cada vez que se ve con el balón en el área se le escurre como el jabón en la bañera.
- Botella medio vacía
Pero no sólo es eso. También ha perdido seguridad en defensa Godín y Carrasco, magia. El belga empezó la temporada como si fuera un velocista jamaicano, añadiendo disparo (con gol) a la rapidez gracias a las lecciones y consejos del Cholo Simeone, pero ahora corre más lento, regatea con dificultades y quiere acabar todas las jugadas rematando casi siempre de manera precipitada. Definitivamente, la botella del Atlético está medio vacía. El Cholo tiene tarea. Para llenarla de nuevo.
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