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Una derrota impropia del Sevilla que yo he mamado

Una derrota impropia del Sevilla que yo he mamado
Una derrota impropia del Sevilla que yo he mamadolarazon

Debo confesaros que este es uno de los artículos más dolorosos que me ha tocado escribir, si no el que más, aunque lo acepto deportivamente y no me voy a esconder en un momento tan difícil. Por mucho que intente consolarme pensando en las cinco UEFAS o en la cantidad de victorias de mi Sevilla sobre el eterno rival en la última década, la derrota del pasado sábado es de las que hacen mucha sangre y, soy consciente, de las que pasarán a la historia del fútbol de mi queridísima ciudad.

Lo peor, las formas

A los sevillistas nos duelen los tres puntos, porque siempre queremos ver ganar al equipo y más en el derbi, pero ese dolor no es nada comparado con la forma en la que se produjo la derrota. Porque se puede perder, esto es un deporte, pero caer en un derbi por falta de testosterona es intolerable e impropio del Sevilla que yo he mamado desde pequeño. Y eso el sevillismo no se lo va a perdonar a estos jugadores... jamás! Ni a este entrenador italiano que demostró no enterarse de absolutamente nada de nada de nada. Estos no son partidos de pizarra, sino de mucha concentración e intensidad. Cuando a los veintipocos segundos de juego te hacen un gol, con todos los jugadores de tu equipo mirando, la declaración de intenciones de unos y otros es más que evidente.

«Los puntos, en casa»

Yo he vivido muchísimos derbis y, como «enfermo» del Sevilla Fútbol Club que soy, siempre intentaba meter en vena a mis jugadores esas dosis extra de sevillismo, orgullo y rivalidad que te hacen ganar este tipo de partidos. No se me olvidará jamás el día que nuestro Kanouté me dijo, con una sonrisa en la cara: «Estoy deseando que pase el partido contra el Betis porque esta semana estás insoportable». Y yo, por dentro, pensaba: «Sí, sí. Insoportable y lo que tú quieras, Frederic. Pero los puntos se quedan en mi casa».