Ciclismo
Kittel, a los pies del Macizo Central
Último esprint antes del primer contacto con la montaña. Contador nota mejoría, pero aún percibe dolores en el gemelo.
Último esprint antes del primer contacto con la montaña. Contador nota mejoría, pero aún percibe dolores en el gemelo.
A Limoges, allí donde muere la cuarta etapa en un levísimo repecho, todos los esprinters del pelotón llegan queriendo jugarse la victoria. Da igual que suban las pulsaciones y el potenciómetro esté a punto de reventar. No importa que el final sea más propicio para un Sagan que para un Cavendish, que ahí están todos. Así es el Tour. Nadie desaprovecha la oportunidad porque el premio es demasiado grande como para desperdiciarlo y por ahí aparece Marcel Kittel. Rubio, repeinado como si no llevara cinco horas pedaleando encima de la bicicleta, alto y portentoso, bello en todo su esplendor, y se impone, esbelto y escultural, al correoso Coquard, la nueva perla francesa de las llegadas masivas, a Sagan, al impronunciable Groenewegen y al hastiado Kristoff. Kittel gana la etapa por la mínima, en la «foto finish», y ahí, en lo que a instantáneas se refiere, nadie en el pelotón ciclista sale tan favorecido como él, que con 13 años cambió el atletismo por la bici.
Todos quisieron pelear la última llegada masiva antes de la montaña, incluso los fugados del día. Markel Irizar, Alexis Gougeard (AG2R-La Mondiale), Oliver Naesen (IAM Cycling) y Andreas Schillinger (Bora-Argon18) marcharon en avanzadilla, creyendo en sus posibilidades hasta que restaban siete kilómetros para el final y el trabajo del Lotto-Soudal para Greipel; el del Etixx, para el vencedor Kittel, y el del Dimension Data, para el triunfador Cavendish, echó abajo la intentona. Todos querían ganar. Era la última oportunidad antes de que hoy cambie el plano del Tour.
Será el primer contacto con la montaña en el Macizo Central. 216 kilómetros entre Limoges y Le Lioran con un explosivo final que incluye las subidas al Col de Neronne, de tercera categoría, el Pas de Peyrol, de segunda, el Col du Perthus (2ª) y el Col de Font de Cère, de tercera, todos en los últimos 43 kilómetros. «Habrá que estar mentalizado de que será muy duro», dice Alberto Contador, que en la jornada de ayer se notó «un poquito mejor que los dos primeros días». «Me cuesta pedalear fuera del sillín, que es mi manera natural de pedalear, pero eso es cuestión de tiempo», auguraba el corredor de Pinto.
Sin cambios en una clasificación general que sigue liderada por Peter Sagan, hoy se le presenta a Alejandro Valverde una gran oportunidad para vestirse de amarillo. Sólo 14 segundos le separan del jersey de líder. «Estoy ahí, pero hemos venido a lo que hemos venido», no se cansa de repetir, aludiendo a que su objetivo prioritario pasa por estar al lado de Nairo Quintana y ayudarle en todo lo que necesite. «Pero si se presenta la ocasión y me veo delante, no lo voy a desaprovechar». El murciano cree que «es la primera etapa peligrosa de montaña, pero éstas», refiriéndose a la llana de ayer, «son aún más peligrosas».
También presentará su candidatura al triunfo de etapa Joaquín Rodríguez, que no oculta tener la jornada señalada en el libro de ruta. «Yo puedo poner la X donde sea, ¡a ver dónde me dejan hacer algo!», exclama, al tiempo que se felicita de la subida de temperaturas después de lo vivido en Normandía. El Macizo Central siempre ha sido una olla a presión en el Tour. «Hoy –por ayer– ya se nota un poco el calor, esperemos que mañana haga incluso un poco más de calor», deseaba el catalán.
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