Ciclismo
La rutina de la supervivencia
Meersman se impone al esprint en una etapa en la que los favoritos se conforman con no sufrir desgracias. Hoy les espera el primer final en rampa en la subida al Mirador de Ézaro
Meersman se impone al esprint en una etapa en la que los favoritos se conforman con no sufrir desgracias. Hoy les espera el primer final en rampa en la subida al Mirador de Ézaro
Hay etapas que resultan casi invisibles para los favoritos. Etapas que miran ya con la esperanza de ver la siguiente. Como sucedía con la de ayer, un trámite a la espera de las primeras cuestas, esa rampa de Ézaro que espera que asome la cabeza de Valverde por encima de la del resto de favoritos. Ayer se trataba de salir vivos, de no encontrarse con una caída que les complicara el futuro. Como les sucedió a Lagutin o a Ryan Anderson. Era una simple cuestión de supervivencia. Especialmente para Alberto Contador, que se había dejado casi un minuto en la primera etapa. 52 segundos que le obligan a correr contra el reloj desde el comienzo, aunque él y su entorno no se preocupen demasiado. Mejor perder algunos segundos de más que acumular caída tras caída y desgracia tras desgracia, como le sucedió en el Tour.
«Era un día de estar tranquilo. El final era nervioso, había que estar bien colocado. Estoy contento porque hemos salvado el día sin caídas. Ézaro es el primer test, llega de golpe, muy rápido. A ver cómo están las fuerzas», decía Alberto Contador en la llegada. Había que luchar contra el viento y seguir de pie. Hoy tampoco espera que sea un buen día para empezar a recortar diferencias. «Es un final de clásicas, no sólo para Valverde, también para gente como Simon Yates o Brambilla», advierte.
Un día en el que, previsiblemente, el maillot rojo volverá a cambiar de propietario. Kwiatkowski lo heredó ayer de su compañero Kennaugh. «Peter [Kennaugh] me ha dado la oportunidad de esprintar por las bonificaciones», explicaba el polaco. «A pocos kilómetros de la meta me preguntó si quería esprintar, vimos que Froome estaba bien y acepté su propuesta. Decidimos lanzarnos, salió bien y estoy muy agradecido», añadía. No llegó a tiempo de conseguir bonificaciones, fue cuarto en la llegada, pero los puestos le permiten ser el nuevo líder de la carrera.
Las bonificaciones, y la victoria, fueron para Meersman, el belga del Ettixx que se llevó la etapa en el esprint. Una llegada abierta en la que no hay un equipo dominador como en anteriores ediciones de la carrera. Por eso el Ettixx mandó a David de la Cruz por delante para hacer trabajar al resto de equipos de esprínters a falta de diez kilómetros para la llegada. No había otra intención que la de ejercer una labor de desgaste para que Meersman rematara en la llegada. «En los últimos días he entrenado bien y el equipo me ha transmitido seguridad», aseguraba el ganador, que disfruta de su primera victoria en una gran vuelta. Un hombre feliz, como Kwiatkowski.
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