Tour

Pogacar reina en los adoquines

El ciclista esloveno da otro paso al frente en la general del Tour y distancia a sus rivales en una etapa de locos. Roglic, el que más se deja en el pavés

Tadej Pogacar, en uno de los tramos de adoquines de la quinta etapa del Tour
Tadej Pogacar, en uno de los tramos de adoquines de la quinta etapa del TourPAPON BERNARD / POOLAgencia EFE

Tenía que pasar. Llevábamos cuatro días de competición donde las fuerzas estaban prácticamente intactas. Con fugas testimoniales y esprints masivos, salvo la exhibición de Van Aert en Calais. Pero el pavés estaba llamado a ser el primer elemento que aclarase de forma significativa el panorama de la clasificación general. Y cumplió con las expectativas.

En cierto modo, fue como poner el mundo al revés. Porque ni Jumbo ni Ineos fueron protagonistas, al menos no en la cabeza de carrera. El equipo de Roglic y Vingegaard tuvo que salvar todo tipo de vicisitudes y sufrió, en consecuencia, un duro golpe –aunque no definitivo– de cara a lo que falta de carrera. Otra vez a contracorriente y otra vez con un enemigo como Tadej Pogaçar, que fue de nuevo el gran triunfador, pese a no entrar ganador en meta. Pero el joven esloveno demostró ser, con diferencia, el ciclista más completo de toda la carrera. No sólo metió los primeros segundos en la crono inaugural de Copenhague. Es que en medio de las piedras fue capaz de situarse con los mejores especialistas en la disciplina –y eso que no tenía nadie que le acompañase– y hablarles de tú a tú. Por supuesto, alguien que es capaz de darse codazos con los mejores rodadores en una etapa como la de Arenberg, forzosamente sacará distancia frente a sus rivales por el amarillo en París. Y así fue.

Pogaçar es uno de los elegidos. De los ciclistas llamados a dominar una época. Esto es tan así como que a los 24 años ya tiene dos Tours y ayer volvió a inclinar un poquito más a su favor el tercero. No hay más. Y encima tiene la actitud del campeón ofensivo, que aprovecha el mínimo instante favorable para hacer daño. Como demostró este miércoles cuando, en un grupo de cabeza ya exiguo de apenas 30 ciclistas, salió al ataque de Jasper Stuyven y se fueron ambos en solitario, haciendo distancia con sus rivales. En la casa de Jumbo-Visma todavía se estarán preguntando cómo pudo pasar. Hicieron todo lo que había que hacer. Alinearon un equipo solvente para acompañar a sus líderes en esta etapa. Fueron a reconocer los tramos de pavés no una, sino dos veces. Y, en cambio, fueron los grandes perdedores… aunque no todos por igual.

La cruz de la jornada fue para Roglic, que se dejó más de dos minutos con Pogaçar. Se cayó en el momento menos oportuno y su gran rival supo aprovecharlo. Además, quedó bien claro que Jumbo iba a jugar a la bicefalia. Con la caída del esloveno, paró a medio equipo… pero dejó al otro medio con Vingegaard, que tuvo una avería pero al final fue capaz de salvar la etapa y dejarse sólo 15 segundos respecto a Pogaçar. El otro gran perjudicado, con más de tres minutos de pérdida, fue un Ben O’Connor, que quizá se despidiera de cualquier opción de podio.

Triunfó la fuga

También logró Jumbo-Visma salvar el maillot amarillo, aunque por un suspiro. Por primera vez en este Tour, la fuga del día –pues resulta que, cuando en vez de uno se escapan seis ciclistas, aumentan sus opciones reales de llegar– logró disputarse la etapa en Arenberg. Un grupo poderoso de rodadores y hombres acostumbrados a la superficie empedrada, de nuevo con Cort Nielsen entre ellos. Finalmente se jugaron un agónico esprint cuatro corredores en el que Simon Clarke (Israel) y Taco Van der Hoorn (Wanty-Intermarché) se acabaron batiendo a pistonazo limpio, con Clarke ganando por un suspiro. Un ciclista que en diciembre tuvo que hacer un llamamiento por redes sociales porque no tenía ni equipo y ahora es un ganador de etapa en el Tour.

La carrera ha entrado en otra fase. Ya hay gente con tiempo perdido que tendrá que reaccionar. Y la corta pero explosiva Côte de Pulventeux (800 metros al 12%), a seis kilómetros de meta, encadenada con una subida más suave hacia la meta de Longwy, es un escenario perfecto para que hoy se monte la Marimorena.

Enric Mas sale vivo

Pasó un tanto inadvertido entre el fragor de la batalla, pero lo cierto es que Enric Mas y Movistar cumplieron el objetivo en la etapa de ayer: salir vivos. El balear entró bien posicionado en el grupo de Vingegaard y de casi todos los favoritos, por lo que da un pasito al frente y se mantiene en la pelea por el podio, de la que ya se ha bajado O’Connor, uno de los que acabó por delante de Enric el año pasado.