Tour

Peligro, pavés: aquí se puede perder el Tour

La quinta etapa de la edición 2022 será el primer día clave de la carrera con los temidos tramos de adoquines en el bosque de Arenberg, donde los favoritos tratarán de evitar cortes y caídas

Pogacar, en el mítico bosque de Arenberg
Pogacar, en el mítico bosque de Arenberg@TamauPogi

Se acabó. El desarrollo de las tres etapas que hemos visto en el Tour no se va a repetir este miércoles. Llega el primer día verdaderamente clave. En el que, como se dice en el pelotón, todo el mundo va a estar «con las orejas tiesas» hasta que lleguen a meta. Es la jornada que desata todos los temores de los favoritos, y no es por la dureza o altitud de los puertos: es por la dificultad de los adoquines. Y es que en Arenberg, nadie va a ganar el Tour. Pero por mera estadística hay alguien que lo va a perder, y cuando todo termine se sabrá quién es. Casi todos los equipos han preparado esta jornada como los días de Alpes y Pirineos, con reconocimientos específicos y bicicletas pensadas para la ocasión.

Porque la presencia del pavés no va a ser testimonial. De hecho, el propio nombre de la localidad que alberga la línea de meta ya hace temblar a cualquiera. Arenberg, lugar mítico de la París-Roubaix y uno de los tramos que más colabora a ese apellido de «Infierno del Norte» que tiene la clásica de los empedrados. En este caso van a ser nada menos que 19,4 kilómetros de adoquín repartidos en 11 segmentos. Todos concentrados en la segunda mitad de la etapa. Algunos de ellos tienen una longitud superior a los dos kilómetros, distancia más que suficiente para que un pelotón se haga añicos en cualquier momento. Las caídas, pinchazos y cortes van a ser una constante y todos los favoritos a la general deberán estas preparados. Sobre todo, teniendo en cuenta que algunos de los aspirantes a ganar el Tour no han tocado el pavés en su vida profesional.

Aquí, como es de esperar, Pogaçar es uno de los que parte con mayor ventaja. El joven esloveno ha demostrado ser una auténtica bestia en todos los terrenos, y el cuarto puesto que logró en el pasado Tour de Flandes es una muestra perfecta de ello. También Geraint Thomas es otro veterano de las piedras que acumula numerosos puestos de honor en las clásicas flamencas.

Clasicómanos como guía

La importancia de la etapa de la quinta etapa se entiende con echar un vistazo a las alineaciones de los equipos. Prácticamente todos han reclutado a corredores versados en las carreras de adoquines, para que hagan de guía y cubran las espaldas de sus jefes de filas. Jumbo-Visma, por ejemplo, ha puesto nada menos que a Wout Van Aert, Tiesj Benoot y Christophe Laporte. Si quisieran, podrían hacer mucho más que «defender» a Roglic y Vingegaard. De hecho son, junto con Ineos –que tiene a Ganna, Rowe y Van Baarle junto a Thomas– los principales candidatos a romper la baraja. Ayer se vio perfectamente que son los más fuertes cuando quieren, y además tienen los grupos más completos para romper el pelotón en este terreno. Pero, dentro de sus posibilidades, todos los equipos que tienen un candidato a la general han decidido arroparlo en esta crucial etapa aunque después quede mucho Tour por delante.

Movistar Team, por ejemplo, no despegará a Imanol Erviti de Enric Mas. El navarro es un ciclista respetado en el pelotón, que ya ha dado sobradas muestras de su capacidad en este terreno, con largas fugas tanto en Flandes como en Roubaix. También hay otro gran rodador como Nelson Oliveira, aunque menos avezado quizá en los empedrados. Rigoberto Urán tendrá a Bettiol. Jack Haig no se separará, seguro, de Dylan Teuns. Jon Degenkolb estará junto a Bardet y Nils Politt hará lo propio con Vlasov. Y otra escuadra a tener en cuenta es AG2R-Citroën, que rodeará a Ben O’Connor de un grupo más que solvente con Naesen y Jungels a la cabeza.

Se acabó la prudencia de estos días atrás. Se terminaron las medias tintas. Es hora de empezar a poner las cartas sobre la mesa en el temido pavés. Afortunadamente no se espera lluvia en toda la etapa, pero esto no es más que un pequeño alivio. Aunque sea en seco, que nadie olvide que aquí se puede perder un Tour.

Golpe de mano de Van Aert en Calais

Van Aert celebra su triunfo de etapa en Calais
Van Aert celebra su triunfo de etapa en CalaisYOAN VALATAgencia EFE

Llevaba tres días siendo segundo y, simplemente, ya debía estar harto. Wout Van Aert llega a su mejor terreno -el adoquín- con el maillot amarillo más afianzado tras ganar la etapa de ayer en Calais. El líder forjó su triunfo con un espectacular ataque preparado por Jumbo-Visma en la Côte du Cap-Blanc Nez, a 10 de meta, donde ‘abrió’ a todos los rivales. El resto fue una galopada en solitario hasta entrar vencedor con una más que curiosa celebración, batiendo los brazos como si estuviese volando un ave. Será complicado que alguien le quite la prenda antes de la primera llegada en alto del sábado.