Violencia ultra
Cuando hasta las pegatinas son armas
La seguridad del Madrid no va a quitar las que peguen los ultras del Legia porque les ponen cuchillas. Se teme su violencia extrema.
La seguridad del Madrid no va a quitar las que peguen los ultras del Legia porque les ponen cuchillas. Se teme su violencia extrema.
Nadie espera un partido complicado esta noche en el Bernabéu. En el césped, el Real Madrid se enfrenta al que puede ser el peor equipo de la «Champions». Y sin embargo, nadie de seguridad del estadio o de la Policía espera vivir un partido tranquilo. «Va a ser un día jodido», les han dicho, previniéndoles de lo que puede suceder si los ultras del Legia, de los más peligrosos de Europa, actúan como hacen casi siempre. A la seguridad del estadio se le ha pedido que, a diferencia de otras noches de partido, no quite las pegatinas que puedan pegar los ultras rivales en las paredes de las gradas: suelen poner cuchillas en las pegatinas, para que quien la quite se corte. Es la violencia por la violencia.
El partido siguiente, la vuelta en Varsovia, se va a jugar a puerta cerrada porque en el primer choque contra el Borussia Dortmund rociaron con gas pimienta a la Policía. Sin embargo, han podido viajar a Madrid y durante todo el día y después, por la noche en el Bernabéu, se espera la llegada de 3.500 aficionados, de los que 300 son radicales, ultras de extrema derecha, nacionalistas y marcadamente antisemitas.
En un partido que el Legia jugó contra un equipo de Israel sacaron una inmensa pancarta en la que se leía «Yihad». En su página web se pide asistir a manifestaciones en contra de los inmigrantes que llegan a Polonia. No esconden lo que son ni ocultan que viajan con ánimos de pegar.
Hay cierta inquietud por lo que pueda pasar. Aunque vienen con policía secreta polaca y ellos tienen su propia seguridad, el día es muy largo y durante noventa minutos los ultras tienen que estar quietos en una esquina de la grada del Santiago Bernabéu. No se han vendido las entradas cercanas a esa zona y a los encargados de los ascensores de ese lado del estadio se les ha pedido que hoy no vayan a trabajar.
Ayer se reunió la Delegación del Gobierno con el Real Madrid y el resto de las instituciones y se reforzó el dispositivo «teniendo en cuenta los antecedentes de los ultras del equipo visitante». Se calificó de «alto riesgo» y si normalmente son unos 1.000 policías los que se ocupan de estos partidos de Copa de Europa, hoy habrá 2.000 efectivos, entre brigada móvil, de la unidad de subsuelo, de caballería, unidades de intervención policial (UIP), guías caninos y agentes de la Oficina nacional del deporte de la Policía Nacional, además de la Policía Municipal, el Samur y la Cruz Roja. Por parte del Madrid, la seguridad llegará hasta 700 personas, más la habitual vigilancia mediante cámaras con las que la seguridad del estadio controla todo.
Además, se va a reforzar la vigilancia en las entradas del estadio y los cacheos. Se ha avisado a la seguridad de que los ultras pueden intentar colar bengalas en el recto o en las muletas, mientras fingen que no pueden caminar.
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