Atlético de Madrid
Cuando Solari era del Atlético
El entrenador del Real Madrid llegó a España para jugar en el Calderón. Entonces, no eran muchos los compañeros que se lo hubieran imaginado sentado en un banquillo
El entrenador del Real Madrid llegó a España para jugar en el Calderón. Entonces, no eran muchos los compañeros que se lo hubieran imaginado sentado en un banquillo.
Santiago Solari llegó a Madrid en enero de 1999 para cerrar su fichaje por el Atlético. No tenía representante, de sus asuntos se ocupaba su padre, Eduardo, ex futbolista y entrenador, pero eso no impidió que hubiera cinco intermediarios en las oficinas del Calderón para cerrar el acuerdo entre River y el Atlético. Entre ellos, Quique Pina, que todavía no se había dedicado a invertir en clubes de fútbol, y Paulo Futre.
A Solari lo avalaba su rendimiento en River Plate, cuando la liga argentina todavía producía futbolistas de talento a un ritmo superior al de cualquier otro país, y una familia de futbolistas. De su tío Jorge, que entrenó al Tenerife, heredó el apodo, que pasó del «Indio» al «Indiecito». Aunque poca gente sigue llamando así al actual entrenador del Real Madrid. Sólo algún ex compañero. Como Kiko, que no tiene muy presente en la memoria la llegada de Solari al Atlético hace ya veinte años. «No recuerdo bien si sus inquietudes iban o no por el camino de ser entrenador. Pero sí lo imaginaba más dando charlas o escribiendo libros que en un banquillo», dice el ex delantero rojiblanco.
A Roberto Fresnedoso, otro de los jugadores de aquel Atlético de finales de siglo, no le sorprende tanto ver a Solari con el chándal. «Dentro de los perfiles que hay en un vestuario sí lo imaginaba de entrenador. O entrenador o escritor o poeta. Es un perfil bastante intelectual, con una mentalidad muy analítica, muy reflexiva, muy asertiva. Muy preparado», explica. «No es que los futbolistas seamos ladrillos, pero en el contraste de un equipo de fútbol destacaba», añade.
Solari no era el único lector de aquel equipo, aunque muchas veces eso se quiera destacar como una rareza dentro del fútbol. «Leer hemos leído muchos. Yo leía más de jugador que ahora porque tenía más tiempo», afirma Fresnedoso. Pero lo que más destacaba en Solari era otra cosa. «A él se le veía con mucha capacidad de expresión, muy analítico, participaba mucho de cualquier debate también ajeno al fútbol».
Solari acabó escogiendo el camino inesperado, pero antes de eso también coincidió con Simeone en San Lorenzo de Almagro. El Cholo comenzaba su carrera como entrenador y Solari apuraba sus últimos días como futbolista. «Lo conozco desde hace un montón de tiempo. Me ha tocado dirigirle en el final de su carrera. Nos dio mucha categoría y jerarquía. Está capacitado y está demostrando personalidad. Por ser argentino me pone contento», explica el Cholo. Simeone no quiere valorar el trabajo del entrenador rival, pero reconoce que el Real Madrid «está creciendo desde la llegada de Solari».
El entrenador madridista jugó año y medio en el Atlético, disputó 46 partidos y marcó siete goles antes de marcharse al Real Madrid. «Yo creo que fui de los primeros que se enteró de que se iba al Madrid. Me lo dijo él, pero pidió que no dijera nada. Parecía una sorpresa por el momento, por el entorno, por el contraste... Tu equipo baja y te vas al Madrid –que era campeón de Europa–, pero él hizo muy buena temporada. Descendimos, pero había destacado», reconoce Roberto Fresnedoso. «Yo tenía bastante afinidad con él, éramos los dos jóvenes y por edad nos llevábamos bastante bien», dice. «Era sociable, un tío muy correcto, muy educado y era muy fácil llevarse bien con él. Era inteligente. Sabía ver las virtudes de todos para explotarlas».
✕
Accede a tu cuenta para comentar