Barcelona

De Londres al infinito

Mireia Belmonte / Nadadora

La Razón
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¿Dónde está el límite de Mireia Belmonte? Ella no lo sabe y tampoco su entrenador, Fred Vergnoux, aunque lo intuye: «Hablando de Mireia no me conformo con la plata». El francés es mucho más que un preparador. Es el hombre que convirtió a la niña talentosa en una campeona, que empezó a tomar forma definitiva en los Juegos de Londres. Hasta esa cita, Mireia había conseguido algún resultado importante, pero en los momentos de la verdad se bloqueaba y no podía explotar su potencial. Los Juegos de 2012 parecían un capítulo más de ese historial, cuando las primeras pruebas no le salieron como quería. Pero la nadadora de Badalona ya no tenía miedo. Lo había preparado con Vergnoux y también con la ayuda de un psicólogo. Su problema estaba en la cabeza más que en los brazos y las piernas. Cada día, saltaba a la piscina del «Aquatics Centre» de Londres pensando en el presente y olvidando el pasado, y se colgó dos platas que fueron una liberación. A partir de ahí, la española vivió una segunda evolución en su carrera, que aún no ha llegado a su tope, pese a que después hubo un amago de crisis, una pequeña rotura con su entrenador y con su club, que se salvó pocos meses después. Fred, que ahora trabaja para la Federación, y Belmonte se volvieron a unir para seguir ganando. No es fácil aguantar el ritmo que impone el francés, muchos se rinden a mitad de camino, pero Mireia es una chica preparada para el sufrimiento. Madrugar, pesas, físico, agua, más agua, gimnasio, series infinitas en la piscina, siesta, más cloro y a estudiar. Y concentraciones en altura, en Sierra Nevada, unas cinco al año. Así de espartana es la vida de esta sirena. Así tiene que ser para poder llegar a lo más alto. Lo suyo es trabajo y también genética, porque pocas como ella se recuperan tan rápido de los esfuerzos, para disputar siete u ocho pruebas en cada campeonato. Después de Londres llegaron medallas en Mundiales (dos platas y un bronce en Barcelona 2013) y en casi todas las pruebas que nada. Porque Mireia muchas veces entrena compitiendo y casi no para en todo, siempre a gran nivel. Tras Doha, donde ya lleva tres oros, descansará una semana en Navidad y volverá a la rutina. En 2016 le esperan los Juegos de Río. Y allí el objetivo es el máximo: un oro.