«El balonmano está peor que fatal»

Alberto Entrerríos (Gijón, 1976) se perdió los Juegos Olímpicos por decisión técnica, y cuando ya esperaba no jugar más con la Selección, Valero Rivera le ha vuelto a llamar para disputar su última gran cita, a los 36 años. El capitán, que este año ha emigrado a Nantes por la crisis, ve en el Mundial de España que empieza el próximo viernes una oportunidad para empezar a crecer en un deporte que está en horas bajas...

–¿Le dolió perderse los Juegos?

–Por supuesto, quién podría decir lo contrario, pero lo llevé con naturalidad y como coincidió con mi cambio de club tuve la cabeza ocupada. Vi los partidos por televisión, con dificultad, porque estaba con el Nantes de concentración en la montaña. La forma de perder fue cruel, pero siempre hay que mirar adelante. El deporte es así. Ahora, con el Mundial de España, tenemos la oportunidad no sólo de olvidarlo, sino de volver a empezar nuestra historia.

–Valero Rivera ha reconocido ahora que le echó de menos...

–Es un acto muy honorable. Se lo he agradecido y es un tema completamente olvidado. Hay que llevarlo con naturalidad; en la Selección entran y salen muchos jugadores, yo salí, ahora he vuelto a entrar y cuando acabe este campeonato volveré a salir y no pasa absolutamente nada.

–¿Esperaba volver?

–La verdad es que no. Cuando llevas tantos partidos con la Selección y llegas a una edad como la mía, pensaba que no iba a volver, aunque no me cerraba las puertas teniendo en cuenta que el Mundial es en España.

–Una motivación extra...

–Es una ilusión, una oportunidad. El balonmano está como todos sabemos: fatal. O peor que fatal, podríamos decir. Entonces, si estás entre la espada y la pared no podemos ir más atrás, y la oportunidad es de crecer y reinventarnos. Quizá muchas veces no es responsabilidad de los jugadores promocionar el deporte, pero ahora cada vez tenemos que estar más implicados.

–¿Cómo se ve la crisis de España desde Francia?

–Incluso en la lejanía, duele. Los jugadores que hemos tenido que salir de nuestro país para vivir de esto hemos hecho un grandísimo esfuerzo porque cuesta, ya no sólo por empezar una nueva vida en otro país, sino por dejar el tuyo. Pero el balonmano es un deporte que siempre ha sido muy irregular, y cuando la crisis aprieta, como está haciendo en todos los departamentos de la vida, el balonmano es de los que más sufre.

–Pero España lleva 20 años entre los primeros...

–El balonmano español tiene muy buenos recursos a nivel de jugadores, de técnicos, de dirigentes... Aunque no contemos con tantas licencias como otros países, o con la atención de los medios de otros países, el nivel se mantiene porque hay recursos.

–¿Cómo está su hermano Raúl tras la lesión?

–Está fastidiado. Estamos seguramente ante la oportunidad de nuestra carrera, porque ninguno de nosotros vamos a poder volver a disputar un Mundial en España; yo, por supuesto que no, pero incluso los más jóvenes, tampoco.

–¿Cómo se vivió el escándalo de las apuestas en Francia?

–Se montó una gorda porque para lo bueno y para lo malo, el balonmano en Francia está muy atendido. Entonces salió enseguida en los medios... La gente sigue mucho el balonmano allí, sobre todo por los éxitos de su selección.

–¿Debe guardar fuerzas España en la primera fase?

–En un campeonato que organizas en tu país vas a salir a 200 por cien el primer día, sea cual sea el rival. ¿Puede ser contraproducente? Es posible, pero como equipo anfitrión es normal. Puede que al final haya un pequeño bajón físico por ello, pero esperemos compensarlo con las ganas y la motivación que tenemos.

–¿De qué puede presumir la Selección?

–La defensa de España es de las mejores del mundo y lo más importante del grupo.

–¿Sigue tocando la guitarra en Francia?

–Le doy poquito. Lo tengo abandonado, no tengo tiempo. Me he llevado algunas, pero lo tengo parado. El grupo (Semilla Negra) está en paréntesis.

–Póngale banda sonora al Mundial...

–Le pondremos la de toda la vida: «We are the champions».