El día de la undécima

Estoy convencida de que hoy levantamos la undécima Copa de Europa. Y lo sé porque estamos en nuestra competición, porque hemos sobrevivido a una temporada que no ha sido todo lo buena hasta ahora que esperábamos, porque tenemos más experiencia, porque nuestros jugadores se han visto muchas veces en situaciones similares y porque somos el Real Madrid.

No sólo sé que vamos a ganar, también sé que va a marcar Cristiano Ronaldo y que Bale va a ser un jugador determinante en el desarrollo de la final. Se lo merece el galés. Además, sé que la final va a ser un partido muy apretado, muy «perro», muy exigente, que se va a decidir por detalles y que va a tener poco que ver con el de hace dos años de Lisboa. Aquella final permanece como un recuerdo para todos: para los que ganaron y también para los que perdieron. La historia pesa y la más reciente se escribió en la capital portuguesa con un desenlace que todos conocemos.

De este Madrid lo que más me gusta es el carácter y el cambio que ha experimentado con la llegada de Zidane. Sin desmerecer al técnico anterior, el que ha sido jugador, y en este caso uno de los más grandes, es capaz de dar plus al colectivo. El estado de ánimo positivo con el que se afronta esta final es básico, fundamental para alcanzar la victoria.

En la acera de enfrente lo que más me preocupa está precisamente en el banquillo: el Cholo Simeone. El Real Madrid sabe que hoy el Atlético va a salir a morder, que es un equipo que ya está al nivel de los más grandes como el propio Madrid y que se ha convertido otra vez en un rival directo cuando hace años estaba peleando en otros terrenos muy diferentes a los de hoy en día. A pesar de eso, el Real Madrid levantará hoy la Undécima.