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El objetivo de las mafias: tenistas jóvenes y veteranos sin currículum

El peligro y la tentación: un chaval, por vender un juego en un partido, puede obtener recursos para disputar el siguiente torneo

Daniele Bracciali, el italiano sancionado de por vida por las apuestas ilegales
Daniele Bracciali, el italiano sancionado de por vida por las apuestas ilegaleslarazon

El peligro y la tentación: un chaval, por vender un juego en un partido, puede obtener recursos para disputar el siguiente torneo

Ante la dificultad de perseguir las apuestas ilegales, «lo que puede hacer la Federación es situar a los cuerpos de policía especializados en los focos de riesgo para que investiguen ahí». Esos focos de riesgo son dos, según explica Fermín Morales: «Por un lado están los tenistas jóvenes que han dejado el circuito juvenil y están desembarcando en el circuito profesional, con escasos medios económicos para competir todas las semanas y pagarse los gastos. A un chaval de estos le dicen: “Te vamos a pagar 700 euros si te dejas ganar un set”. Y el chico a lo mejor con esos 700 o 1.000 euros tiene garantizado el viaje y el hotel para la competición de la semana siguiente. Ése es un sector débil y que preocupa. El otro es el de jugadores que están de salida, de treinta y pico años, que no han hecho una gran carrera profesional, que no han generado, en definitiva, unos ahorros importantes, y ahí también vemos que estamos ante un sector de debilidad que puede llegar a vender partidos a las mafias de apuestas por poco dinero».

Según la documentación que ha hecho pública la TIU, se sancionó a 20 personas en 2018 por el tema de las apuestas. Dos de ellos eran jueces de silla y uno, entrenador. El resto, jugadores. Los nombres más conocidos son los de los italianos Potito Starace (llegó a ser el 27 del mundo), con una pena de diez años sin jugar; y Daniele Bracciali, que llegó a ser el 49 del ránking individual y que ha sido condenado de por vida al ser considerado un «reclutador» de jugadores para amañar partidos. Ambos están en el ocaso de su carrera, con 37 y 40 años, respectivamente, y llevan tiempo lejos del foco mediático. También los dos son una excepción. El resto de señalados por la TIU han tenido como ránkings más altos el 1.491, el 639, el 497... «Las estrellas consolidadas tienen unos recursos por ránking, por ganar torneos o por ingresos publicitarios, porque el tenis es un deporte que mueve mucho dinero. Cuando estás entre los 70, 80 o 90 mejores te ganas bien la vida, ahí no están los problemas», dice Morales.