Mundial de Balonmano
España gana a Egipto y estará en el preolímpico de Tokio 2020
La selección de balonmano ganó 36-31 a la selección africana.
La selección española de balonmano no falló y se aseguró un puesto en los preolímpicos, tras imponerse este sábado por 36-31 a Egipto, en un encuentro que el conjunto español, atenazado por la presión, no pudo decantar a su favor hasta bien entrada la segunda mitad.
"Para ellos es un premio estar aquí y para nosotros una responsabilidad", señaló en la previa el técnico español Jordi Ribera, que no pudo explicar mejor el diferente estado de ánimo con el que ambos conjuntos afrontaban el choque. Y es que si para España no había margen de error, para Egipto concluir con una victoria o una derrota no iba a variar su buen papel en un Mundial, en el que pocos esperaban que los norteafricanos llegaran tan lejos.Una circunstancia que no tardó en reflejarse sobre la pista, en la que los "Hispanos"siempre destilaron una sensación de ansiedad, que sólo sirvió para lastrar su juego. Especialmente en defensa, donde los de Jordi Ribera sufrieron lo indecible para controlar las eléctricas acciones de uno contra uno con las que los egipcios concluyeron cada uno de sus ataques. Un problema que España pareció poder atajar gracias a las paradas de Gonzalo Pérez de Vargas, que tranquilizaron los nervios del equipo español.
De hecho, la selección española pareció en disposición de abrir brecha en el marcador con dos robos consecutivos de balón que permitieron a España situarse con una renta de dos goles (7-5) en el marcador superados los diez minutos de juego. Pero la prisas por romper el partido lo antes posible se convirtieron en el peor enemigo del equipo español, que en su afán por marcar rápidamente llenó de errores innecesarios sus transiciones. Unas prisas que también lastraron el trabajo defensivo del conjunto español, que en su empeño por recuperar balones y más balones, perdió más de lo conveniente la posición, facilitando la tarea a los atacantes egipcios. Premura que se tradujo en un sinfín de rechaces y balones sueltos en las inmediaciones de los seis metros que acabaron siempre en las manos de los jugadores africanos, en especial del pivote Mohamed Shebib, que cerró el primer tiempo con cuatro dianas.
Una dificultad a la que se añadió la irrupción del portero Karim Hendawy que nada más saltar a la pista atajó cuatro balones consecutivo que pusieron al borde del abismo (14-16) al equipo español. Marcador que obligó a pedir con urgencia un tiempo muerto al preparador español Jordi Ribera, temeroso de que Egipto pudiera escaparse en el marcador. Una fuga que España logró evitar con el paso a la defensa 5-1 que ordenó el seleccionador español, un cambio defensivo, que marcó un antes y un después en el partido. Y es que a pesar de que los "Hispanos"se marcharon al descanso por debajo en el marcador (17-18) la excelente labor de Aitor Ariño en el puesto de avanzado ya comenzó a dar sus frutos en el tramo final de la primera mitad.
La frenética actividad de piernas de Ariño no tardó en contagiarse al resto de sus compañeros, que en la segunda parte cerraron todos los caminos al gol a una selección egipcia, que encadenó una y otra pérdida de balón. Cuando no perdió el balón los jugadores egipcios se estrellaron con un inspirado Gonzalo Pérez de Vargas, que con sus paradas acabó por derribar la resistencia del equipo norteafricano, que dirige el español David Davis.
Un trabajo defensivo que permitió a España distanciarse, por fin, en un marcador, que reflejaba a los 40 minutos una tranquilizadora renta de cuatro tantos (26-22) para los de Jordi Ribera. Pero ni aún así dejó de defender el equipo español, que no estaba dispuesto a que nada, ni nadie le arrebatase la plaza en los torneos preolímpicos.
Un objetivo con el que pareció especialmente comprometido un espectacular Joan Cañellas, autor de nueve dianas, que encarriló definitivamente el triunfo para el equipo español con un descomunal desde once metros, que puso a España con una renta de cinco tantos (33-28) a ocho minutos para la conclusión. Diferencia que la selección española supo ya manejar con ofició como reflejó el 36-31 final, que vale un puesto en los torneos preolímpicos.
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