
F1 / GP de Canadá
Fernando Alonso regresa a un lugar maldito para su carrera deportiva
La victoria de su compañero Hamilton en Canadá 2007 fue un punto de inflexión en la trayectoria en la Fórmula Uno

Corría el mes de diciembre de 2005 y España todavía asimilaba que uno de los suyos, Fernando Alonso, había sido campeón del mundo de Fórmula 1 unos meses atrás, en septiembre. El asturiano y Renault vivían momentos dulces cuando de repente, sin que nadie pudiera «olerlo», McLaren anunciaba el fichaje del piloto para 2007. Al año siguiente Alonso volvió a ganar el título con la marca gala y en enero recaló en el equipo inglés con una fastuosa presentación celebrada en Valencia. Semanas antes, la estructura británica, con Ron Dennis a la cabeza, meditaba quién acompañaría al ovetense en el segundo monoplaza y en esas quinielas estaban Pedro de la Rosa (que era probador), Heikki Kovalainen y un jovencísimo piloto inglés de apenas 22 años que venía de ganar la GP2: Lewis Hamilton.
Y aquí se produjo el primer error de Alonso. En su nuevo contrato no reflejaba su autoridad para vetar o no a compañeros de equipo, como ya en su momento hacía el propio Michael Schumacher en Ferrari. O quizás Alonso no quiso meterse en esa decisión y, desde «las alturas», menospreció el posible rendimiento de sus futuros compañeros. O quizás Alonso dio su bendición a Hamilton pensando que un debutante no podía representarle un peligro. Sin embargo, la historia fue diferente. Aquel año, el joven inglés se adaptó al coche y a la categoría de forma increíble y apenas unos meses después de su debut, en Montreal, escenario este fin de semana del Gran Premio de Canadá, empezaron todos los males y problemas para Alonso.
Han pasado 18 años desde aquello y hoy el británico ostenta siete títulos y el español no volvió a ganar. Semanas antes de aquella carrera de 2007, en Mónaco, el inglés sufrió una orden de equipo que estuvo cerca de no obedecer. Alonso dominaba, pero Hamilton presionaba desoyendo los comentarios recibidos por radio. Quince días después llegó la primera victoria de Lewis Hamilton en la F1.
Fue ahí cuando Alonso supo que el título iba a estar peleado, porque el clan Hamilton, padre, piloto, Dennis y la prensa británica no iban a permitir que un compatriota suyo, en una escudería suya, no pudiera pelear por la corona. Desde aquel triunfo, McLaren se convirtió en una guerra civil que acabó con Alonso fuera del equipo, pasando dos años malos en su vuelta a Renault y llegando a Ferrari en el momento inadecuado. Lo tenía todo para haber seguido ganando títulos en McLaren, pero no supo gestionar la situación. Aquello derivó en unos años malos en Ferrari, una estrepitosa vuelta a McLaren, el regreso a Alpine y ahora a Aston Martin, que sin quererlo, puede ser la mejor decisión que haya tomado en este tiempo en la Fórmula 1 por el potencial que va a conseguir con su fuerte inversión y la llegada de Adrian Newey.
Ayer, el inglés, defendió su revuelta en aquel tiempo afirmando que, además, él llevaba más combustible y por tanto más peso, entre una y dos décimas más que, a base de manos, era capaz de neutralizar frente a Alonso. Aquella victoria significó que la impecable trayectoria que llevaba Alonso en la F1 se torciera y desde entonces, ya nada fue igual. Canadá fue el principio de todos sus males, porque nadie esperaba que un debutante como Hamilton pudiera ganar carreras… y acabó peleando por el título que finalmente se llevó Kimi Raikkonen con Ferrari. McLaren tenía el mejor coche, sin embargo, Ferrari se llevó el título de piloto y al año siguiente Lewis Hamilton conquistó su primera corona, a la que siguieron seis más para igualar a Michael Schumacher. Montreal marcó el inicio de algo que a Alonso no le benefició e influyó en su carrera deportiva.
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