Madrid
1-1. El Atlético respira con los cambios
Vietto y Saúl, que salieron en la segunda mitad, inventaron el gol del empate ante el Rayo. Augusto se marchó en la segunda mitad, Kranevitter creció con el paso de los minutos
Vietto y Saúl, que salieron en la segunda mitad, inventaron el gol del empate ante el Rayo. Augusto se marchó en la segunda mitad, Kranevitter creció con el paso de los minutos
Falló Thomas en el gol del Rayo. El centrocampista del Atlético entregó la pelota directamente a Nacho, sin que mediara intimidación ni pelea, libremente, y el defensa del Rayo sólo necesitó dos toques para poner la pelota abajo y en la esquina de la portería de Moyà. La mala entrega de Thomas era algo más que un error circunstancial, era el síntoma de que nada funcionaba en el Atlético. De los pies del jugador que le había dado las dos últimas victorias en Liga, una de ellas en Vallecas hace sólo una semana, nacía el gol del Rayo.
No era sólo cuestión de que jugaran los nuevos –Augusto y Kranevitter eran los compañeros de Thomas en el centro del campo– o de que jugaran muchos suplentes –sólo Savic repetía del equipo que ganó al Levante el fin de semana–, pero nada funcionaba. No valían las excusas porque el Rayo también jugaba con varios suplentes e incluso con muchos jugadores cambiados de posición. Llorente era medio centro, igual que en la eliminatoria contra el Getafe, Tito ocupaba su lugar en el centro de la defensa y el chino Zhang se apropió del lateral derecho. Paco se permitió incluso que jugara Miku, un futbolista con el que nunca ha tenido buena relación, un problema que nació mucho antes de que fichara por el Rayo. El Atlético se conformaba con las carreras de Carrasco y los intentos de Fernando Torres, que volvía a lucir el brazalete de capitán, como si no hubiera pasado el tiempo.
Le costaba al Atlético encontrar el ritmo del encuentro. Augusto se marchó tras el descanso al banquillo, aunque Kranevitter se fue entonando hasta dar los primeros síntomas de buen futbolista que espera el Atlético. De su cabeza y de sus pies salió el gol del empate rojiblanco, aunque de nada hubiera servido su apertura a la banda si el pase, en lugar de llegar a Vietto, hubiera llegado a cualquier otro. El argentino encaró a Quini, levantó la cabeza para ver a Saúl y se la puso en el sitio justo para rematar, aunque fuera con la derecha. La pelota entró por el mismo lugar por el que había llegado el gol de Nacho en la primera mitad, como si se hubiera aprendido el camino. Nadie molestaba a Saúl y él no quiso celebrar un gol contra el equipo que le permitió progresar en Primera. Era un gesto de agradecimiento verdadero al Rayo y a su entrenador más que un gesto políticamente correcto.
El tanto demostraba el acierto de Simeone con los cambios. Participaron los dos futbolistas que habían entrado al campo en el segundo tiempo, Saúl y Vietto, y el equipo comenzó a cambiar de cara. Se marcharon Augusto y Óliver, que nunca se sintió dentro del partido.
Por suerte para el Atlético y para el Cholo, el Rayo no había sabido aprovechar los minutos de aturdimiento del equipo rojiblanco. Moyà apenas había tenido que intervenir y la jugada más peligrosa había sido un remate de cabeza de Llorente a la salida de un córner.
El Atlético cambió después del gol. Ya no se veían carreras de Siqueira terminadas con un mal control que mandaba la pelota directamente fuera antes incluso de que pudiera regatear al defensa o centrar al área. Ahora se veían acciones como la de Carrasco encarando a Juan Carlos, aunque le faltó decisión para rematar o regatear. El portero del Rayo desvió la pelota con el pie antes de que el extremo del Atlético pudiera crear peligro verdadero. El Rayo apuntaba, pero Manucho disparó por encima del larguero desde fuera del área.
El último intento de Simeone fue la entrada de Jackson por Fernando Torres. Era un cambio de nombres simplemente, sin que nada se modificara en la estructura del equipo. Los dos delanteros del equipo son incapaces de encontrar el gol y Vietto, ayer, volvió a ganarles terreno. El argentino se ofrece, sale a la banda y, si no marca, genera peligro para su equipo. Gracias a él, el Atlético salió vivo de Vallecas.
Ficha técnica:
1 - Rayo Vallecano: Juan Carlos; Zhang Chengdong (Quini, m.65), Tito, Chechu Dorado, Nacho; Pablo Hernández, Jozabed, Llorente, Bebé (Embarba, m.75); Miku (Montiel, m.75) y Manucho.
1 - Atlético de Madrid: Moyá; Gámez, Savic, Giménez, Siqueira; Augusto (Vietto, m.55), Kranevitter, Thomas; Oliver (Saúl, m.55), Fernando Torres (Jackson, m.76) y Carrasco.
Goles: 1-0: M.36 Nacho; 1-1: M.67 Saúl Ñiguez
Árbitro: Jaime Latre (Comité aragonés). Amonestó a Miku (m.22) y Dorado (79), del Rayo; y a Siqueira (20), Fernando Torres (30), Saúl (72) y Thomas (90), del Atlético.
Incidencias: encuentro correspondiente a la ida de los octavos de final de la Copa del Rey, disputado en el Estadio de Vallecas (Madrid), ante 5.223 espectadores. EFE
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