Fútbol

El derrumbe del gigante Donnarumma

El mejor jugador y héroe de la Eurocopa 2020 acumula ahora decepciones con el PSG e Italia. Fue niño prodigio en el Milan, donde ya era titular con 16 años

Gianluigi Donnarumma, en un partido de la Liga francesa con la camiseta del Paris Saint Germain
Gianluigi Donnarumma, en un partido de la Liga francesa con la camiseta del Paris Saint GermainAFP7 vía Europa PressAFP7 vía Europa Press

Si los delanteros tienen rachas en las que todo lo que tocan acaba en gol y otras en las que ni a un metro de la línea pueden acertar con la portería, algo parecido le sucede a los porteros: capaces de parar lo imposible en las buenas y de convertirse en transparentes ante los remates de los rivales en las malas. En esa racha negativa se encuentra Gianluigi Donnarumma, el futbolista italiano que mejor refleja el derrumbe de la selección «azzurra», que se perderá el Mundial de Qatar después de haberse quedado fuera también del de Rusia en 2018. Van a ser, como mínimo, doce años lejos de la Copa del Mundo, una anomalía para una de las selecciones históricas que, con cuatro títulos (1934, 38, 82 y 2006), los mismos que Alemania, sólo tiene por delante a Brasil en el palmarés.

La misma anomalía que vive en estos días su portero titular, elegido el pasado mes de julio mejor futbolista de la Eurocopa, héroe de las tandas de penaltis en ese torneo y, de repente, huérfano de los superpoderes que tenía. Un gigante de 1,96 metros que después de dominar el último Europeo desde la portería fichó a coste cero por el Paris Saint Germain para que también hubiese una gran estrella en la portería parisina.

El plan parecía perfecto: sueldo millonario tras acabar contrato con el AC Milan, donde fue niño prodigio y se convirtió en titular con 16 años, y todo a su favor para ganarle la pelea a Keylor Navas y ser el dueño de la portería del equipo de Mbappé, Neymar y Messi. Pero el italiano se ha tenido que repartir los minutos con su compañero costarricense por orden de Pochettino, que está harto de que antes de cada partido importante le pregunten qué guardameta va a jugar. Él responde que los dos son buenos y la decisión que toma es la mejor para el equipo en cada momento.

Este mes de enero está siendo especialmente duro para Gigi. Primero por el naufragio del Santiago Bernabéu, donde un error suyo ante la presión de Benzema dio paso a la remontada histórica del Real Madrid. Se confió con el balón en los pies, lo mandó para cualquier lado y se le vino el mundo encima. Por si era poco, también estaba en la portería de Italia en la derrota ante Macedonia en Palermo en la repesca del Mundial. No pudo hacer nada con el remate lejano de Trajkovski que entró junto al palo.

Dos golpes duros que ya le han valido una oleada brutal de críticas en Francia tras lo del PSG y que ahora se han repetido en su país. Es verdad que en Italia no hacen sangre e incluso le desean un regreso tras la mala experiencia en Francia. Su futuro en el PSG no está claro por mucho que tenga contrato hasta 2026, y sus compatriotas creen que en casa podría recuperar su nivel. Hace nada era un gigante con superpoderes, capaz de pararlo todo. Esta temporada sólo le queda ganar la Ligue 1 con el PSG, poco consuelo sin tener ni siquiera el cartel de titular indiscutible.