Deportes

Champions

Atlético - Liverpool:... Y Griezmann recuperó el cariño del Metropolitano

La afición aplaude al francés, del que recela, por sus goles y tras su expulsión, que sirvió para que tanto el estadio como el Atlético buscara con rabia el empate pese a jugar con diez

Griezmann fue expulsado en el minuto 52 del Atlético - Liverpool
Griezmann fue expulsado en el minuto 52 del Atlético - LiverpoolJuanjo MartínEFE

Necesitaba Griezmann un partido así para reconciliarse con los aficionados del Atlético, un día en el que fue héroe con sus goles y excusa con su expulsión, que sirvió para encender el estadio, que los seguidores la tomaran con el árbitro y sus compañeros buscaran el empata con corazón y todo en contra. Y no lo lograron por muy poco. Puso de acuerdo a todo el mundo, por fin, por una cosa o por otra. Porque al comienzo del curso miraban con recelo su regreso al club después de la espantada que dio para irse al Barcelona y la manera en la que lo hizo. «Lo demostraré en el campo», decía él antes de su estreno hace ya un mes. «Le voy a pitar, y después a aplaudir», aseguraban la mayoría de los colchoneros. Respeto por el equipo, pero que el futbolista supiera que lo iban a estar vigilando.

En la noche en la que el Wanda Metropolitano recuperó todo su color, prácticamente lleno en lo más parecido a una jornada de la antigua normalidad, precisamente contra el Liverpool, último rival contra el que jugaron antes de que empezara la pesadilla del covid, la afición lo tuvo claro: «¡Antoine!», gritaba el speaker. «Griezmann», chilló todo el mundo, sin dudar para celebrar cada uno de sus goles. Fueron dos y devolvieron la esperanza a un equipo que había empezado demasiado metido atrás, muy tímido y con dos tantos en contra en apenas 13 minutos.

Paz entre Simeone y Klopp

Saltaron chispas en el banquillo en la previa entre Simeone y Klopp, dos entrenadores que tienen dos maneras distintas de vivir el encuentro: el argentino es puro nervio, casi siempre fuera de la zona técnica, gesticula, se da la vuelta para hablar con sus ayudantes o con los suplentes, salta... El alemán lo observa todo como si no fuera con él. Con su gorra, su chándal y las manos en los bolsillos o los brazos cruzados, apenas un pequeño sobresalto. Ambos se saludaron al empezar, pero no al acabar. Se fue corriendo el Cholo y Jurgen se lo recriminó: «Así, no». «Normalmente no saludo después del partido porque no me gusta. Uno está contento y otro no. Pero ahora cuando lo vea lo saludaré sin problema», explicó el entrenador del Atlético. “Ha sido un partido muy intenso, pero no creo que hayan estado jugando al límite. Iba a darle la mano, he visto que se metía para adentro, pero yo tenía las emociones a flor de piel también, al igual que él. No ha hecho nada. No ha pasado nada. No estoy tampoco muy contento con mi reacción. La próxima vez que nos veamos nos daremos la mano. Vivimos las cosas de forma muy intensa”, dijo el alemán. Y así se firmó la paz

A Klopp no le gusta cómo juega el conjunto madrileño, pero eso no picó a Simeone. Su plan era el de esperar y salir en busca de los espacios y después de ese comienzo desconcertante, los encontró. Griezmann era el canalizador, todo el rato buscando la conexión con Joao Félix, su pareja de ataque, mientras Luis Suárez empezaba en el banquillo. El francés buscaba filtrar el pase, se lamentaba cuando se quedaba a medias o golpeaba la hierba con rabia cuando su presión no tenía premio por milímetros. Su primer gol fue de oportunista, metiendo el pie para desviar el tiro de Koke. En el segundo sacó la calidad para burlar a Van Dijk.

No había terminado el protagonismo de Griezmann, porque al empezar la segunda parte fue expulsado por dar una patada en la cabeza de Firmino. Se llevó otra vez el aplauso unánime el galo al retirarse. Lo hizo como goleador antes, y después como mártir. “Es mala suerte, pero es expulsión”, opinó Klopp.

Esa tarjeta fue también la que enloqueció a la afición, que la tomó con Daniel Siebert, el colegiado alemán que pitó un penalti a favor del Liverpool y otro a favor del Atlético, pero después lo anuló al ser avisado por el VAR. Fue también la roja la que multiplicó la motivación y la rabia del Atlético, que incluso con uno menos mereció más, el empate al menos. Pero no quiso Simeone polemizar con el colegiado: «No me siento perjudicado por el árbitro. Yo puedo protestar, enojarme en el campo pero de la misma manera que aciertan también se equivocan. El Milan reclamó la jornada pasada por la expulsión y ahora a nosotros nos pasa lo mismo. ¿El penal de Giménez? Dijo que no era, pues no era. Y la roja dice que fue, no pasa nada más allá de que -obviamente- nosotros reclamáramos lo que podíamos”, concluyó el Cholo.