Fútbol
Benzema, siempre a examen
«Es tímido», dicen de Benzema en el vestuario del Real Madrid. Esa timidez es quizá la que le conduce a tener una extraña relación con el público del Santiago Bernabéu. El estadio madridista no sabe si querer u odiar al delantero francés. No soporta esa imagen de dejadez, de que parece que todo se lo toma con distancia, pero tampoco puede dejar de admirar lo buen futbolista que es. Uno es su carácter y Benzema es así. Fuera del campo se le ve siempre con sus cascos, como aislado del resto, pero es una falsa impresión, como la que da en el campo. Parece que no se entera, cuando en realidad es que se lo toma con tranquilidad, que no va a perder los nervios cuando todo el mundo lo haga.
Es un futbolista que cae bien dentro del vestuario. Además de Zidane, que es su gran apoyo, el otro francés de la plantilla, Varane, suele ir con él. También Ramos y Khedira tienen una relación más personal con Karim. Él se lleva bien con todos. «Tiene carácter», asegura Ancelotti, quien le conoce en las distancias cortas.
Algunos socios del Bernabéu, en cambio, le miran desde lejos. Fue Arbeloa, un canterano, un futbolista que conoce bien el Madrid, quien empezó aplaudir cuando el Bernabéu se inclinaba por pitar a Benzema en el partido contra el Getafe. Había tenido dos remates de cabeza, pero se marcharon fuera. Gracias a Arbeloa, lo que iba a ser una pitada se convirtió en una ovación cuando el delantero se retiró del campo, entre abrazos de más compañeros.
Esa relación de amor-odio es habitual entre la grada del Madrid y algunos jugadores. «Los pitos me molestaban, pero a mí al mismo tiempo me motivaban. Si te pitan es porque igual no estás jugando bien e intentan que mejores –aseguraba ayer Ronaldo Nazario–. Pero el Bernabéu es duro en exigencia a sus jugadores, quiere que estén a tope y que dejen en el campo el máximo sacrificio y calidad que puede dar un jugador». Ronaldo, que estuvo en Madrid presentando el libro «Corazones blancos», de Enrique Ortego, apenas fue discutido. Más sufrieron Guti o Martín Vázquez durante toda su carrera. O Zidane, los primeros días. Él puede explicar a Benzema cómo funciona el Bernabéu, cómo se le convence. Cumple su quinto año como futbolista del Madrid. Durante el pasado tuvo que medirse con Higuaín, al que el socio tampoco pasaba una. Ahora, compite con Morata, al que aún no se le exige casi nada, porque tiene la indulgencia de la que gozan los canteranos durante algún tiempo.
En la presentación de la camiseta naranja, Benzema estuvo junto a Marcelo y Bale. En un recinto cerrado, con mucho calor, el brasileño sonreía todo el rato y el galés no perdía la compostura. Benzema miraba al suelo, agobiado por el calor de los focos, que le apuntaban. Ahora mismo, no puede evitar estar en el centro de los focos, mientras el Bernabéu, impulsado por Arbeloa, parece que se decide a quererle.
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