Fútbol

Shakhtar-Real Madrid: la furia de Putin llega a la Champions

El equipo ucraniano, que juega como local en Varsovia, se enfrenta a los blancos conmocionados por los bombardeos rusos

Dos niños ucranianos refugiados en Varsovia se hacen un selfie con Bondar, central del Shakhtar
Dos niños ucranianos refugiados en Varsovia se hacen un selfie con Bondar, central del Shakhtar@shakhtarFC

En la cuenta de Twitter oficial del Shakhtar Donetsk había este lunes más publicaciones sobre la guerra que de la visita del Real Madrid en la cuarta jornada de la fase de grupos de la Liga de Campeones. Mezclado con las fotos del último entrenamiento, un vídeo de los habitantes de Kiev refugiados en el metro y cantando canciones patrióticas ucranianas mientras las bombas rusas caían sobre la ciudad. «Inconquistable espíritu ucraniano, nadie podrá vencernos», escribían los responsables de la cuenta oficial junto a las imágenes de los devastadores bombardeos que ejecutaron las tropas rusas. Así vive el Shakhtar su aventura en esta Champions, entre el fútbol y lo verdaderamente importante, sin olvidarse de un pueblo que sigue peleando ante los invasores mientras muchos clubes de la Liga del país solo tienen dos opciones: desaparecer o emigrar en busca de refugio.

El Shakhtar no sólo sobrevive sino que compite con la élite continental, en un grupo F en el que ya ha goleado al Leipzig en Alemania y ha empatado con el Celtic para mantenerse segundo por detrás del Real Madrid, el único que le ha podido vencer en estas tres primeras jornadas. El Shakhtar lleva desde 2014 sin poder jugar en su estadio, el Donbass Arena, un campo considerado élite por la FIFA y que fue sede de la Eurocopa de 2012 y donde la selección española ganó a Italia en cuartos de final y a Portugal, en los penaltis, en semifinales. Esa instalación, que sirvió en un principio como refugio de necesitados, es un gigante al que el fútbol le queda lejos, que se cae a cachos y no es ni la sombra de lo que fue. Un símbolo al que el guardameta del Shakhtar está convencido de que podrán volver cuando el conflicto termine. «Es una noticia muy triste lo que estamos viendo en mi país. Este partido ante el Real Madrid servirá para que el mundo vea a una Ucrania fuerte. Ganaremos y volveremos a jugar en el Donbass Arena», decía Trubin, el futbolista que tomó la palabra en la previa del choque ante el conjunto blanco. «Es muy difícil pensar sólo en el fútbol. Tenemos que estar concentrados durante los 90 minutos. Tenemos que ser como los militares, dar luz a la gente y ayudar a los ucranianos a no pensar en la guerra», continuaba tras los bombardeos en Kiev, Lviv y Zaporiya. El Shakhtar disputó sus partidos como local en la pasada Champions en el Olímpico de Kiev, pero ahora ha tenido que irse un poco más allá, a Polonia, a Varsovia, donde viajan para hacer de locales en la Liga de Campeones y donde este martes juega el Madrid.

Los fuertes ataques que Kiev sufrió este lunes pillaron a los chicos de Igor Jovicevic preparando su enfrentamiento con los blancos, aunque ni en esos momentos se olvidan de su gente. Los futbolistas son unos refugiados más, que siempre que pueden visitan a los compatriotas que tienen cerca y que también han tenido que huir. Valeriy Bondar, el central titular del equipo, ucraniano de 23 años, lo hizo el domingo, donde repartió camisetas y abrazos mientras se fotografiaba con todos para sacarlos durante unos minutos del drama.

La guerra ha transformado la plantilla del Shakhtar, habitualmente plagada de futbolistas brasileños y que ahora sólo cuenta con jugadores locales. Los extranjeros han tenido que marcharse por las bombas, ya sea en forma de cesión o con la carta de libertad en la mano. En octubre del año pasado, el Real Madrid goleó 0-5 al Shakhtar, que jugó aquel día en el Olímpico de Kiev con ocho brasileños en el once titular y dos más que entraron desde el banquillo: Dodo, Marlon, Alan Patrick, Maycon, Fernando, Tete, Marlos... futbolistas que ahora se han dispersado por todo el mundo, cedidos o traspasados al Lyon, al Red Bull Salzburgo, al Atlético Paranaense, al Atlético Mineiro... Una enorme fuga de talento que no le impide al Shakhtar sacar el orgullo y seguir teniendo muy bien nivel. Están en el camino de meterse en los octavos de final. En su visita al Bernabéu la semana pasada merecieron perder por más goles, pero sólo cedieron por la mínima y dejaron detalles de su orgullo competitivo. «Será diferente al del Bernabéu. Tenemos que jugar con valentía. Cuando juegas contra el Madrid tienes que hacerlo perfecto para poder tener tus oportunidades», cerraba Trubin, que habló junto a su técnico, el ex canterano madridista Igor Jovicevic. «A veces no hay que decir mucho, con una palmadita o una mirada estamos unidos. Estamos todos juntos en esta desgracia. Los jugadores tienen su familia allí, los he visto cabizbajos en el desayuno, pero tenemos que intentar motivarnos. Debemos encontrar las fuerzas para superarlo, porque cuando empiece el partido, por desgracia, nadie se va a acordar de la gente», explicaba.