
LaLiga Santander
De la ensaimada a la goleada
El Mallorca marca dos goles en el Bernabéu y pierde. El Madrid reacciona con Özil en la segunda parte. Higuaín (2), Modric, «CR» y Benzema, goleadores

El Mallorca marca dos goles en el Bernabéu y pierde. El Madrid reacciona con Özil en la segunda parte. Higuaín (2), Modric, «CR» y Benzema, goleadores
Madrid- Cuando entró Özil en la segunda mitad y desapareció Arbeloa de la defensa; cuando Pepe bajó del centro del campo a la zaga y Ramos ocupó el lateral derecho, el Madrid se despejó y de la empanada, o ensaimada, inicial pasó a la goleada en cinco minutos. Perdía y remontó. Higuaín (2), Modric –otro golazo–, Cristiano y Benzema sentenciaron. Se desesperó el Mallorca, necesitado de triunfos y gestas, por perder un partido que fue ganando, que metió dos goles en el Bernabéu y que cayó, no por su peso sino por el del adversario, muy superior.
Los jugadores del Real Madrid son buenos o buenísimos, el anhelo de cualquier entrenador. Mas si no están organizados parecen malos, casi malísimos, ni siquiera regulares. Lo cual es un problema, no individual, sino de conjunto. Y esa carencia momentánea, ese querer y no poder, esa manifiesta y pasajera esterilidad, resulta más evidente cuando Mourinho recurre a los menos habituales. Pero como tiene más fondo de armario que Victoria Beckham, no duda en anunciar los cambios y en señalar a los presuntos culpables en cuanto detecta los puntos, o sujetos, débiles, y actúa.
El Mallorca, antepenúltimo, ruborizó al Madrid cuando a los 6 minutos Dos Santos sentaba a Arbeloa y su centro lo remataba Nsue a gol, de cabeza y a un par de metros del punto de penalti, sin que Coentrao pudiera evitarlo. Diego se estiró, a cámara lenta, y no llegó. Tambores de guerra en la grada, no obstante confiada. Con razón. Como las únicas noticias buenas del equipo las daba Ronaldo, cabía esperar la remontada. Empató Higuaín a centro de Pepe. Pepe jugaba en el centro del campo junto a Modric y Kaká. Pepe hostiga, molesta y de cuando en cuando acierta con un pase, como en el 1-1. Pero Pepe es destructor, no constructor, y chirriaba junto a los otros centrocampistas. Pero no era el culpable de que Morata trabajara sin descanso y sin premio. La desorganización le afectaba, a él y al resto de sus compañeros, y el Mallorca lo aprovechaba. En un córner Alfaro hizo el 1-2. Gol a balón parado. Una cruz.
Le bastaba al equipo de Manzano defender con orden, atacar con sentido común y manejarse con criterio en el centro del campo para ir por delante en el marcador. Hacer dos goles en el Bernabéu, como visitante, es una hazaña. Que también valoró Mourinho, de ahí que en el minuto 35 mandara a Benzema y a Özil a calentar en la banda. Estaba escrito que dos de los titulares iniciales no saldrían del vestuario tras el descanso. Arbeloa fue uno de ellos. Comprensible. El lateral intervino en los dos tantos del Mallorca. El otro elegido fue Morata, ese brindis al sol del técnico que parece que confía en la cantera sólo de cara a la galería.
Camino de la «Décima», con la Liga durmiendo el sueño de los justos, porque en diciembre dejó de ser objetivo para transformarse en un lugar de paso, o en rampa de lanzamiento, o en probeta en el mejor de los casos, Mourinho experimenta hasta que el laboratorio huele a chamusquina. Entonces ataja el fuego. La entrada de Özil, sobre todo, y de Benzema, en menor medida, trascendental. Y natural. El Mallorca no es gran cosa; Manzano lo ha organizado, le ha quitado el miedo a atacar y sabe cómo hacer goles; lo que no puede evitar es encajarlos. Estaba cantado que salvo que el Madrid reapareciera dormido en el segundo tiempo se iba a llevar más de un susto. Fueron tres en cinco minutos. Con Modric, Kaká y Özil en el centro del campo, se desató la tempestad sobre la portería de Aouate. Cristiano esperaba marcar y lo hizo de cabeza, salto majestuoso, giro de cuello excepcional y 2-2. A continuación, Modric, otro disparo desde fuera del área, como en Old Trafford, para demostrar que en la pierna derecha tiene un cañón. Y de inmediato, el 4-2 de Higuaín, a centro de Özil.
Qué poco dura la alegría en la casa del pobre; qué pesadilla hacer dos goles en el Bernabéu y, sin embargo, perder. A este Madrid, no el del primer tercio de la temporada, no se le puede dar un segundo de respiro ni un metro de confianza, porque te mata. Tiene capacidad para pasar de la desorganización más absoluta a la estampida más pavorosa en un instante. O juega a no se sabe qué, o es tan vertical, tan veloz y tan certero que obnubila al contrario y le borra de la faz del campo en cuatro toques de balón. Causa vértigo y, para controlarlo, el técnico impone el parar y templar cuando la batalla está ganada. O sea, Alonso por Kaká. Más control, sin renunciar al ataque.
Ni a los goles. Los leves coletazos del Mallorca fueron respondidos por el Madrid con una cadena de ocasiones; la última, en el minuto 92. Higuaín regaló el quinto a Benzema y éste no perdonó; tampoco celebró el tanto. Curiosa reacción del ariete francés entre el júbilo del respetable. Lástima del tiempo perdido.
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-- Ficha técnica:
5 - Real Madrid: Diego López, Arbeloa (Ozil, m.46), Sergio Ramos, Varane, Coentrao, Pepe, Modric, Kaká (Xabi Alonso, m.62), Cristiano Ronaldo, Morata (Benzema, m.46) e Higuaín.
2 - Mallorca: Aouate, Hutton, Nunes, Bigas, Kevin, Nsue (Hemed, m.65), Pina, Tissone (Fontás, m.83), Alfaro, Giovani y Víctor (Pereira, m.77).
Goles: 0-1, m.6: Nsue; 1-1, m.15: Higuaín. 1-2, m.21: Alfaro; 2-2, m.52: Ronaldo. 3-2, m.55: Modric. 4-2, m.58: Higuaín. 5-2, m.92: Benzema.
Árbitro: Antonio Miguel Mateu Lahoz, del comité Valenciano. Mostró tarjeta amarilla a Tissone (m.39)
Incidencias: encuentro de la vigésima octava jornada de Liga de Primera División disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante unos 61.000 espectadores.
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