F. C. Barcelona
Dedicación exclusiva
La recaída de la enfermedad tumoral de la glándula parótida que presenta el técnico del Barça es lo suficientemente grave como para que en los próximos meses se vea obligado a dedicarse en exclusiva a su tratamiento quirúrgico, médico y radioterápico, y a la recuperación de las secuelas del mismo. El análisis de la pieza quirúrgica nos dirá el diagnóstico patológico, con el que se sabe si el tumor es benigno o maligno, y, en el segundo de los casos, si es de bajo grado –crece lentamente y tiene un comportamiento menos agresivo en cuanto a la invasión de órganos vecinos y la metástasis– o de alto grado –con muchas más probabilidades de invadir y extenderse a otros órganos, para volver a aparecer–.
Los tumores de la glándula parótida, que se encuentra en el ángulo de la mandíbula y pueden extenderse a la base del cráneo y a la faringe, son de los denominados raros, ya que suponen menos del 4 por ciento del total de los de cabeza y cuello, y de los que no hay un desarrollo terapéutico tan extenso, por su rareza, como en otros tipos más comunes. Sin tener todos los datos, es probable que tras la primera intervención (hace 13 meses) se considerase que era suficiente con el procedimiento quirúrgico del tumor para lograr la curación. Ahora, con esta recaída, tanto la intervención quirúrgica como el tratamiento complementario de quimio y radioterapia, serán más agresivos, ya que la reaparición de la enfermedad en ningún caso es una buena noticia. La cirugía podría ser más amplia si el tumor se ha extendido a los ganglios o tejidos cercanos. Es difícil pronosticar cuándo podrá ponerse otra vez al frente del equipo. Recibirá radioterapia durante seis o siete semanas para eliminar los posibles restos microscópicos de enfermedad, conjuntamente con quimioterapia, porque aumenta la eficacia de la primera y es capaz de actuar sobre la enfermedad que pudiera existir a distancia. Hay que añadir un mes de espera tras la operación para que cicatrice bien y pueda comenzar la administración de la quimio-radioterapia. Al añadir otras seis u ocho semanas para superar los efectos secundarios de la combinación de «radio» y «quimio», nos pondríamos en unos 5 o 6 meses en los que a cualquier trabajador se le mantiene de baja. Al estar la enfermedad en la zona orofaríngea, relacionada con las funciones de hablar, comer o respirar, la recuperación íntegra de éstas podría alargarse. El tratamiento quimio-radioterápico requiere estar cerca del lugar en el que se administra, pues se hace a diario y determina, además del estado del paciente, que no pueda viajar tanto como necesita un entrenador de fútbol. Deseamos que todo este esfuerzo conduzca a su curación definitiva.
Alfredo Carrato
Jefe de Servicio de Oncología Médica del hospital Ramón y Cajal
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