Athletic de Bilbao

Al Atlético le faltó dinamita (1-1)

Raúl García adelantó a los rojiblancos en la segunda parte y Kevin a tres minutos del final logró el empate n Los de Simeone fueron mejores que un Mallorca tosco y muy defensiv

El portero israelí del RCD Mallorca, Dudu Aouate (d), y su compañero, el defensa Diego Bigas (i), luchan el balón con el central del Atlético de Madrid, Raúl García.
El portero israelí del RCD Mallorca, Dudu Aouate (d), y su compañero, el defensa Diego Bigas (i), luchan el balón con el central del Atlético de Madrid, Raúl García.larazon

Raúl García había hecho, como en Cornellá, el papel de Falcao. El navarro marcó, desatascó un partido que el Atlético siempre tuvo controlado y dio la impresión de que los de Simeone iban a sumar un nuevo triunfo. Suyos eran los méritos y suyos fueron los pocos minutos de buen juego que hubo en el Iberostar, porque el equipo de Caparrós renunció a todo desde el principio. Sin embargo, a tres minutos del final, Kevin encontró oro, tras un mal despeje de Filipe Luis, y el empate dejó satisfecho al conjunto balear y muy insatisfecho al bando madrileño, que tuvo el triunfo en sus botas y que, incluso, vio cómo Giovani estrellaba un balón al poste en el tiro de una falta.

También había pegado un remate de Raúl García al larguero a la salida de un córner en una de las pocas ocasiones que hubo en el partido. Porque el partido, con perdón, fue espeso, duro, bronco y complicado de digerir en el día de Reyes. El Atlético, sin Falcao y sin Arda, fue muy previsible en ataque, gozó de contadas ocasiones y su dominio no tuvo la definición necesaria para tumbar al Mallorca, convencido de su inferioridad desde el primer minuto, que dio la pelota al rival, montó dos líneas muy juntas delante de Aouate y buscó con las salidas de Arizmendi y Giovani la velocidad para sorprender. Y no sorprendió a nadie porque el mensaje futbolístico de Joaquín Caparrós es difícil de comprar.

Tampoco el Atlético está construido para tener la pelota, triangular, elaborar la jugada y volver a empezar cuando el rival te cierra los espacios. Se encuentra más cómodo arrancando desde atrás y jugando al hueco. Anoche le tocó el papel de dominador y lo aceptó. Con Tiago y Gabi por detrás de Raúl García, Koke y Adrián. El asturiano, con libertad para moverse de una banda a otra. No está en forma y su uno contra uno y su cambio de ritmo no aparecieron.

Diego Costa fue un islote ante Nunes y Geromel. El brasileño se pegó con ellos y tuvo la mejor ocasión del primer tiempo, con un remate cruzado que desvió Aouate a córner. Era un Atlético que amagaba y no daba, que no tenía pegada y que moría siempre en la orilla porque el Mallorca se empleaba en defensa y peleaba en el centro del campo con el trabajo de Pina y la calidad de Márquez, pero que se asomaba poco al área de Courtois, que sólo vio alterado su trabajo en los minutos finales, cuando el partido se volvió un poco loco y el Mallorca se sintió herido con el gol de Raúl García.

El guión fue parecido en los dos tiempos y sólo se alteró cuando el Atlético encontró la luz. La jugada de Diego Costa fue muy buena y Raúl García se anticipó a la defensa para empujar el balón a la red. Y la mayoría de los que presenciaron el encuentro creyeron que la historia había finiquitado porque el conjunto de Simeone seguía llevando la batuta, pero como no dio el puñetazo definitivo fue el equipo balear el que comenzó a estirar líneas, a mover el banquillo –más por obligación que por cuestión táctica– y el que no renunció al gol. Lo encontró en una acción afortunada que culminó Kevin, que había entrado por Pereira.

Planchazo para el Atlético, que probó de la medicina que en otras jornadas le ha beneficiado. Duele dejarse dos puntos cuando el triunfo lo has tenido en la mano, pero la reflexión rojiblanca es que al equipo ayer le faltó más ambición en los metros finales, más desborde por dentro y un punto de mala leche. Y eso que Simeone se desgañitó en la banda para corregir posiciones y darle al equipo más ambición en ataque. No estaba Falcao y la dinamita fue escasa, aunque el Atlético fue mejor que un Mallorca que se apuntó al resultadismo.