Fútbol

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El niño al que obligaban a jugar descalzo

El niño al que obligaban a jugar descalzo
El niño al que obligaban a jugar descalzolarazon

Quizá de su madre, campeona de bádminton en la Alemania del Este, aprendió a competir y de su padre, entrenador de equipos juveniles, aprendió (junto a su hermano Felix, jugador del Werder Bremen) a jugar al fútbol. Toni Kroos ha cogido lo mejor de ambos para convertirse, años después, en el más destacado del Mundial, votaciones políticas aparte, y en uno de los grandes fichajes de la Liga española. La temporada pasada, el Bayern Múnich fue, detrás del Barcelona, el equipo que más pases dio. El que más veces dio la pelota a un compañero fue Lahm y detrás Kroos (con 2.011 pases), con la diferencia de que su porcentaje de acierto (91,9 %) fue el mejor de la Bundesliga. Si hay un futbolista fiable en el campo, es él. Que iba para la élite lo vieron pronto en su colegio, donde faltaba mucho sin que los profesores se lo echaran en cara. Sabían que estaba jugando al fútbol, que estaba labrando su mejor futuro. El periódico alemán «Die Welt» fue a su escuela para hablar con sus profesores y casi todos coinciden en que no era el mejor en las notas, pero que sabía lo que quería, que estaba centrado y que sí que era el mejor jugando al fútbol. En Educación Física jugaba descalzo para que los demás tuvieran alguna oportunidad de tocar la pelota.

Jugó en el Hansa Rostock hasta que llegó el Bayern Múnich para llevarse a quien tenía pinta de ser la gran figura del fútbol alemán. En las categorías inferiores del Bayern su progresión fue veloz hasta que se encontró en el primer equipo con Klinsmann y tuvo que marcharse al Leverkusen para encontrarse de nuevo. Cuando volvió a despuntar, el Bayern lo recuperó y hasta hoy, que tras el Mundial, ha fichado por el Madrid. Ayer publicó un tuit. Escueto: «Happy», decía.