Real Madrid

Málaga C.F.

El Málaga despide al Madrid

El Barcelona ganó jugando mal y el equipo de Zidane, en cambio, jugando mal, gris y sin ideas, no pasó del empate

Cristiano Ronaldo durante el partido.
Cristiano Ronaldo durante el partido.larazon

Los de Zidane, incapaces de pasar del empate en La Rosaleda ante un Málaga que pudo vencer el partido.

Nueve puntos son ya una montaña, una frontera infranqueable; la distancia que separa ahora mismo al Barcelona del Real Madrid y que le despide de la Liga. El empate del conjunto de Zidane en el campo del Málaga le deja casi sin opciones para pelear por el título. El Barcelona ganó jugando mal y el Madrid, en cambio, jugando mal, gris y sin ideas, no pasó del empate en un encuentro que, sin embargo, tuvo para ganar cuando Ronaldo se disponía para lanzar el penalti que podría haber sido el 0-2. Lo paró Kameni y el Madrid comenzó su despedida.

No hubiese sido justo, aunque la justicia tenga poco que decir en este deporte. El Málaga presionó bien al Madrid en la primera parte y no le dejó jugar. Y aunque en la segunda parte aflojó un poco, nunca dejó de atosigar, de impedir jugar al centro del campo. El equipo de Gracia supo jugar muy bien sus cartas y con un poco más de suerte frente a la portería, hubiese tenido un mejor resultado. En la primera mitad, Juanpi y Cop fallaron lo que parecía imposible de fallar. Navas tuvo que volver a ser decisivo como hacía tiempo que no lo hacía, mientras el Madrid naufragaba, sin tener las cosas claras, sin balón y sin dominio, intentando sacar el balón, pero incapaz de hacerlo.

Apenas funcionó algo durante el partido. Sólo Ronaldo, con su remate de cabeza, en fuera de juego, pero que puso el partido de cara para los de Zidane. Pudo también marcar Jesé, ayer titular, en la banda derecha, mientras Isco, como falso delantero, se peleaba, con entusiasmo al principio; desaparecido después. Da la impresión de que casi siempre le sobra un toque al jugador. No brillaron los de arriba, porque no había balones para jugar. El Madrid dio la imagen del equipo fuera de casa, al que le falta el ímpetu del Bernabéu y no encuentra los espacios que sí tiene en el Bernabéu.

El Málaga nunca desfalleció, quizá porque siempre se vio mejor que el rival. Aunque la segunda parte fue menos intensa, sí que encontró lo que se le había negado antes del descanso. Como los delanteros fallaban, tuvieron que ser los centrales: un centro de Welligton y un remate de Albentosa, ante la incomprensión de la defensa blanca, menos firme que otras veces, tan desdibujada como el resto del equipo.

Zidane dio paso a Lucas Vázquez y a James por Jesé e Isco, pero nada cambio. Marcelo sí que subió un poco más y también Carvajal. Son ellos los que tienen que dar el aire al equipo cuando se ahoga, pero ayer apenas se atrevieron a pisar el área. Cuando lo hizo Marcelo fue cuando el Madrid creyó que podía hacer algo. Pero fue breve, con desorden, como un equipo que ha perdido la fe, que sabe que la Liga es imposible.

Ni siquiera hubo el acoso que se vio en el campo del Betis, el tiro de Modric en Granada. Nada. El Málaga no sufrió, mientras el Madrid se sentía más impotente que nunca. Empató contra el Málaga en el Bernabéu en la ida. Ha empatado en La Rosaleda. Demasiados errores, demasiados puntos. No ha llegado marzo, ya no hay Liga a la que agarrarse.