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Se va Piqué, el “matemático”, el polémico, el empresario, la leyenda del Barça y del fútbol español

El central de 35 años anuncia por sorpresa que el partido del sábado contra el Almería será su despedida del fútbol. Dice que “volverá”, ¿como presidente?

El defensa del FC Barcelona Gerard Piqué, al final del partido de Liga en Primera División que disputan este domingo frente al Real Madrid en el estadio Santiago Bernabéu, en Madrid.
El defensa del FC Barcelona Gerard Piqué, al final del partido de Liga en Primera División que disputan este domingo frente al Real Madrid en el estadio Santiago Bernabéu, en Madrid.BallesterosAgencia EFE

Piqué deja el fútbol y lo hace, de alguna manera, a su modo, sin que nadie se lo espere, un jueves cualquiera y «pum». «Siempre he dicho que después del Barça no habría ningún otro equipo, y así será. Este sábado será mi último partido en el Camp Nou [ante el Almería]. Pasaré a ser un culer más», desvela en un vídeo colgado en sus redes sociales, muy emotivo, en el que se ven imágenes suyas de pequeño y en el que explica que cuando era niño no quería ser futbolista, quería «ser jugador del Barça», y lo consiguió y cumplió sus sueños, ganando además todos los títulos posibles, siendo capitán... «Fui campeón de Europa. Y del mundo», dice, haciendo un guiño también a su paso por la selección española.

Se va sin duda uno de los defensas más importantes del Barça y del fútbol nacional. El quinto jugador que más partidos ha disputado con la camiseta del Barcelona (615) y con 102 apariciones como internacional con la Roja, de la que se despidió tras el Mundial de 2018, entre polémicas, como ha sucedido ahora con su club, silbado de forma incomprensible durante los últimos meses por su propia afición por el conflicto entre Cataluña y España.

«Hace semanas, meses, que mucha gente habla de mí. Hasta ahora no he dicho nada, pero ahora voy a ser yo el que hable de mí», comienza Piqué su vídeo. Con 35 años, su adiós es en parte poner fin al «sufrimiento» de estar en el centro de la diana por muchos motivos. Unos, extradeportivos: sus negocios con la Federación para llevar la Supercopa de España a Arabia Saudí, que fue uno más de los episodios que le penalizaron cuando su faceta de empresario (Copa Davis, el famoso vídeo de «La decisión» con Griezmann) le ganó o le igualó el protagonismo a la de futbolista. Generó demasiado ruido que incomodó al club. Pero también hay razones deportivas: el bajón en el césped, que tiene como metáfora el gol del empate del Inter en el Camp Nou, el principio del fin del adiós del Barcelona a la Champions este curso. Piqué dijo en una entrevista en «El País» que no estaba dispuesto a pasarse un año entero en el banquillo y ese era el destino que le esperaba, pues ha jugado, sí, pero sobre todo cuando se lesionaron varios compañeros. A igualdad de condiciones, era el quinto central del equipo, pese a que el año pasado siguió siendo una pieza fundamental y jugando partidos estando tieso, semilesionado, porque se lo pedía Xavi. Pero la reconstrucción de este curso no pasaba por él y el técnico se lo advirtió durante la pretemporada: que no tendría el sitio asegurado.

Esas polémicas que le han rodeado, especialmente en este tramo final, no tapan la importancia de un futbolista histórico. Con madera de líder y un cociente intelectual de superdotado, sus inquietudes le han terminado penalizando. En la selección jugó desde niño y siempre dijo que era como su segunda casa. «Se le daban muy bien las matemáticas y el inglés», recordaba en este periódico Ginés Meléndez, el técnico por el que pasaron prácticamente todos los críos que después serían campeones del mundo.

Su primera gran aventura fue cuando con 16 años se fue de la cantera del Barça al Manchester United, para crecer al lado de Ferguson y jugar con Cristiano Ronaldo y ganar la Champions. Salió un año cedido al Zaragoza, no llegó a hacerse con un puesto de titular en los «red devils», pero Guardiola vio en él al central que necesitaba para formar el mejor Barcelona de la historia. Pasó de estar al lado de CR a estar con Messi, con el que ya había coincidido en las categorías inferiores del Barça. «Hace 25 años que entré en el Barça. Me fui y volví», dice Piqué. El regreso fue en 2008, cuando tenía 21 años, y al lado de Puyol vivió los mejores años de su vida en el campo. «Puyi» era como un hermano mayor y dio el equilibrio que necesitaba a Gerard, un chico siempre dado a la broma (de niño y de adulto), a veces hasta pasarse, dispuesto a entrar a la guerra dialéctica en los prepartidos o cuando fuera con los jugadores del Real Madrid (”Kevin Roldán, contigo empezó todo”) , y que trasladaba esa sensación al césped.

Con Puyol al lado, no tanto. De él aprendió y él fue uno de los primeros en escribir en Twitter sus sensaciones al saber la marcha de Piqué. «Gracias por todo, Geri. Estoy en shock. Se ha sido muy injusto contigo, pocos han defendido la camiseta del Barça como tú lo has hecho. Siempre podré contar que jugué a tu lado, un privilegio. Te quiero amigo», asegura el eterno capitán. Después Piqué se convirtió en «el Puyol» de otros. Tuvo más altibajos, pero también sin su referente volvió a ser uno de los mejores del mundo en su puesto, de la misma manera que en las últimas temporadas ha sido testigo de la caída del prestigio en Europa del Barcelona.

¿Futuro presidente?

La duda es qué pasa con su contrato. Tenía firmado hasta 2024 y todo apunta a que va a renunciar a los 50 millones que le debe el club o a parte de ellos. “Lo que sí tengo que decir es que hay una gran disposición de parte del jugador de ayudar al club. Gerard entiende perfectamente la situación de ‘fair play’ financiero que tiene el club. La masa salarial deportiva requiere de un ajuste, lo sabe y tiene una gran disposición para ayudar al club”, aseguró Laporta. En la situación económica de este Barça, su sueldo llevaba tiempo siendo un lastre para las arcas, no compensado con el rendimiento deportivo.

«Ya me conocéis. Tarde o temprano volveré», finaliza su vídeo Piqué. Siempre dijo que otro de sus sueños, ya de mayor, era ser presidente...