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Obituario

Just Fontaine, el hombre que hizo historia con unas botas prestadas

Su récord de goles en un solo Mundial sigue vigente desde que marcó 13 en Suecia 58. Como premio sólo recibió un fusil con su nombre de un periódico sueco

Just Fontaine EDDY LEMAISTREEFE

Cuando el mundo empezaba a descubrir a Pelé, Just Fontaine (Marraquech, 18 de agosto de 1933) dejaba una marca para la historia. Marcó trece goles en la Copa del Mundo del 58 en Suecia, una cifra que le sobrevive ahora que se acaba de marchar con 89 años y un récord que está cerca de cumplir los 65.

Gracias a sus goles, Francia superó con mucho las expectativas con las que llegaba a Suecia. La delegación francesa viajó solo con tres camisetas para cada jugador, lo que cubría únicamente la primera fase del torneo. Tampoco era un problema aquello en una época en la que lo habitual era reutilizar los uniformes. Se las lavaban los propios jugadores. Más confiaban en su selección los aficionados franceses que mandaban paquetes con todo tipo de comida, vino, chocolate, para subir el ánimo de sus jugadores.

Fontaine marcó trece goles en sólo seis partidos, más de dos por encuentro y hoy sigue siendo el cuarto máximo goleador de la historia de la Copa del Mundo. Su mérito es que los hizo en un solo torneo y con unas botas que no eran las suyas. Antes de comenzar el campeonato, se le estropeó un taco de las únicas que había llevado hasta Suecia. No había patrocinadores que abrumaran a los jugadores con sus productos y cada jugador tenía sus botas de las que se ocupaba personalmente. Y Fontaine se había quedado sin ellas antes de empezar. La solución fue que se las prestara su compañero Stephan Bruey, que era suplente y calzaba su mismo número. A él no le hacían falta, porque aún no se habían autorizado los cambios. Con ellas marcó doce de los trece goles. El otro lo hizo de cabeza. «Algunos de mis goles surgieron de la suma de dos espíritus dentro de la misma bota», decía Fontaine.

Después de marcar cuatro goles en el partido por el tercer y cuarto puesto a la República Federal Alemana, se las devolvió a su dueño. Al finalizar el torneo el único reconocimiento que recibió Fontaine fue un fusil con su nombre grabado que le entregó un periódico sueco en una discreta ceremonia en la que sólo estaban el director de la publicación y los miembros de la delegación francesa.

Fontaine procedía de África, como muchos de los actuales internacionales franceses. Nació en Marraquech cuando Marruecos era un protectorado francés y español. Era hijo de un francés y una española y después de jugar US Marocaine se marchó a Francia para jugar en el Niza, primero, y en el Stade Reims después, con el que ganó tres Ligas y una Copa de Francia. Con el Niza ya había ganado una vez cada título.

Después de retirarse comenzó su carrera en los banquillos. Dirigió al PSG, al Toulouse y a la selección marroquí en los primeros años 80, donde estaba ya la semilla de aquel equipo que llegó a los octavos de final en el Mundial de México 86. La primera selección africana que lo hacía. Pero su primera experiencia como entrenador fue en la selección francesa. Sólo dirigió dos partidos amistosos que terminaron con derrota para los franceses.

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