Barcelona
Messi, en pequeñas dosis
El técnico azulgrana va a dosificar la presencia de su estrella. Cuando los partidos estén resueltos, el «10» podrá ser sustituido. El jugador acepta
MADRID- Faltaban veinte minutos, el Barcelona ganaba al Levante (6-0) y apareció la tablilla del cambio con el número «10». ¿Sorpresa? ¿Expectación? Messi se fue ovacionado, saludó al delegado y se sentó en el banquillo. ¿Qué ocurre? Nada nuevo en el fútbol, lo que pasa es que el protagonista es Leo Messi y no es normal que la estrella azulgrana se vaya a la ducha antes de tiempo. Su entrenador, «Tata» Martino, fue el «culpable» de que Leo fuera sustituido. Y lo explicó después en la conferencia de prensa: «Ya lo hablamos. Cuatro cambios así significarán un partido de descanso. Es inteligente y lo entiende», argumentó el técnico azulgrana.
Martino, que se ha empapado de lo que ha ocurrido en el Barcelona en las últimas temporadas, no quiere que el equipo se le caiga cuando llegue el tramo decisivo de la temporada. Quiere que todos los jugadores se encuentren en perfectas condiciones en los partidos decisivos –Liga y Liga de Campeones– y su idea es rotar en una plantilla que tiene mucha calidad.
Con Messi se trata de dosificarlo al máximo. La campaña pasada acabó extenuado, se lesionó y no estuvo en condiciones en los partidos frente al Bayern. Contra el PSG salió del banquillo para que el Barcelona remontase ante el equipo de Ancelotti. Había lesión de por medio, debido, quizá, a la carga de esfuerzo acumulada. Disputó más de cincuenta partidos, tuvo viajes con su Selección y apenas descansó.
Y Martino no desea que la historia se repita. De hecho, en el entorno azulgrana se ha criticado el descanso de Messi durante sus vacaciones, al margen de la gira por Asia en la que había más actos publicitarios que entrenamientos. Messi, lo mismo que Cristiano Ronaldo, no ha parado entre viajes altruistas y promociones. En el Real Madrid también se han quejado por el ajetreado verano de su estrella.
¿Podrá Martino detener la ambición de Messi? ¿Se conformará el jugador con marcar diez o doce goles menos? Todo indica que hay un pacto entre ellos. Así lo anunció el entrenador y habrá que esperar a la reacción de Messi cuando llegue la segunda oportunidad. Porque, quizá, no sean tantos los partidos en los que el Barcelona cobre una ventaja tan abismal como contra el Levante. Málaga y Valencia, los dos lejos del Camp Nou, esperan al Barcelona y no se presumen, a priori, grandes goleadas de los azulgrana. El miércoles en el Vicente Calderón tampoco habrá minutos de dosificación para Messi porque está en juego la Supercopa.
¿Querrá Leo ser el máximo goleador o no le importará que el galardón sea para Cristiano? De momento, no hay problema: la goleada al Levante, el buen juego y la presión –sorprendió el trabajo de Messi en esta faceta– devolvieron al Barcelona al túnel del tiempo, a la época más dorada del «guardiolismo», con el «Tata» Martino como ideólogo.
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