Marruecos lucha por el tercer puesto contra Croacia en un Mundial histórico para ellos. Son la primera selección africana en llegar a unas semifinales de una Copa del Mundo. Sin duda, una gesta espectacular que les posiciona directamente como la gran sensación del torneo. La prueba de ello es que Portugal, Bélgica y España no han sido capaces de ganarla, ni siquiera de logar un empate. El desenlace de los seleccionadores de dichos equipos fue fatídico. Luis Enirque, Fernando Santos y Roberto Martínez perdieron su puesto de trabajo después de no imponerse a los africanos.

Los africanos han sido capaces de construir un estilo de juego directo y equilibrado gracias a Walid Regragui. El seleccionador es el artífice de esta gesta, al menos es la sensación que tienen los propios jugadores y personas encargadas de que la selección crezca. Marruecos ha establecido una maldición cuanto menos difícil para los grandes combinados.

El propio Luis Enrique reconoció que Marruecos se mereció pasar y alucinó con el dorsal número 8, tal y como reconoció en la rueda de prensa posterior: “¿De dónde sale ese muchacho?”. Ahora, los jugadores afrontan uno de los mercados de invierno más tentadores de la historia del fútbol, algo que puede llegar a recordar lo que sucedió con el Leicester de Ranieri.