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Qué noche la de aquel día

Andres Iniesta a su llegada Sudáfrica
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El regreso de la selección española de fútbol al Soccer City de Johannesburgo, donde disputará el próximo día 19 un partido amistoso contra Sudáfrica, ha hecho revivir las emociones de la final del Mundial de 2010, que sigue grabada con letras de oro en la historia de la ciudad.

El cuartel general de la Selección, en Pochefstroom. Tranquilidad de campus universitario; los jugadores, alejados del mundanal ruido, sólo agitados por la pasión de los surafricanos y trampolín hacia la gloria... Que el 16 de junio se tambaleó. Era importante comenzar el Mundial con buen pie. El grupo de España, el H, no era complicado y la campeona de Europa partía favorita en todas las apuestas. Primera cita, en Durban. Minuto 52, Gelson Fernandes bate a Casillas. «La Roja» acelera, pero no llega al empate. Desolación, después de disparar a puerta en 24 ocasiones –sólo tiraron ocho veces los suizos– y de establecer una posesión del 63 por ciento. Inaudito. Hubo palos y los señalados fueron Del Bosque y Busquets. El anterior seleccionador, Luis Aragonés, criticó en LA RAZÓN el doble pivote. No le gustó «su» equipo. Al día siguiente, Del Bosque dio explicaciones, no perdía la confianza y apoyaba a Busquets al mil por ciento. Desde Inglaterra lanzaban dardos envenenados: «Los suizos matan a Bambi» («The Guardian»). Insinúan los tabloides ingleses que Sara Carbonero, detrás de la portería española, distrajo a Casillas... Las barbaridades duraron menos que las mentiras.

La segunda cita, con Honduras, en el Ellis Park de Johannesburgo. Dos goles de Villa, 56 por ciento de posesión, 22 disparos. La Selección recupera color y credibilidad, que confirma con una ajustada victoria, como todas las suyas, frente a Chile en Pretoria: 2-1. Villa e Iniesta lograron el 2-0 y Rodrigo Millar el 2-1. El equipo de Del Bosque, otra vez superior, con el 59 por ciento de posesión, una máxima.

Primera en la fase de grupos, el borrón ante Suiza se diluía con las mejores sensaciones: un estilo único, un fútbol superior y un control casi absoluto. Pero había que pasar de octavos, donde esperaba Portugal con Cristiano. Diecinueve veces chutó España a portería y sólo hizo el gol de Villa (min 63). Paso importante adelante.

El cruce en cuartos, con Paraguay, se antojaba menos complicado; pero el equipo del Tata Martino no estuvo por dar facilidades. Se consumó el pase a semifinales con un escueto 1-0, gol de Villa (min 83), naturalmente, en la segunda visita española a Ellis Park. Ësa fue la conclusión; en la historia quedaron el penalti que Casillas detuvo a Cardozo, porque Reina le indicó hacia qué lado tenía que tirarse, el que tuvo que repetir Xabi Alonso, que despejó Villar y que derribó a Cesc sin que se señalara otra pena máxima, el 60 por ciento de posesión y los 16 disparos a puerta.

En semifinales esperaba Alemania en Durban, donde España perdió el primer partido contra Suiza. La cita parecía una final anticipada. Coincidían los dos conjuntos que mejor jugaban; el de Löw goleó 4-0 a la Argentina de Maradona, a quien se le fue la fuerza por la boca. Criticaba a España por su escasa rentabilidad goleadora y sugirió porterías más grandes para favorecerla... Del Bosque le contestó «sin acritud»: «Maradona es un tío majo; pero un poco pesado».

Los españoles dominaron el partido, 52-48 en la posesión; dispararon 13 veces a portería, por cinco los alemanes, y sólo Puyol pudo batir a Neuer. Fue un encuentro de alta escuela; pero lo mejor estaba por venir: la final en el Soccer City de Johannesburgo.

Holanda llegó invicta, poderosa y con las estadísticas de selección que más faltas cometía a rebosar... Arbitraba Howard Webb, quien al término de la batalla reconoció haber pasado las peores dos horas de su vida. Su esposa no se explicaba que hubiese pitado el partido por antonomasia: «Si en casa no manda nada», dijo. Los «oranje» sacudieron de lo lindo, hicieron 28 faltas, algunas tan ignominiosas como la de De Jong a Xabi Alonso: aquella patada en el pecho. «A España sólo se le puede jugar duro», dijo el centrocampista del City al finalizar. Van Marwijk había aleccionado a sus jugadores, contaba quizá con la complicidad del árbitro, mas no con las dos paradas de Casillas a Robben –una, antológica– ni con el gol de Iniesta en la prórroga.

Nadie discutió el triunfo español. La Selección marcó 8 goles y recibió 2; le hicieron 134 faltas en 7 partidos y fue la que menos infracciones cometió. Contrastaba con el abrumador, espectacular y alabado mundialmente éxito de «La Roja», la decepción de Francia, guiada por Domenech, y la de Italia, con Lippi. Vicente del Bosque se convirtió en un personaje histórico y su equipo, en leyenda, por estilo, raza, paciencia, coraje y... fútbol de otra dimensión. Era el 11 de julio del año 2010. España, campeona del mundo. Gol de Iniesta en el minuto 116.