Fútbol
Los otros fichajes del Real Madrid que llegaron el último día del mercado: Ronaldo, Ramos, Bale, Modric...
Florentino Pérez es un corredor de fondo en verano, un especialista en contratar a grandes futbolistas cuando el plazo está a punto de cerrarse
Si, como decía Juanito, noventa minutos en el Bernabéu eran «molto longos» para los rivales del Real Madrid en las míticas remontadas europeas de los ochenta, también es muy largo el mercado de fichajes cuando Florentino Pérez tiene un objetivo. El presidente del Real Madrid es un corredor de fondo durante el verano y ha convertido en un arte el saber dejar pasar los días para entrar en acción cuando el cierre del plazo se aproxima.
Reconoció en «El Chiringuito que cuando los aficionados se lo encontraban por la calle y le pedían el fichaje de Mbappé el respondía: «Tranquilos». Estas operaciones tan complicadas por la dimensión del jugador y la cantidad de dinero que se pone en movimiento necesitan tiempo, y las prisas no son otra cosa que un signo de debilidad. Si algo tenía claro el presidente blanco desde hace meses es que si el francés llegaba finalmente a Chamartín sería muy cerca del cierre del periodo de traspasos.
Tenían que suceder muchas cosas antes que, en realidad, han ido pasando: desde la salida de Sergio Ramos y Varane del Real Madrid hasta la llegada de Leo Messi al Parque de los Príncipes. Esas fichas del dominó debían empezar a caer para mover las siguientes y Florentino quiso esperar para lanzar su oferta en el momento adecuado. Así, teniendo paciencia, es como ha fichado a la mayoría de los grandes futbolistas que han vestido de blanco durante sus mandatos. Desde Ronaldo Nazario en 2002 hasta Gareth Bale en 2013, son muchos los que firmaron con el Real Madrid con el mes de agosto ya terminado y alguna jornada de Liga consumida. Siempre hay partido hasta el último minuto con el club blanco de por medio en estos casos y hasta el cierre definitivo esta noche todo es posible.
Justo cuando empezaba septiembre de 2002 llegó Ronaldo Nazario al Bernabéu, después de un verano en el que ganó el Mundial de Corea y Japón con Brasil. No era fácil sacarlo del Inter de Milán en esos momentos, pero dejar pasar los días fue haciendo posible el fichaje. A José María del Nido también le costó decir sí al traspaso de Sergio Ramos y hasta el 1 de septiembre no se produjo la llegada de un futbolista que diez años después ya era un mito del club. Luka Modric tuvo que dejar claro al Tottenham que quería jugar en el Madrid en el verano de su fichaje y hasta el 27 de agosto de 2012 no pudo presentarse en un caluroso día. Y lo mismo Bale, que apretó a la directiva del club londinense para que lo dejaran salir rumbo a su sueño. En todos esos escenarios se movió Florentino al filo del cierre del mercado, haciendo posible lo que parecía muy complicado.
Son fichajes que necesitan tiempo para que todos los actores tengan el escenario adecuado para dar el paso. Los clubes vendedores saben que pierden futbolistas importantísimos y necesitan ponerse duros de cara a la afición que les va a pasar las cuentas si se echa de menos a la estrella traspasada. No se pueden cerrar estos acuerdos en un día, porque además son contratos para muchas temporadas y que cambian el panorama de poder del fútbol mundial.
El Real Madrid podría esperar unos meses y firmar al delantero francés a coste cero (aunque esto nunca es así por las primas de fichaje y las comisiones), pero quiere dar un golpe de efecto ante la invasión de los clubes-estado. Empresas poderosas, con dinero inyectado desde fuera y con las que es cada vez más complicado competir. El Madrid tiene de su lado el prestigio del escudo, que hace que los futbolistas, más allá del dinero, quieran ir allí para ser parte de esa gran historia.
Pogba ya dijo que su sueño era jugar en el Madrid cuando Zidane le guiñaba el ojo desde Valdebebas. Y Mbappé no renueva en París porque en sus planes está vestir de blanco. Mientras, Florentino espera, para ganar en el último minuto.
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