Opinión
Mbappé y Haaland, dos por el precio de uno
Su llegada será una jugada maestra de Florentino Pérez. El precio del extremo galo el pasado 31 de agosto es lo que le van a costar al Madrid las dos estrellas
Es evidente que el club que mejor ha soportado financiera y deportivamente el apocalipsis provocado por el virus chino ha sido el Real Madrid. Porque si bien es cierto que los clubes-Estado, caso del City y del PSG, son eficaces a la hora de fichar -poderoso caballero es don dinero-, no lo es menos que no resultan tan resolutivos a la hora de conformar plantillas. Que a primera vista puede parecer lo mismo pero no lo es. Especialmente sangrante es el caso de los parisinos que, pese a contar en sus filas con Messi, Mbappé y Neymar, no paran de hacer el ridículo como hace siete días cuando cayeron en la Copa de Francia frente a un Niza que, por mucho que vaya tercero en la Ligue 1, en España figuraría en la parte baja de la tabla de Primera o tal vez en la alta de Segunda. A PSG y Newcastle, el City con Guardiola ya es otra historia, les queda un mundo para ser entidades serias futbolísticamente hablando. La filosofía de club no se adquiere de la noche a la mañana. Y menos en un fútbol que es la ciencia más inexacta del mundo. El expertise que atesoran Madrid, Barça, Bayern, Juventus o United cuesta años conseguirlo, más que nada, porque es algo que se ha transmitido de generación en generación durante décadas. El dinero ayuda a alcanzar la felicidad, pero en el deporte rey no es garantía de éxito inmediato sino más bien lo contrario.
Nuestro particular Rey Midas, Florentino Pérez, está en el mejor momento de los casi 19 años que lleva al frente del Real Madrid. Entre otras cosas, porque ha aprendido de los errores cometidos en esa primera etapa en la que se inundó el plantel de megaestrellas, pero no se consiguió conformar un equipo. Hasta 2002 todo iba bien con Figo y Zidane, de hecho, aquel mayo se conquistó la Novena en el lluvioso partido de Hampden Park, volea del 5 madridista mediante. Todo comenzó a descuajeringarse con el aterrizaje de Ronaldo Nazário aquel verano y con el de David Beckham en 2003. Seguramente era el mejor colectivo de todos los tiempos, pero había demasiados egos metidos en la misma cesta. Gestionarlos era física y metafísicamente imposible. Y no se ganó nada relevante. Por eso la era Cristiano fue mágica, porque ninguno de sus compañeros era un número 1 porque todos jugaban por y para él.
Ahora el conjunto no es ni de lejos el mejor del continente, pero sí hay un grupo cohesionado con una meta común: meterse en el bolsillo Liga y Champions. Con todo, lo mejor está por venir. El estadio que se inaugurará dentro de diez meses será el más bestia en todos los conceptos que se haya edificado jamás en el mundo. La semillita de un Real Madrid eterno, la garantía de éxito de aquí a 50 años vista. Algo similar a lo que hizo don Santiago Bernabéu en los años 40 levantando de la nada, con no pocos sobresaltos, y en medio de un mar de incomprensión, el mejor coliseo de la época. Pero lo mejor no será ese nuevo campo con forma de platillo volante. No. Lo que de verdad invita al optimismo son, para variar, los jugadores: puedo afirmar y afirmo que los merengues tienen prácticamente cerrado algo más que el fichaje de Kylian Mbappé. Ese algo más se llama Erling Haaland, a mi juicio el futbolista con más potencial de la actualidad, por encima incluso del parisino si le respetan las lesiones. Lo del 10 de la selección francesa está hecho y requetehecho salvo que la madre, Fayza, se vuelva loca con la prima de fichaje. Dicen que exige 150 millones, lo cual sentaría un peligroso precedente, ya que dará igual que un pelotero llegue libre o no. Pero atado, lo que se dice atado con el chaval, está atado desde hace meses. Y lo de Haaland está igualmente cerrado con el interesado que, al fin y al cabo, es el que tendrá la última palabra por mucho que intenten poner el cazo papá Alf-Inge o el pizzero Raiola. Que los dos terminarán en España, y salvo sorpresas, en el Madrid, lo demuestra el hecho de que llevan dos años aprendiendo español a marchas forzadas. Uno no se pone a estudiar compulsivamente la lengua de Cervantes si no es porque se va a vivir a España o a Iberoamérica. Con todo, lo mejor es que se va a tratar de una nueva jugada maestra empresarial de Florentino Pérez. Lo de Mbappé saldrá por ciento y pico millones, lo de Haaland por los 75 de la cláusula más comisiones. Es decir, poco más que lo que iba a astillar la Casa Blanca el 31 de agosto sólo por el extremo galo. En resumidas cuentas, un dos por el precio de uno.
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