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Mbappé: “Juego en uno de los mejores equipos del mundo y luego ya veremos”

Decidió el partido y su actuación deja contentos a los dos equipos, al que le paga y al que espera

Mbappé celebra el gol de la victoria del PSG
Mbappé celebra el gol de la victoria del PSGBENOIT TESSIERREUTERS

Es muy difícil que un futbolista deje contentos a los dos equipos en el mismo partido, pero Kylian Mbappé estuvo cerca de conseguirlo si es que no lo consiguió. Cumplió con el equipo que le paga, el PSG, hasta el punto de ser el mejor del partido, el jugador decisivo y el que con su sola presencia hacía temblar a toda la defensa del Real Madrid.

Su partido hubiera sido más sencillo si no hubiera tenido enfrente a Courtois. El portero del Madrid le sacó un mano a mano en la primera parte y un remate abajo, muy complicado, en la segunda. Y cuando, poco después, Carvajal le hizo penalti, el belga volvió a aparecer, pero esta vez para detener el lanzamiento de Messi desde los once metros.

El penalti se lo había inventado Mbappé, que se adelantó la pelota e hizo picar al lateral madridista porque no había forma de que llegara antes de que el balón se escapara por la línea de fondo.

Mbappé es la estrella de las estrellas del PSG. Muy por encima de Messi, que es más el recuerdo de lo que fue de lo que es. La calidad no se pierde, pero ya no es el mejor jugador del mundo. Ni siquiera, el mejor de su equipo. Y Neymar reapareció en la segunda mitad después de una lesión.

Kylian brilla más que nadie y aún le quedan fuerzas para correr en los últimos minutos hasta la línea de fondo y dar un pase atrás a la espera de que llegara para empujarla un compañero que nunca llegó. Y para llegar al descuento en condiciones de decidir el partido. Atravesó los cuerpos de Lucas Vázquez y de Militao para quedarse en posición de disparo y superar a Courtois con un remate entre las piernas.

Complicó la vida al Real Madrid para seguir vivo en Europa, pero al mismo tiempo le dio esperanzas para e l futuro, para lo que pueda llegar a partir del 1 de julio. El partido del Parque de los Príncipes es la confirmación de que el francés es uno de los futbolistas más decisivos del mundo en este momento. El cambio de guardia ya es una realidad. Messi y Cristiano dejan paso a Kylian y a los que vengan. A Leo ni siquiera le queda la ilusión de disfrutar con su gente. Es un exiliado que cada día recuerda que está fuera de su casa, que se vio obligado a marchar cuando ya no quería, cuando ya sólo deseaba esperar a que llegara el momento de la jubilación rodeado de los suyos. Hoy manda Mbappé.

Y después del partido también es uno de los mejores. «Seguro que en este partido toda la gente hablará de mí. Es normal», asume. «Pero estoy concentrado en mi equipo. Estoy feliz de ser jugador del París y de dar el cien por cien para el club», asegura tratando de mantener el equilibrio entre el presente y el futuro. «Yo sé que juego en uno de los mejores equipos del mundo y voy a dar el cien por cien durante toda la temporada y después vemos», decía en un perfecto español después de negar varias veces con una sonrisa que ya haya decidido dónde jugará la próxima temporada.