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Fútbol

Tomás Roncero: "El Real Madrid es un equipo vulgar"

El equipo de Xabi Alonso empató contra el Girona en un partido en el que volvió a mostrar carencia de fútbol

Vinicius, en el Girona - Real Madrid AFP7 vía Europa PressEUROPAPRESS

El empate en Montilivi dejó una consecuencia inmediata: el Real Madrid perdió el liderato de LaLiga en una tarde que volvió a poner en evidencia sus carencias futbolísticas. Era el tercer encuentro consecutivo sin victoria y el primero en el que la sensación de estancamiento se hizo tan evidente que incluso las voces externas, como la del periodista Tomás Roncero, resumieron el estado anímico del madridismo con una dureza pocas veces escuchada: “El Madrid es un equipo tan vulgar”, “sin pasión”, “sin fútbol”, “juega horrible”, “chavales salidos de gimnasio sin calidad”.

El tropiezo en Girona reforzó esa impresión. El Madrid sumó su tercer empate seguido y cedió el primer puesto a un Barcelona que había cumplido el día anterior. En Montilivi volvió a repetirse un patrón ya conocido: una actuación discreta, sin continuidad ni fluidez, marcada por una falta de movilidad que dejó al equipo atrapado en ataques previsibles y sin desequilibrio. La segunda línea, llamada a complementar a Mbappé y Vinicius, volvió a quedarse corta tanto en presencia como en impacto.

El Girona, en cambio, se movió con más convicción y mostró desde el inicio una valentía que incomodó al equipo de Xabi Alonso. Tsygankov, Vanat y Ounahi fueron una amenaza constante, obligando al Madrid a protegerse con más esfuerzo del habitual. En ese contexto, Courtois volvió a ser determinante, manteniendo con vida al equipo en momentos clave, especialmente en el mano a mano frente a Vanat.

El partido pareció cambiar de rumbo cuando Mbappé empujó un balón a la red, pero la revisión del VAR por una mano previa del francés anuló el gol. El gesto del delantero, que ya celebraba el 0-1, quedó congelado en una imagen que precedió al golpe más duro: casi en la jugada siguiente, Ounahi enganchó un derechazo impecable que supuso el 1-0 y alimentó la euforia de Montilivi. El Madrid, que había insinuado una ligera mejoría, se marchó al descanso sin tanto y con un signo más de frustración.

La segunda parte no cambió demasiado el escenario. Alonso buscó corregir desajustes, pero el equipo siguió atascado, con dificultades para imponerse en campo rival y sin ritmo en la circulación. Vinicius apareció con más frecuencia, aunque su gol fue anulado por fuera de juego, y el Madrid solo encontró alivio cuando una acción individual del brasileño derivó en un penalti que Mbappé convirtió para firmar el empate.

La reacción posterior fue más impulsiva que ordenada. Rodrygo entró para añadir energía y reclamó un penalti que no fue señalado, una acción que elevó las protestas y que encajó en esa sensación general de impotencia del equipo. Mientras tanto, el Girona se preparó para resistir e incluso dispuso de oportunidades claras para hacer el segundo, especialmente con Joel Roca y Vitor Reis.

El Madrid, obligado por la clasificación y por sus propias urgencias, terminó encerrando al Girona, pero ni siquiera así logró modificar el desenlace. Mbappé falló la última ocasión clara del partido y Alonso terminó de rodillas en la banda, una imagen elocuente de un equipo incapaz de traducir sus esfuerzos en victorias. Los 33 puntos con los que se fueron de Montilivi quedaron como un recordatorio de que este Madrid, ahora bajo sospecha, no está encontrando su mejor versión.

Con el liderato ya fuera de su alcance inmediato y con las críticas aumentando, la frase de Roncero resonó como un diagnóstico crudo pero sintomático: “El Madrid es un equipo tan vulgar”. El equipo tendrá que demostrar pronto que no lo es.