F. C. Barcelona
Un mordisco de campeón
Luis Suárez, que empezó la temporada sancionado, da la quinta
Cuando Messi regateó hacia la izquierda y movió la pierna para tirar, Luis Suárez, que había estado esperando el pase cerca del área, corrió hacia la portería, con el instinto del delantero centro. Disparó Messi, despejó mal Buffon y hacia el balón fueron con el alma en la boca Rakitic y el uruguayo, que llegó antes. Remató a puerta vacía, marcó, saltó la valla de publicidad y celebró el tanto sobre el escudo del Barcelona en uno de los fondos del estadio de Berlín. Valía una «Champions» y redondeaba un año fantástico para el delantero, que no ha necesitado tiempo de aclimatación para ser decisivo.
Costó 83 millones y, a diferencia de lo que ocurrió con Neymar, esta vez el Barcelona no recurrió a trucos financieros para ocultar su precio. Quería un delantero e iba a pagar lo que costase, aunque no pudiese jugar los primeros encuentros por la sanción que sufrió en el Mundial.
Luis Suárez no se encontró ayer con Chiellini, a quien mordió en Brasil. Fue castigado cuatro meses sin poder jugar al fútbol y durante parte de ese tiempo estuvo encerrado en su casa, con las persianas bajadas, sin saber cuál iba a ser su futuro, sin ver la luz en el túnel. Todos sabían que era un delantero magnífico, pero también reincidente en sus mordiscos. Su fichaje entrañaba peligro.
El Barcelona apostó por él. Y sin el gol de ayer ya se podía dar por satisfecho con su papel. El tanto en Berlín es la guinda. También marcó al Real Madrid en el partido que decidió la Liga, en el Camp Nou, cuando los de Ancelotti mandaban con el balón, encerraban al Barcelona y veían más que factible la victoria. En un pase largo, Luis Suárez se metió entre los dos centrales y superó a un Casillas que se dejó caer, sin posibilidad de llegar a la pelota. Dio la victoria al Barça y dejó a los blancos a cuatro puntos que fueron excesivos.
Fue contra el Madrid, en el Bernabéu, el primer encuentro que jugó en la Liga española. No era el mejor Barça, aún en construcción, y tampoco el mejor Suárez, que sin embargo ya dejó algunos detalles interesantes: sabía moverse lejos del área, se daba la vuelta rápido y mezclaba bien con Neymar y Messi. Ése era en realidad el gran reto del uruguayo: los delanteros que habían convivido con Messi chocaban con él. Pero Luis Suárez se dejó el ego en Liverpool y Messi ha retrasado su posición. No chocan, son cómplices. Hasta esta temporada, Luis Suárez sólo había marcado un gol en la Liga de Campeones, cuando jugaba en el Ajax. Casi era un novato en la competición más importante, el escaparate para los grandes futbolistas. Siete ha marcado en este curso. Alguno de ellos magníficos, como los que hizo en París, frente al PSG.
Lejos queda el Mundial de Brasil, que el fútbol va muy rápido. Ahora los únicos mordiscos que da Luis Suárez son metáforicos.
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